Capítulo 23

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Narra Laura

Marc: ¡Laura, deja de soñar despierta!

Salgo de mi ensoñación y le miro de arriba abajo. Dios mío que... buenazo de tío que tengo delante. Sale empapado del mar y menos mal que tengo las gafas de sol puestas, porque seguramente mis ojos estén haciendo chiribitas. Se acerca y se tumba encima mía, sí señor, todo mojado para hacer de las suyas, y me da un beso.

Marc: ¿Recordando otra vez?

Yo: Siempre me gusta recordar la primera semana.

Marc: Mi camiseta no volvió a ser la misma.

Hace pucheros y yo me río y le acaricio el pelo, repito, empapado.

Yo: Para eso existe la lavadora y el Ariel.

Nos reímos los dos y él empieza a mojarme lo que todavía estaba seco en mí y se levanta, me coge en brazos y me lleva al mar. Yo me resisto ya que eso de la arena y la sal no me va mucho pero, por supuesto, él es más fuerte que yo y me hace una ahogadilla.

Yo: Eres malo, eh.

Me coge de la cintura y rodeo con mis piernas la suya.

Marc: Feliz cuarto mes.

En estas ocasiones es cuando te planteas si morir o no morir de amor. Le beso y se va convirtiendo en algo más.

Marc: Todo el mundo está mirando.

Yo: Pues vayamos a un sitio más discreto.

Me sonríe picaronamente y salimos del agua, cogemos las toallas de la arena y volvemos al hotel. Sí, es principios de octubre, pero antes de la gira asiática hemos decido ir a pasárnoslo bien los dos solos al caribe durante unos días. Al estar cerca, Nakamoto no puso pegas y los chicos desaparecen de nuestras vidas durante un tiempo. Así, no tenemos que preocuparnos por si pillan algo que puedan usar después como munición contra nosotros, aunque seguro que algo salta, fijo. Aurora y Alex siguen como dos ositos amorosos, no se despegan. Es para los entrenamientos y se tiran una hora para decirse "Suerte, te quiero". Después dicen que los pegajosos somos Marc y yo, que durante el fin de semana el único rato que estamos solos es en la habitación por la noche y estamos muertos, ya que no paramos, y nos quedamos fritos en cero coma. Sin embargo, el lio entre Lara y el otro Alex directamente se quedó en eso. Él quería algo serio y ella cero ataduras, intereses diferentes e incompatibles, simple. No le sentó muy bien a Rins que se diga. Entre Marc y yo... enserio parecemos un matrimonio. Me cabreo mucho cuando me lo dicen, pero debo admitirlo. Me enfado mucho cuando se cae y viene de mala ostia, o cuando está de mala ostia por que sí. Hay veces que me dan ganas de arrancarle la cabeza pero después lo pienso y digo "¿y qué hago yo sin él?", así que no tengo más remedio que soportarle. Llegamos a la habitación y abre la puerta para entrar.

Yo: Me apetece una ducha.

Le miro y alzo una ceja.

Marc: ¿Eso es una invitación?

Yo: Pues depende cómo lo veas.

Marc: Yo creo que sí.

Yo: Y yo te lo confirmo.

Me agarra de la cintura y me va guiando de espaldas hacia la ducha sin perder nunca el contacto con mis ojos. Cuando llegamos, se separa para abrirla y se acerca por detrás, dándome besos en la parte de atrás del cuello, lo que me da escalofríos.

Marc: Gírate.

Le hago caso y le miro a los ojos, perdiéndome en ellos. Subo mis manos a su cintura y le cojo el dobladillo de la camiseta y se la quito tirando hacia arriba. Él hace lo mismo con mi vestido y la parte de arriba del bikini. No sé si fue la impaciencia, o verle tan moreno lo que hizo que en cuestión de segundos le estuviese empujando hacia la ducha, me cogiese y nos metiera a los dos en ella bajo el chorro de agua, yo entre él y la pared.

Por ti (Marc Márquez)Where stories live. Discover now