Melody
Las puertas del elevador se abrieron y me abrí paso hasta la oficina de mi esposa la cual estaba de espaldas a mí hablando con su nueva secretaria. Cubrí sus ojos y contuve una pequeña risa porque su primer movimiento fue tomar mis manos para acariciarlas.
- Mel. - Noté como una sonrisa crecía en su boca y quite mis manos para que se diera vuelta. - ¿Qué haces aquí, cariño?
- Me pareció buena idea venir a comer con mi hermosa esposa. - Le sonreí y noté un leve sonrojo en su cara.
- Señora Hayes. - La secretaria nos hizo salir de nuestro mundo. - Aún le queda trabajo por hacer, lo siento. - La chica me miro algo mal y me hizo sentir incomoda, era linda y algo en ella no me traía buena espina.
- Lo hare luego, ven amor. - Ebony tomo mi mano y me llevo dentro de su oficina. Una vez dentro ella atrapo mis labios y sonreí levemente, a pesar de los años aun parecíamos las adolescentes que fuimos una vez. - ¿Te has tomado tu medicina?
- Si, tranquila. ¿Y tú?
- Estaba por hacerlo. - Me señalo la botella que estaba al lado del frasco de sus vitaminas.
- ¿No crees que es hora de volver a comer un poco de carne?
- No, estoy bien. - Ella me sonrió y yo suspire, nunca cambiaria sus convicciones. - Vamos a la cafetería, es día de tacos. - Si la jefa de una gran empresa almorzaba en la cafetería de su edificio junto a sus empleados, ¿Genial, no?
- Genial. - Ambas salíamos ante la mirada de todo el lugar, no estaba de más decir que soy bastante insegura con respecto a todo en mi relación, Ebony siempre ha sido el crush de casi todo humano en este mundo incluso a su edad se veía estupenda sin quitar la gran persona que era.
- ¿Mel?
- Lo siento, ¿Qué decías? - Pregunte sentándome mientras ella habría una soda.
- ¿Cómo va todo con la casa de descanso? - Ella me brindo una cálida sonrisa.
- Estupendo, dentro de poco las inversiones del lugar aumentaran con la construcción del nuevo edificio además que los impuestos bajaran por el servicio comunitario que hacemos junto a los pacientes. - Yo sonreí, uno de mis sueños iba de maravilla. - No vas a creer lo que paso hoy, - Ella alzo una ceja. - hoy buscábamos a un nuevo vacante como psicólogo y llego este chico Cameron Norris.
- ¿Él que tenía un crush contigo? - Su cejo se frunció.
- No tenía un crush conmigo, solo fue uno de mis primeros pacientes y él siempre se mostró bastante agradecido.
- Eres muy inocente, nunca te diste cuenta de mi crush contigo. - Ella siguió con el tema y suspire.
- Era diferente, podías y puedes tener a cualquier persona. - Baje la mirada mientras comía mi taco.
- Tú no te quedabas atrás, por cierto a la única persona que siempre me intereso tener a mi lado fue a ti. Fuiste mi primer amor. - Murmuro y yo me sorprendí un poco, nunca me lo había dicho.
- Pero tú habías tenido otras relaciones. - Ebony se encogió de hombros.
- Tu primer amor no es la primera persona que te gusta, es esa persona que amas de verdad. - Ella tomo mi mano sobre la mesa sonriéndome. - Apenas te vi sabía que estaba perdida, estaba enamorada de ti y nunca había sentido algo así.
- Me molesta que seas así. - Frunció el ceño. - Es solo que cualquier cosa que pueda decirte sonara tan vacío cuando salga de mi boca luego de tus palabras.
- Oh, no seas idiota. - Rio levemente. - Eres maravillosa. - Ambas terminamos de comer y botamos la basura en los distintos basureros de reciclaje que habían. - Por cierto, Marcus me ha llamado. - Yo la mire esperando lo que tenía que decir. - Beatrice está embarazada.
- ¿Cómo?
- Eso, se lo ha dicho la madre de Beatrice porque ella no quería comentárselo. - Ebony se encogió de hombros. - Está volando de regreso porque pudo resolver todo en el conservatorio de Nueva York y le convencerá de vivir allá.
- ¿Voy a ser abuela? - Pregunte impactada.
- Eso supongo, al menos tendremos un nieto considerando que Violet está explorando todo en la universidad.
- No me sorprende, se veía venir. - Moleste a nuestra hija y Ebony rio. - Hablo en serio.
- Tuvo un novio.
- Era gay. - Insistí.
- No por tener buen gusto en la moda y ser algo delicado lo hace gay.
- No, pero dejar a nuestra hija por un chico sí. - Ella rio levemente. - Además a Violet no pareció afectarle tanto como esperábamos.
- Quizás eran una farsa, ya sabes cómo son estos chicos de hoy.
- Lo sé perfectamente. - Le sonreí y ella chasqueo la lengua.
- Cierto. Debo volver a terminar el papeleo, nos vemos luego. - Ella beso mis labios antes de correr al ascensor, sentí una mirada en nosotras. Era la secretaria de mi esposa que nos miraba con una cara de pocos amigos, raro.