La Incertidumbre

21 3 2
                                    

Franchesco llegó a casa intentando no hacer bulla para que no descubrieran la hora exacta a la que llegó, era la primera vez que llegaba tan tarde a casa, estaba subiendo las escaleras cuando de pronto se prende la luz y aparece su madre en bata.

-¿Estas son horas de llegar? Crees que por ser mayor de edad puedes llegar a tu casa a la hora que quieras y no habernos dicho ni a tu padre ni a mí donde estas.
-Madre, te juro que no tengo ganas de dar explicaciones a nadie, es la primera vez que lo hago, no volverá a pasar.
-Está bien, sólo te pido que la próxima vez nos avises a qué hora llegarás para no preocuparnos hijo, ¿ok?

Franchesco asintió con la cabeza y cerró la puerta de su dormitorio, gracias a Dios no notó su herida sangrante por el puñetazo que había recibido.

Estando allí no pudo dormir para nada, estaba sumamente intrigado, ¿por qué Gimena conocería a un par de ladrones? No entendía nada, sólo quería que ya sea mañana para hablar con Gimena, por un momento pensó en decirle la verdad, decirle que él fue el hombre que la salvó y pedirle que le explique quiénes eran esos hombres, por qué le querían hacer daño, de dónde los conocía, por qué la tildaron de cualquiera, eran muchas preguntas rondando su cabeza, tanto que no podía conciliar el sueño. Prendió su laptop y entró a facebook, buscó Gimena... ¡rayos! no recordaba sus apellidos, se resignó y vencido por el sueño se quedó dormido.

Se levantó con mucho sueño, se bañó para levantarse, y salió corriendo de su casa porque tenía que ver a Gimena, llegó a la Universidad, la buscó pero ella al parecer aún no llegaba.
Terminaron sus clases y no la encontraba por ninguna parte. Preso de la desesperación se acercó a una pelirroja, a la que rara vez había visto hablar con Gimena, le preguntó por ella y dijo que no la había visto; sin esperanzas decidió irse a su casa, cuando de pronto se le ocurrió ir por el camino que había recorrido siguiendo a Gimena la noche anterior, pero al instante se desanimó porque si se encontraba con ella no sabría cómo explicarle por qué la buscaba.

Empezó a llover, iba por la carretera cuando vió a una chica en bicicleta, ¿acaso era ella? - pensó.
Tocó el claxón pero aún estaba lejos, aceleró lo más que pudo y cuando estuvo a una distancia apropiada tocó el claxón de nuevo tantas veces que por fin Gimena voltió pero no lo reconoció hasta que él sacó su cabeza por la ventana, estaba con unos jeans azul marino, unas converse y una chaqueta celeste, mojada por la lluvia pero con la misma hermosura que dejaba a Franchesco babeando, ella se quedó pasmada, no pensaba encontrarlo.

Se estacionó y la invitó a subir, ella subió.

-Hoy te busqué y no estabas por ninguna parte.
-Si, no pude ir hoy.
-¿Por qué?
Esa era la pregunta que Franchesco había esperado por muchas horas que Gimena pudiera contestar. Hubieron unos segundos de silencio.
-Porque... lo que pasa...es que yo...
-¿Tú?
-Espera, ¿para que me buscabas?
-Ya no digamos nada, quiero llevarte a un lugar
-¿A dónde?
-Confía en mi
-Ni siquiera te conozco, ¿por qué lo haría?
-Y ¿por qué no lo harías?
Condujo aproximadamemte durante 20 minutos hasta que llegaron.
-¿Playa de noche?- dijo Gimena
-Siii, ¿acaso nunca has venido de noche a la playa?
-Claro, ¿quién no?, sólo que pensé que un chico como tú jamás vendría de noche a la playa.
-¿Un chico como yo?
-Olvídalo.
Se sacaron los zapatos y a pesar del frío caminaron descalzos en la arena

-Este tambien es un lugar tranquilo para pensar, ¿no?-dijo Franchesco
-Sí, lo es.
-¿Ves que debías confiar en mí?- dijo Franchesco mirándola a los ojos, Gimena al encontrar su mirada en la de él y al escuchar lo que había dicho se sonrojó y bajó el rostro.
-Estando aquí me siento en paz, ¿sabes por qué no fui hoy?
La cara de Franchesco cambió, era lo que tanto esperaba escuchar.
-No, cuentame
-Ayer cuando nos despedimos estando a punto de llegar a mi casa me encontré con dos hombres, al principio creí que eran ladrones, tenían toda la apariencia, pero luego cuando se acercaron a mí, uno de ellos me abrazó del cuello y el otro me amenazó con un cuchillo pude darme cuenta que los conocía. Pude haber muerto, pero apareció otro chico que me defendió, parecía torpe, pero me ayudó, peleó con ellos y a pesar que lo amasacraron no estuviera aquí de no ser por él, luego llegó el serenazgo y se llevó a mis agresores, no sé que será de ellos pero me dijeron que tenía que ir a la comisaría aunque no sé si ir.
Franchesco tuvo que poner cara de asombro y le dijo:
-¿Y el chico que te ayudó? ¿Quién era?
-No lo sé, sólo desapareció, pero me gustaría saber quien es para agradecérselo.
-¿Y de dónde conoces a esos tipos?
-Esa es una historia muy larga que prefiero no contar.
¿Eso era todo???? Franchesco había esperado tanto para oír que no podía contárselo, no podía quedarse de brazos cruzados.
-Pero dime, tengo todo el tiempo para oírte.
-Por favor no preguntes, no quiero hablar del tema.

Así pasaron los minutos hasta que Franchesco tomó la palabra
-¿Estas bien Gimena?
Tras una breve pausa Gimena contestó que no sabía.
-Si quieres te puedo ayudar, te acompaño a la comisaría, tienes mi apoyo.
-¿Qué te pasó ahí?- Señalando la herida de Franchesco, y -¿Por qué tu cara está hinchada?
Franchesco no supo que responder.
-Es curioso, ¿sabes? porque juraría que esos golpes son de una pelea.
Franchesco no sabía que decir, trataba de ordenar sus ideas.
-¡No puede ser! Eres tú, tú fuiste el que me defendió ayer, por eso me buscabas hoy con tanta insistencia, por eso me trajiste acá para que te lo confiese. No puedo creerlo.
-Perdóname, no sabía si era correcto decírtelo.
-No entiendo nada ahora, ¿cómo es que justo cuando me atraparon tú apareciste, si tú ni siquiera vives por ahí?, ¿Estabas siguiendome acaso?.
-Perdón, es que...
-¿Sabes que? No me interesa oír nada más de tí, ni quiero tus explicaciones, todos los hombres son iguales.

Se puso los zapatos y se paró para irse, él fue detrás de ella intentando explicarle, pero todo fue en vano.
-Por favor, escúchame.
Agarró su bicicleta y se dispuso ir a su casa desde la playa pedaleando, ¡era mucha distancia!, cuando de pronto se dió cuenta que no podía porque todo estaba lleno de barro por la lluvia, iba a ser muy difícil y agotador llegar a su casa, quería que la tierra la tragara, no pensaba subir al auto de Franchesco para nada y él no pensaba irse y dejarla en ese estado. Estuvieron parados media hora esperando que el otro sea el que se vaya primero, hasta que...
-Por favor Gimena, déjame llevarte, te prometo que no te molestaré más con el tema, no hablaremos si así lo quieres pero no pienso dejarte acá, sola y así cómo estas. Gimena no tenía otra opción, subió al auto, ninguno de los dos dijo algo, llegaron al pasaje y Franchesco le dijo: ahora, ¿para dónde?, Gimena le dió indicaciones hasta que llegaron.
Era una casa de tres pisos, de color lila, situada frente a un parque, nada mal.
-Y llegamos...
-Gracias Franchesco.
Bajó del carro y se fue, él se quedó mirándola, cómo habría la puerta, cómo el viento agitaba su cabello mojado hasta que la puerta se cerró con fuerza.
-Soy un idiota- se decía él.


------------------------------------------------------
Lo que viene despues... no dejen de leer si quieren enterarse, hay muchas sorpresas más, si les gusta voten o comenten, gracias a todos los que hasta hoy siguen leyendo esta novela, votan y comentan, me inspiran. Gracias <3

Si tuviera un Infinito contigoTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon