Capítulo 25

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Melody

Las puertas del elevador se abrieron y me abrí paso hasta la oficina de mi esposa la cual estaba de espaldas a mí hablando con su nueva secretaria. Cubrí sus ojos y contuve una pequeña risa porque su primer movimiento fue tomar mis manos para acariciarlas.

- Mel. - Noté como una sonrisa crecía en su boca y quite mis manos para que se diera vuelta. - ¿Qué haces aquí, cariño?

- Me pareció buena idea venir a comer con mi hermosa esposa. - Le sonreí y noté un leve sonrojo en su cara.

- Señora Hayes. - La secretaria nos hizo salir de nuestro mundo. - Aún le queda trabajo por hacer, lo siento. - La chica me miro algo mal y me hizo sentir incomoda, era linda y algo en ella no me traía buena espina.

- Lo hare luego, ven amor. - Ebony tomo mi mano y me llevo dentro de su oficina. Una vez dentro ella atrapo mis labios y sonreí levemente, a pesar de los años aun parecíamos las adolescentes que fuimos una vez. - ¿Te has tomado tu medicina?

- Si, tranquila. ¿Y tú?

- Estaba por hacerlo. - Me señalo la botella que estaba al lado del frasco de sus vitaminas.

- ¿No crees que es hora de volver a comer un poco de carne?

- No, estoy bien. - Ella me sonrió y yo suspire, nunca cambiaria sus convicciones. - Vamos a la cafetería, es día de tacos. - Si la jefa de una gran empresa almorzaba en la cafetería de su edificio junto a sus empleados, ¿Genial, no?

- Genial. - Ambas salíamos ante la mirada de todo el lugar, no estaba de más decir que soy bastante insegura con respecto a todo en mi relación, Ebony siempre ha sido el crush de casi todo humano en este mundo incluso a su edad se veía estupenda sin quitar la gran persona que era.

- ¿Mel?

- Lo siento, ¿Qué decías? - Pregunte sentándome mientras ella habría una soda.

- ¿Cómo va todo con la casa de descanso? - Ella me brindo una cálida sonrisa.

- Estupendo, dentro de poco las inversiones del lugar aumentaran con la construcción del nuevo edificio además que los impuestos bajaran por el servicio comunitario que hacemos junto a los pacientes. - Yo sonreí, uno de mis sueños iba de maravilla. - No vas a creer lo que paso hoy, - Ella alzo una ceja. - hoy buscábamos a un nuevo vacante como psicólogo y llego este chico Cameron Norris.

- ¿Él que tenía un crush contigo? - Su cejo se frunció.

- No tenía un crush conmigo, solo fue uno de mis primeros pacientes y él siempre se mostró bastante agradecido.

- Eres muy inocente, nunca te diste cuenta de mi crush contigo. - Ella siguió con el tema y suspire.

- Era diferente, podías y puedes tener a cualquier persona. - Baje la mirada mientras comía mi taco.

- Tú no te quedabas atrás, por cierto a la única persona que siempre me intereso tener a mi lado fue a ti. Fuiste mi primer amor. - Murmuro y yo me sorprendí un poco, nunca me lo había dicho.

- Pero tú habías tenido otras relaciones. - Ebony se encogió de hombros.

- Tu primer amor no es la primera persona que te gusta, es esa persona que amas de verdad. - Ella tomo mi mano sobre la mesa sonriéndome. - Apenas te vi sabía que estaba perdida, estaba enamorada de ti y nunca había sentido algo así.

- Me molesta que seas así. - Frunció el ceño. - Es solo que cualquier cosa que pueda decirte sonara tan vacío cuando salga de mi boca luego de tus palabras.

- Oh, no seas idiota. - Rio levemente. - Eres maravillosa. - Ambas terminamos de comer y botamos la basura en los distintos basureros de reciclaje que habían. - Por cierto, Marcus me ha llamado. - Yo la mire esperando lo que tenía que decir. - Beatrice está embarazada.

- ¿Cómo?

- Eso, se lo ha dicho la madre de Beatrice porque ella no quería comentárselo. - Ebony se encogió de hombros. - Está volando de regreso porque pudo resolver todo en el conservatorio de Nueva York y le convencerá de vivir allá.

- ¿Voy a ser abuela? - Pregunte impactada.

- Eso supongo, al menos tendremos un nieto considerando que Violet está explorando todo en la universidad.

- No me sorprende, se veía venir. - Moleste a nuestra hija y Ebony rio. - Hablo en serio.

- Tuvo un novio.

- Era gay. - Insistí.

- No por tener buen gusto en la moda y ser algo delicado lo hace gay.

- No, pero dejar a nuestra hija por un chico sí. - Ella rio levemente. - Además a Violet no pareció afectarle tanto como esperábamos.

- Quizás eran una farsa, ya sabes cómo son estos chicos de hoy.

- Lo sé perfectamente. - Le sonreí y ella chasqueo la lengua.

- Cierto. Debo volver a terminar el papeleo, nos vemos luego. - Ella beso mis labios antes de correr al ascensor, sentí una mirada en nosotras. Era la secretaria de mi esposa que nos miraba con una cara de pocos amigos, raro.


Dulces Labios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora