10. El anuncio de Jane.

Start from the beginning
                                    

Reprimí mis ganas de fulminarla con la mirada. ¿Cómo podía comprarme a mí con ese violador? Sé que no soy el mejor hombre del mundo, pero soy más hombre que Dawson.

—Eso no importa —respondí cortante—. No quiero que esté cerca de ti.

Paulie está celoso.

—Eso no es cierto, Jane —respondí y comencé a conducir hasta un restaurante muy elegante.

Solía llevar a "mi novia" a comer a lugares donde la prensa pudiera vernos; yo no la quería, pero tenía que seguir con la mentira. Lo que le había dicho a Brian era cierto: ya no había recibido llamadas donde me amenazaran de muerte si me atrevía a romper mi relación con Jane; pero igual no lo haría en este momento. Me sentía solo y Jane era la compañía idónea.

—Los chicos y yo seremos Miembros del Imperio Británico —le anuncié­—. ¿Qué te parece?

­—Eso es maravilloso, mi amor —dijo—. Tendremos que celebrarlo hoy en la noche, ¿te parece?

­—Suena bien —dije seductoramente.

Entramos al restaurante y comimos juntos. Las personas que estaban ahí se acercaban y me pedían autógrafos, era impresionante cuánta fama tenía. Cuando terminamos, subimos al auto y fuimos a mi casa. Me había mudado a la propiedad que (TN) y yo habíamos considerado perfecta.

Jane se sentó en el sofá y me miró con una sonrisa.

—Paul, tengo algo que decirte ­—musitó con dulzura.

— ¿Qué cosa, cariño? —pregunté sin darle mucha importancia.

—Es que...tengo miedo por cómo vayas a tomártelo —musitó.

— ¿Por qué? —cuestioné—. ¿Es malo?

Ella hizo una extraña mueca y comencé a preocuparme. ¿Qué era eso que debía decirme? Fui con ella y la abracé.

— ¿Estás bien, Jane? —le pregunté—. Comienzas a preocuparme con todo esto. Dime que estás bien, cariño.

—Es que... hay alguien más.

Me quedé helado.

— ¿Vas a dejarme? —pregunté en lo que fue casi una afirmación.

No era tan mala la idea de que ella conociera a alguien más porque yo no la amaba realmente, sólo necesitaba su compañía; aunque, por otro lado, ¡no puede dejarme en este momento que me siento tan solo! Perdí al amor de mi vida por ella. No sería justo.

—No, Paul —musitó—. No es eso.

— ¿Ah, no? —cuestioné—. ¿Entonces?

—Estoy embarazada —anunció.

Abrí los ojos como platos ante la noticia y me aparté un poco de ella. ¡¿QUÉ!? No, no, no. Un bebé no. Yo no planeaba formar una familia con ella. Esto no puede estar pasándome a mí. Aunque... yo siempre usé protección. ¿Cómo era posible que ella...

—Pero... ¿cómo?

—Sabes bien cómo, Paul —respondió—. ¿O quieres que te recuerde lo mucho que hemos disfrutado estando juntos?

­­—Pero yo... —no sabía que decir.

¡Rayos! ¿Qué haría ahora? Yo no me imaginaba una vida junto a Jane. ¿Por qué me estaba pasando esto a mí? Sé que un bebé siempre es una bendición, pero no en esta ocasión. Comencé a despeinar mi cabello con fuerza. Me sentía muy desesperado. Adiós a todos mis encuentros con chicas, adiós a la soltería, adiós a la tranquilidad, adiós a dormir como se debe; hola a la paternidad, al matrimonio, a los chillidos, el llanto y a cambiar pañales. ¡No! No estaba listo. Todavía no. ¿No podíamos regresar al bebé?

Jane me miraba de una forma inexpresiva. ¿Cómo podía estar tan tranquila sabiendo que nos convertiremos en padres? Siempre ha sido una chica segura, pero creo que, en momentos como este, todas las chicas se sienten inseguras. Respiré profundamente y la miré.

—Está bien, Jane —dije—. No es sólo tu culpa, acepto mi responsabilidad. Y... si esto pasó es porque el destino, o como quieras llamarlo, quiere que estemos unidos para siempre.

Ella estalló en carcajadas, provocando que yo frunciera el ceño. No puedo creer que se haya burlado de mis palabras.

—Es broma, Paulie —comentó limpiándose las lágrimas que la risa la había provocado—. ¡Debiste verte y escucharte!

—Oh —suspiré aliviado—. Me asustaste Jane.

¡Gracias al cielo había sido sólo una broma! Bastante pesada, pero al final de cuentas sólo eso: una broma.

— ¿No te gustaría que fuéramos padres? —cuestionó—. Por cómo reaccionaste, creo que no está en tus planes.

­—No es eso, cariño —respondí—. Es que... no estoy listo para eso. Además, necesitaríamos casarnos y... con las giras y todo eso, no creo poder ser un buen marido y padre.

—Créeme, lo serías —dijo Jane—. Además, el pequeño se acostumbraría a estar con su niñera.

— ¿Niñera? —pregunté frunciendo el ceño—. ¿Qué hay de ti?

—Yo estaría trabajando, tontito —respondió.

—No ­—le dije—. No sería necesario, Jane. Lo mejor sería que tú estuvieras en casa cuidando al pequeño. Yo podría mantenernos a todos. Aunque... ¿por qué estamos hablando de esto?

—No lo sé —dijo y se levantó para besarme—. Pero ni siquiera sueñes con que yo dejaré mi trabajo algún día.

Volví a suspirar de alivio. La verdad no pensaba tener hijos con Jane, ni siquiera tenía planeada una boda. La vida de "soltero" es deliciosa: puedo estar con todas las chicas que yo quiera porque no tengo nada "serio" con nadie. Muchas personas lo llamarían "infidelidad", pero yo lo llamo "satisfacer mis necesidades". Sólo mi preciosa me satisfacía completamente, pero ella se ha ido.

Maybe I'm AmazedWhere stories live. Discover now