Sky Lestrange, malvada, malcriada y molestosa

Trabajo en Hogwarts y la fiesta

CAP 17: Trabajo en Hogwarts y la fiesta

PVO Sky

El primer día no fue nada del otro mundo, bueno según Elena mis ojos se abrían al igual que los ojos de los niños de primero porque eso de la selección de casa era algo muy genial, osea un sombrero parlante que te leía tus secretos mejor guardados y decidía en donde pertenecía tu corazón, esa valentía de los leones, la astucia de las serpientes, el trabajo duro de los tejones y la sabiduría de las águilas, pero eso no quiere decir que una serpiente no sea inteligente solo que sobresale su forma de ser venenosa. Luego del aburrido discurso de Snape donde explicó todos los cambios impuestos por el nuevo ministro, presentó a los nuevos profesores y por supuesto a nosotras con Elena, la cara de los Gryffindor sobre todo de esa pelirroja Weasley con Longbottom era todo un poema digno de tomar una fotografía, pero yo no vine a Hogwarts a hacer maltratos a los traidores o sangres sucias porque para eso estaban los matones de Draco que sí vinieron a Hogwarts como Crabbe, Goyle y Zabini, no, yo vine a Hogwarts a cuidar a esos mocosos pero es por un bien común, mejor dicho por mi propio bien, para salvar lo que los muggles llaman alma y por Fred, así es esto lo haré por Weasley.

A pesar de todo, debía mostrarme dura con los chicos sobre todo frente a las serpientes y los profesores, tan solo llevo una semana y estoy que renuncio a este trabajo, porque debo admitir la verdad, mi corazón no es de piedra y ver cómo trataban a los niños, nunca pensé que serían tan drásticos pues cuando un muchacho hace algo indebido los profesores deben llevarlos al castigo con nosotras pero por ahora los Carrow nos enseñan cómo debemos tratarlos, es algo sin corazón lo que hacen.

La maldición cruciatus es solo para fuertes pero ahora todos los alumnos desde quinto debe realizarla y saber cómo usarla, pero ¿quiénes son los títeres de prueba? Nada más ni nada menos que los de mal comportamiento, para mi mala suerte me tocó vigilar la sala de castigos de Amycus donde estaban Goyle demostrando sus dotes de Artes Oscuras en nada más ni nada menos que Ginny Weasley, al finalizar cuando la chica comenzó a chillar los dos rieron como idiotas y se marcharon, dejándome a cargo de la pelirroja.

- Toma bebe esto -le alcancé un frasco con una poción.

- ¿Cómo sé que no es un veneno para hacerme sufrir más? -me dijo con ese tono desafiante lleno de valentía.

- Porque debes confiar en mí, simplemente eso. Si quieres aliviar ese dolor pues tomarás la poción sino sigue sufriendo -le respondí con mi típico tono arrastrando las palabras.

-- Qué más da -dijo alzándose de hombros y bebiendo la poción que había dejado a su lado, pude ver como al instante su cara mejoró- Gracias Lestrange.

- No hay nada que agradecer Weasley, esto queda entre tú y yo, bueno no creo que alguien te crea si le contaras y tampoco quiero perder mi trabajo, solo intenta no meterte en líos porque Elena es más mala que yo -le dije y luego me marché dejándola sorprendida.

Así es, Sky Bellatrix Lestrange ayudó a alguien, no cualquier persona sino que a una Weasley, bueno se lo debía a Fred luego de partirle el corazón. Los días en Hogwarts siguieron así, con niños torturados, gritos desgarradores y miradas ácidas, pues cada vez que los preferidos -Crabbe y Goyle- se iban junto con algún Carrow los niños me miraban con rabia como si fuera mi culpa, algunos no me dejaban acercarme a ellos para ayudar, pero eso es algo que me he ganado con solo llevar este apellido y claro está, la marca tenebrosa en mi brazo.

- Por favor muchacho, estás terrible, si Madame Pomfrey no te revisa pronto se te infectarán esas heridas -le rogaba a un niño de tercero que había sufrido una emboscada de las serpientes por ser sangre sucia.