Capítulo 4

895 95 46
                                    

Ver a un tiburón de cerca es algo que a Dean siempre le ha entusiasmado. Los primeros días de crucero salía a proa y se quedaba contemplando las olas por si pasaba algún depredador marino entre ellas. No llegó a verlos, solo había delfines y algún que otro colorido pez.

Dean acaba de salir a la superficie.

—Cas, ¿esto qué es?

Tiene algo parecido a una estrella de mar en la mano, pero no sabría decir qué es. Suerte que solo pregunta sobre eso, parece que después de todo no ha abierto los ojos bajo el agua. Normal. Con la de sal que tiene se fastidiaría el blanco de los ojos, y me niego a que eso pase. No. Debo asegurarme de que su perfección siga siendo eso, un bosque sin pérdida y un húmedo desierto. Más húmedo que mis íntimas cuando deja a secar la ropa.

—Pues no tengo ni idea. —Aprovecho para tocarle el hombro, que está durísimo. ¿Seguro que no lo ha cambiado por la rodilla? No. Como tenga todo así de duro... Madre mía, otra vez no—. Será mejor que lo dejes en su hábitat, puede ser venenoso.

—Marica.

—¿Co... qué? —De cintura para abajo me cubre el agua, es imposible...

—Sí, has escuchado bien C-A-S-T-I-E-L. —No sabía que teníamos alcohol en la isla... Qué le pasa a este ahora—. Siempre cagado por cosas que no deberías. Qué si el agua está muy fría, qué si me da miedo ir solo a la selva, —eso me lo inventé para que me acompañase, debo admitirlo—, apúntate al gimnasio conmigo que me da vergüenza... —Solo lo dije para verle en el vestuario—. Así no se puede vivir. Tienes que lanzarte. —¿Lanzarme? ¿Es eso una indirecta? No lo creo... Dean es de los que dicen las cosas claras.

Me está salpicando agua como un poseso. Se acerca levantando las rodillas por encima de la línea de agua que le cubre hasta el zip del bóxer, como si caminase sobre la nieve. Me agarra de los brazos y me empuja, manteniendo mi cabeza sumergida durante un buen rato. No puedo salir, su mano me lo impide. Abro los ojos y veo sus pies esparcir la arena cuando hago un intento de escapar y pierde el equilibrio. Me falta el aire y Dean parece no haberse dado cuenta, dudo que aguante mucho más. Esto es terrorífico, qué angustia, joder. Hago todo el escándalo que puedo con los brazos, cada vez estoy rodeado por más y más burbujas. Noto una presión en el pecho insoportable, voy a tener que dejar salir el poco aire que me queda. Ahí van, enormes esferas hacia la superficie. Debo hacer algo. ¿Voy a morir así? No. Él nunca me haría algo así, pero quizá no es consciente de lo grave que es la situación. Se lo está tomando como un juego... Ya sé.

El bóxer de Dean ha tocado la arena. Me ha soltado.

—¡CAS! ¿Tenías que hacer eso? —Se ríe.

Acabo de ver... su... Ay Dios. De todos los peces que podía encontrarme en el mar este es el mejor de todos.

—Me estaba ahogando, idiota. No vuelvas a hacerme e... —Me interrumpe.

—Vaaale, vale. Puede que me haya pasado un poco. Perdona, ¿vale? Ahora no te enfades, que en esta isla no tengo con quien darte celos para que me vuelvas a hablar—vuelve a sonreír. Cómo voy a enfadarme. CÓMO. ¿Y eso de darme celos? —. Solo quería enseñarte que debes controlar tus miedos. —Ha guiñado un ojo. Parece que hoy estaba destinado a morir de cualquier manera.

Se está arrimando con los brazos abiertos. Me abraza. Siento sus músculos haciendo fuerza contra los míos. Nuestras pieles, ásperas, rozan mientras dejan la sal en el lugar que pertenece. Voy a agarrarle con más fuerza que nunca. Sí. Espera un segundo...

—Dean... ¿qué haces todavía desnudo?

—Vaya, no me había dado cuenta. —Idiota, te adoro. Me encantaría poder decir eso.

—Creo que ya es hora de volver.

Estamos sentados junto al único bote que nos mantiene a flote en este desierto rodeado de espejismos. El peor de todos ellos, yo. Para Dean soy un falso retrato, una imitación del típico amigo heterosexual. Judas. Piérdete en lo más profundo de la selva y no vuelvas. Eso me diría a mi mismo si fuese Dean y me enterase de todo.

—Dean, ayer fui a la selva yo solo y...

—¿Solo? Venga, va. —No le culpo por no creerme.

—Sí, de veras. Vi algo raro y me preguntaba si querrías acomp...

—¡Vaaaamos! Hoy toca clase avanzada de supervivencia. —Sus carcajadas retumban en toda la playa, incluso ha espantado a unos pájaros que hay a considerable distancia.

—Perfecto. Bueno, espera. Me pondré el pantalón que ya está roto.

Aquí estoy, como carnaza en un escaparate. Tirando la caña lo mejor que puedo, sabiendo que si no pesco en la costa, estando en mitad de la playa será imposible. El anzuelo no es el correcto para este tipo de pez. No... Está silbando. A ver la que suelta.

—¿Desde cuando eres tan atractivo, Cas? Mira que aquí sin mujeres lo estoy pasando fatal. —¿Atractivo? Madre mía. Tú si que eres atractivo. Tienes tu propio campo gravitatorio. Eres el reflejo del centro de la galaxia. ¡Joder! Ya he vuelto a excitarme—. Debo decirte que esas escapadas a solas... Sí, esas en las que me voy a la selva. Son para desfogarme... ¡Ya sabes a lo que me refiero! —Ese gesto con la mano... Sí, se refiere a eso —. No me enseñes tanto que me vuelvo loco, ¡eh! —P... pero... mi voz interior tartamudea. Esto es demasiado para mí. No sé cuanto voy a poder soportarlo.

Náufragos [Destiel]Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin