Capítulo 5

1K 101 35
                                    

Me pregunto cuánto rato llevamos caminando en círculos. Dean se empeña en que su sentido de la orientación no puede fallar, que es como el sentido arácnido de Spiderman. Hablando de... la selva está infestada de redes perfectamente tejidas; misma figura, distintos tamaños. En muchas ocasiones caigo en la telaraña de mi imaginación, fantaseo con una vida fuera de la isla, junto a Dean.

Discutíamos en el interior del Chevrolet Impala que había atravesado las verjas blancas de nuestra mansión, antes del frenazo frente a la puerta.

—¡Cas! ¡Te tengo dicho que no debes toquetear el cambio de marchas mientras conduzco!

—P... pero si yo no he...

—¡Oh, sí! ¡Perdona! Se me olvidaba que nuestro toque de humor es como intentar encajar una pieza de lego, la mía, en tu rascacielos.

—¿Es eso del rascacielos otro intento de...

—¡No! —dijo entre risas.

Así durante horas y horas, llegaba a ignorar al verdadero Dean para idolatrar a otro creado a mi parecer. No es que este Dean, al que estoy mirando como se le marca el pantalon al agacharse, tenga más defectos que el Dean de mis fantasías. Todo lo contrario. Siempre he considerado que ser distinto a la muchedumbre —en mi caso, tener los gustos de una diva— puede llegar a ser un defecto o desventaja. Defecto que haría a Dean el hombre perfecto para mí.

Creía que estábamos solos, podía haberlo asegurado hace unos segundos.

El hombro le sangra, sale demasiada sangre, joder.

Una mujer pelirroja se acerca de la misma forma que lo haría un simio. Tiene la cara pintada de blanco, con rayas lilas en las mejillas.

—¡Intrusoos! —Se ha quedado quieta como una pantera a punto de cazar a su presa, con las rodillas algo flexionadas y los brazos estirados hacia atrás. Puedo palpar la tensión en la separación de sus dedos.

—Mmm... me... me. No, esto... —No sé qué decir, esa mujer me aterroriza y...— ¡DEAN!

Acaba de perder el conocimiento, así que la única posibilidad que tenemos de salir de esta es que corra con él en brazos. Por qué tienen que pasarme estas cosas a mí, POR QUÉ. Con lo sencillo que hubiese sido si las mujeres no tuviesen fijación por Dean. No sé defenderme, aunque la vida de Dean esté en juego no tengo ni la más remota idea de qué cojones hacer con la mujer pantera y el cuerpo de Dean sin voluntad propia... Bueno, quizá para lo segundo sí que tengo alguna que otra idea, pero eso no es el caso.

Debo salir de aquí.

[...]

Con las manos cubiertas por la sangre de Dean, me pinté unas rayas en las mejillas lo más parecidas que pude a las de esa histérica fémina.

—¡EEEEH! —grité con los brazos en alto. Me miró extrañada.—¡Fuera! Piiitas, pitas pitas.— Intenté imitar su posición, sin éxito, lo que causó que se mofase de mí cual Joker.

Después pretendió intimidarme, bueno, llegó a lograrlo ya que llevo un rato arrastrando a Dean. De tanto correr puedo saborear la sangre de mis mejillas. Tiene un sabor metálico, como si lamiese una barra de hierro oxidado. Barra, rígida... No. ¡Céntrate Castiel! Centrar, enderezar... ¡NO!

Paro a descansar. Arranco en cuanto escucho el eco de la pantera.

Estoy exhausto.

Qué haría Dean en mi lugar, la verdad es que no tengo ni idea. Él se hubiese enfrentado a esa mujer, charlado con ella por señas... o puede que sus pechos descubiertos le dejasen clavado en el sitio por culpa del ancla entre sus piernas. Quién sabe. Lo que tengo claro es que no haría lo mismo que yo.

Correr.

Me paso la vida corriendo. Sin el "me" y acabado siempre en "do", dando la nota como el endeblucho que soy. Dean dice que puedo no poseer una fuerza descomunal como la suya, humilde por su parte, pero que sé pensar las cosas antes de hacerlas. "No tendrás nada de lo que arrepentirte, sueles medir al milímetro todo lo que vas a hacer.". Tiene razón, no me arrepiento de lo que hago, pero sí que me arrepiento de haberme puesto límites en algunas ocasiones. Me encantaría ser como él, al menos en ese aspecto, seguir los impulsos y no pensar demasiado en las consecuencias.

Creo que veo algo tras esas lianas, me acercaré.

Está oscureciendo. Esta cueva me aterroriza, no quiero imaginarme de aquí a unas horas...

Llega la noche y he logrado hacer algo de fuego, nada comparado con lo que Dean prepara en la playa. Está tumbado en perpendicular a mis piernas, con la cabeza apoyada en mis muslos. El hombro dejó de sangrar en cuanto le até la camiseta alrededor de la herida. Solo es una herida superficial, pero con suficiente profundidad como para cubrir el brazo de sangre. Debería haber despertado hace rato, en las películas no están más de cinco minutos inconscientes. Temo que sea una invención de Hollywood. Le acaricio el pelo aprovechando la situación. Es tan... tan... Tiene los mofletes fríos y su tez está más blanca de lo normal, resaltando las pecas que le cubren la zona cercana a la nariz. Deslizo un dedo desde su entrecejo hasta la punta del tabique nasal.

¿Y si no vuelve a despertar?

Se iría sin saber lo que siento por él, lo importante que llega a ser para mí...

—Verás, Dean... —Qué ridículo me siento hablando solo. Debería parar. Idiota—. Bueno, la verdad es que no sé por donde empezar. Es extraño que me sienta más cómodo hablando al Dean atontado que al de verdad. —Tiene la mano helada—. Quería... —Respira Castiel—. Sabes que te aprecio mucho, aunque a veces pase de ti o intente evitarte. Solo lo hago para disimular. —Disimular el qué, me preguntaría si pudiese—. Me siento vacío por no poder sacar todo lo que llevo dentro, irónico... Seguro que debes estar pensando: "¡Suéltalo ya. Cas! Joder, tantas vueltas para una gilipollez que acabarás diciendo." —La sangre de Dean que tenía en las mejillas ahora está mezclada con mis lágrimas. Gotea. Se puede ser más idiota, no puedo parar—. Sí, es una gilipollez lo que voy a decir. Podía haberlo resumido en dos palabras. Te quiero decir lo que siento cada día. Te quiero olvidar en cuanto no consigo hacerlo. Te quiero tener siempre a mi lado. Te quiero ver desaparecer en cuanto estás demasiado tiempo junto a mí. Pero solo con un te quiero basta. No voy a irme por las ramas como tanto odias. Dean, estoy loco por ti desde que nos conocimos, aún sabiendo que lo nuestro es imposible. Siendo más inconsciente de lo que estás tú ahora... Te... tttee... —Va, un último empujón—. ¡Te amo!

—C... ¿Cas? 

------------------------------------------

He tardado en actualizar... pero aquí estoy! Ya sé que el gif no tiene nada que ver con el capítulo pero me ha encantado y tenía que ponerlo :p

Náufragos [Destiel]Where stories live. Discover now