37

3.1K 348 9
                                    

Esos momentos que crees que duran una eternidad, esos en verdad duran lo que no quieres que pase; acabarlos, y así fue contigo.

Me dejaste de besar y en silencio duramos abrazados, yo aun sosteniéndote contra mí, abrazándote fuerte para no dejar de hundir mi rostro en tu cuello, extasiándome con tu dulce fragancia, mezclada con un perfume fino. Mientras que tú, tenías enredados tus dedos en mi cabello, teniendo el placer de sentir tu respiración en mi cuello, haciendo que cada segundo que respirabas, mi espalda se arqueara un poco.

El silencio puede ser tu peor enemigo, pero para mí más que silencio, era una melodía. Tu respiración que poco a poco se fue calmando, el vaivén de tu pecho que podía sentir cuando chocaba contra el mío, eso para mí no era silencio, era una sinfonía inconclusa, la más hermosa.

—Lo siento. —Fue lo primero que dijiste en todo ese tiempo que estuvimos así, sin hablarnos.

—¿Por qué? —pregunté alejándome un poco de ti para verte a los ojos.

—Por ser tonta. —respondiste, a lo que yo reí.

El último adiós ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora