Prólogo

355 11 1
                                    

Perdóname si me entusiasmo cuando escribo o si me voy por las ramas. A veces quiero cargar demasiadas cosas a la vez y me olvido que mis manos son pequeñas. Si todo termina desparramándose por el suelo y le pierdes el hilo a la historia, prometo ir más despacio.

Necesito hablar sobre mi padre, pero no quiero, así que empezaré por el principio. Nací una noche de otoño en que las nubes eran tan espesas que no dejaban ver las estrellas. La luna se veía tan transparente que parecía de papel celofán. Una lluvia copiosa partió el cielo en dos en cuanto mi madre dio a luz, casi anunciando que en mi vida pocas veces podría ver el sol brillando sobre mi cabeza.

Creo que ese día el destino decidió que no sería una chica ordinaria, que llevaría en mi interior la luz y la oscuridad batallando entre sí, fundiéndose en un choque abrasador que devoraría todo alrededor.

NómadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora