¿Tienes miedo?

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*Lo miro detenidamente, el sostiene la mirada después de unos segundos le contestó*
-Esta bien, me quedare -, intento sonreír un poco, él se sonroja y baja la mirada.
-Bien... ¿quieres desayunar? Prepare omelette.
-Claro, - contesto-. ¿Desayunamos juntos y platicamos de cosas sin sentido pero de alguna manera son interesantes?
Él me dice, -cierra los ojos-. Los cierro cuando los abro, miro enfrente de mí un pastel con fresas que decía bienvenida a casa. - Yo lo prepare con mis propias manos, esta delicioso, te lo aseguro-. Antes de que le pregunte algo, el parte un pedazo y dice, -anda, pruébalo, que tendremos un día ocupado-.
-¿Tendremos? Si tendremos que ir de compras, ocupas ropa y útiles escolares. Mientras ponte esto espero que te guste lo compre esta mañana para ti. - abro la caja y es un lindo vestido color amarillo con un coqueto volado.
-Muchas gracias, esta hermoso.
-No es nada, anda, vístete que tenemos que salir ya.
-Ok!
Contesto me levanto y entro al cuarto, cuando salgo está el en la puerta esperándome.
-¿Lista?
-Sí.
-Te ves preciosa. -contesta el-. Vamos.
Pasamos todo el día comprando ropa el me ayudaba a elegir bonitos atuendos y seguía y seguía, aunque yo insistiera con que con dos blusas y un pantalón eran suficientes, de hecho, él tiene un excelente gusto en ropa. Nunca me imaginaria yo comprando ropa tan linda. Al finalizar terminamos en un cine.
-Ven, te invito a ver una peli. - me agarra de la mano y entramos a la sala. Es una película de terror, no da miedo, sino, risa. Cuando volteo a verlo a él, lo miro acorrucado en el sillón por el miedo que tenía.
-¿Tienes miedo? -le pregunto. El sólo asiente, yo me acerco y lo abrazo, está temblando-. Tranquilo, no es real, no tengas miedo. -poco a poco se calma y me mira a los ojos.
-Gracias por siempre estar cuando te necesito. -me besa. Al instante se separa y me dice -L-lo lamento, no sé qué me paso.
-Tranquilo, no pasa nada. -o al menos eso es lo que creo que digo porque apenas se me entienden mis palabras. Al terminar la película no nos dirigimos la palabra.
Al llegar a casa, bajo las bolsas, lo miro a los ojos y le digo, -Gracias por todo, buenas noches, ya dormiré-. Despierto en el cuarto, dormí sobre las bolsas, encuentro un uniforme sobre el buró con una nota que decía "buenos días, nos vamos a la escuela a las 7", veo el reloj y son las 6:40. Me alisto rápido, salgo justo a tiempo, no hablamos en todo el camino.
-¿Oye, olvidemos lo que paso ayer, está bien? -dije al llegar.
El recarga su cabeza en mi hombro y dice, -yo no quiero olvidar, fue lo mejor que me pudo pasar pero estoy un poco confundido... nada importante, no te preocupes, está bien.- Contesta el con lágrimas en los ojos y un pequeña sonrisa, -Anda, échale ganas-. Me dice, yo lo único que hago es abrazarlo fuertemente y le digo gracias.
Al entrar a mi grupo unas chicas se me acercan y me preguntan "¿eres, nueva verdad?"," ¿Que eres del maestro de música?", "¿Porque lo abrazaste?", "¿Son novios?"
-¿¡Qué?! Digo yo que somos... me quedó pensando cuando llega una chica rubia y alta obvio que no son novios dice ella con aires de superioridad apoco creen que ella sería novia del único maestro que no le gustan las mujeres.

Despues del hospitalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora