Capítulo 16

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Después de que Wade se marchara del despacho, recogí mis cosas, me fui a casa y desperté a éstas para una sesión de despotricar mañanera. Es decir, seguir bebiendo para "mejorar" la resaca y ponerle a parir. Bueno, menos Toria, que me llamo gilipollas por no haber aprovechado el momento y haberlo hecho. Pero en fin, ella en su trabajo no puede ver cuerpos semidesnudos sudorosos, al contrario que Beth y yo, que ya estamos acostumbradas. Nos cogimos otra cogorza que nos pasamos el día tiradas en el suelo y medio muertas. A este paso como pasen más días aquí, voy a acabar en alcohólicos anónimos.

Los tres días siguientes pasaron con normalidad, yo iba por las mañanas al gimnasio y las tardes y noches estaba con las terremotos. Sobre todo vimos reposiciones de series viejas, alguna vez de compras y un día intentamos salir a correr pero vimos una cafetería que tenía muy buena pinta y con el dinero de emergencias que siempre sacábamos, nos tomamos uno de los mejores cafés de mi vida. En fin con ellas me volvía una vaga, pero tan poco es el tiempo que las tres nos reuníamos en persona, que no me apetecía desperdiciarlo. Por eso decidimos que la noche antes de que se marchasen, saldríamos a celebrarlo a las mejores discotecas de la ciudad.

La casa se volvió un caos, la música discotequera sonaba a todo volumen para irnos animando, la planta de arriba estaba llena de ropa revuelta que nos probábamos y cuando alguna decía que hacia culo o algo por el estilo nos la quitábamos en el momento. Al final acabamos todas con minivestidos ajustados, Toria en negro, Beth en rosa y yo en rojo. Todo como complementado con unos taconazos y unos mini bolsos donde cabía lo mínimo para sobrevivir. No nos maquillamos mucho, sobre todo porque se nos había hecho tardísimo. Así que nos dejamos el pelo al natural, un poco de rímel y pintalabios y salimos en busca de un taxi. Porque conociéndonos no acabaríamos como para conducir.

La primera discoteca era como todas. Un lugar grande, atestado, con poca iluminación, música que no te deja casi ni escuchar tus propios pensamientos y con olor a humanidad. Pedimos tres copas de champán para iniciar la noche y después de tomarlas, nos fuimos al medio de la multitud a bailar. Y como en todas discotecas siempre están los típicos chulos que se piensas que solo por estar en una discoteca un grupo de tías solas ya han salido buscando tema y esos son los más fáciles de reconocer. Se acercan con andares chulescos y sin preguntarte algo, se te acercan a restregar cebolleta como si fueses una desesperada por cocaína o el último bolso de Chanel que ha salido. Además no se van ni con una mirada de asco, eres tú la que te vas o le das. Pero en fin, cuando has espantado a uno, los demás buitres que estaban esperando su turno se dan cuenta de que su ego saldría maltrecho y se van en busca de su próxima presa.

Cuando la música ya empezaba a ser repetitiva, porque ya se sabe que las discotecas parecen que solo saben poner x canciones, nos fuimos a otra que siempre he oído hablar muy bien de ella, pero claro, yo sola no pienso ir.

Esta estaba mejor, más amplia y olía decentemente. Y por lo que parecía iba gente con más clase. Tuvimos suerte de pillar unos sofás que había en los laterales.

-¿Ese de allí no es...

-¡Lo es! - interrumpió Toria a Beth - Que bueno está el jodido y en su última película casi se me funden las bragas...

-Y no me extraña, ya podía ser boxeador en la vida real... - dije -, yo le admitiría encantada, hasta le haría unas clases privadas - reí.

-O jugador de fútbol - no me importaría tener que perseguirle y reunirme con él en privado - Indicó Beth.

-Que no fuese cocinero, porque el gorro la quedaría un poco raro y no es que pudiese cocinar desnudo en el restaurante - suspiró Toria.

-Chica, elegiste mal el trabajo - dijo la morena - mientras que nosotras estamos rodeadas de macizorros, tú estás rodeada de gente frenética corriendo por la cocina con un pepino en la mano, de lo más excitante...-

-Ya, ¡pero yo conozco a Jason Statham y tú no! - dijo con ganas.

-¡Siempre me dices lo mismo! - grito la Beth.

-Y lo seguí...

-Chicas... - intente que me escuchasen mientras miraba fijamente la pista de baile.

-...ré diciéndolo - río la rubia.

-¡Chicas! - esta vez ya me hicieron más caso.

-¿Qué? -contestaron al unísono.

-Mirad la pista.

Y allí estaba, Wade. Y por supuesto rodeado de chicas. Llevaba una camisa blanca con las mangas recogidas que le marcaban en los sitios idóneos, con unos vaqueros desgastados. Se veía como un dios.

-Sí que está rodeado - dijo la rubia -, y parecen tan desesperadas - rio.

O sea, que mucho querer intentase algo conmigo y a los pocos días está rodeado de niñatas y no es que se le vea muy descontento. Al contrario, se le veía la cara de disfrute, al muy gilipollas.

-¿No se supone que os hacíais pasar por pareja?- pregunto Toria.

-Sí, pero sólo delante de su madre y la barbie psicópata. Y por mi puede hacer lo que le salga de la p...

-¡Eso no te lo crees ni tú! - me acuso Beth - estas pillada, sino no te harías pasar por su novia por una estupidez de acuerdo. ¡Es tu gimnasio y seguirlas haciendo lo que te dé la gana en él y si alguien se opusiera, le mandarías a tomar vientos! ¡Ni te hubieras cogido tales borracheras el primer día...!

-¡Eso! - secundo la rubia.

-No, solo... Es raro, tiene algo irresistible...

-El culo.

-Su torso.

-Esa sonrisa y esos ojos negros...

-Sus manos.

-Su culo....

-¡Eso ya lo has dicho! - la acuso la morena a la rubia.

-Ya, pero es que ese culo...- suspiro.

-¡Podéis dejarlo! Ya sé que está muy bueno, joder, tengo ojos. - las interrumpí su diatriba.

-¿Y piensas hacer algo? - ambas me miraron.

-¡SÍ!

-¿Qué? - dijeron curiosas.

-¡Ir a bailar! - dije terminando de un trago el resto de mi bebida.

Soy Tuya ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora