Capítulo 48: Tu felicidad

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- Mica por favor... - le suplicó Bruno - sé que cometí errores y te dañé. Pero quiero que hablemos a solas - él había cambiado su actitud de un segundo al otro, lo que provocó más desconfianza de parte de la reina. Sin embargo, se decidió por aceptar su pedido.

- Matt espérame dentro de la casa, ¿si? - le dijo mirándolo - voy a charla un rato acá fuera con Bruno, cualquier cosa te llamó. - A regañadientes el héroe aceptó e ingresó en la casa quedándose casi pegado a la puerta dispuesto a salir en cualquier momento. 

- Bien... tenes 5 minutos - le dio Micaela y Bruno aceptó sumiso. 

- Quiero pedirte perdón, por todo - Mica se sorprendió ante las palabras de él. - Creo que jamás me equivoqué tanto como con vos. Ni siquiera yo lo entiendo, si eras lo que más amaba, sos lo que más amo. 

- Bruno, yo... - quiso interrumpirlo Mica pero él no la dejo. 

- Solo quiero que seas feliz, y siempre supe que tu felicidad era Matías, me interpuse para ser yo feliz un rato, fingiendo que te tenía, que tenía tu amor, pero verdaderamente nunca lo tuve - reflexionó el campeón - y eso lo sabemos ambos. 

- Lo siento - dijo con tristeza y timidez ella.

- No tenes que pedirme disculpas por no haber llegado a amarme. Yo tengo que disculparme por haber arruinado tanto tiempo de tu vida. 

- No fue así, tuvimos nuestros buenos momentos también - le hizo ver Mica causando una sonrisa nostálgica en él.

- Puede ser, pero fueron más mis equivocaciones. Me arrepiento de muchas cosas Mica, pero principalmente de no haberte cuidado como la reina que sos. De no haber demostrado realmente el amor que sentía por vos - Bruno la tomó por la cintura y la acercó hacia él, con su otra mano se la paso por detrás de la cabeza - dicen que el beso más difícil no es el primero, sino el último - y así la beso, como nunca la había besado antes y como siempre había querido hacerlo, disfrutando cada segundo, memorizando el sabor de sus labios. 

Se separaron suavemente cuando se quedaron sin aire y él pegó su frente a la de ella. 

- Sin querer un día te empecé a amar. Sin dormir un día te empece a soñar. Sin pensar un día te empecé a mirar. Y sin esperarlo un día te encontré de verdad. Ahora sin llorar te dejaré escapar para no verte más. Trataré de no recordarte más, pensaré que ha llegado a mi la paz, aunque sé que no te volveré a estrechar jamás en la eternidad... - Bruno le dio un beso en la mejilla y se fue. Ese era el fin, ambos lo sabían. 


Jugando a amarWhere stories live. Discover now