Parte 8. Infiel.

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Narra Leo

Las cosas cada vez iban a mejor, bueno, me refiero con mi pie. No había ido a la academia el lunes, ni el martes,ni ningún otro día desde el accidente, le dije a Jade que le dijera a Daniel lo que me había pasado y que no podría ensayar en unas dos semanas, no sé cómo se lo habrá tomado la verdad, ya que tan sólo nos quedaría una semana para ensayar una coreografía que lleva un mes de práctica por lo menos.

Por otra parte Mara había llegado a Madrid, estaba estudiando animación 2D y muchas veces se pasaba por la academia a ver a Jade, todas las tardes comíamos las tres juntas en casa. El piso estaba pensado para dos personas ya que sólo había dos habitaciones, un baño, cocina y salón, entonces Mara tuvo que acostumbrarse a dormir en una cama hinchable en el salón, la habíamos colocado en una esquina y habíamos puesto un par de roperos grandes que simulaban una especie de habitación. La verdad no pareció importarle, tan sólo estaría un curso.

Había empezado a llevar muletas, aunque no las usaba mucho ya que sólo me movía de mi cama al sofá y del sofá a la nevera, por unos días haciendo vago no me pasaría nada ¿Acaso alguien a muerto de vagueza? No.

Era lunes, las once de la mañana y yo ya tenía el culo apalancado en el sofá y el pie apoyado en una silla, en reposo, como siempre. Aquel domingo ya me habían quitado los puntos del pie, me quedaba una semana.
Jade ya se había ido a la academia y Mara a su curso, normalmente llegaban sobre las dos para comer, estaban una hora y se marchaban de vuelta. Y yo me pasaba la tarde viendo la televisión.

A las once y diez sentí que alguien llamaba a la puerta, seguramente era Jade, normalmente se dejaba las llaves en casa y le tenía que abrir yo, así que no era algo nuevo. Cogí mis muletas y mientras andaba hacia la puerta grité.

- ¡No me puedo creer que te hayas vuelto a dejar las llaves dentro! De verdad, eres increíble.- Abrí la puerta y no encontré lo que esperaba, los ojos azules de mi compañero de baile estaban posados sobre los míos.
- Así que no era una excusa.- Dijo Daniel.
- ¿Excusa de qué?- ¿A qué se refería?
- Pensaba que habías dicho que estabas mala del pie sólo porque no te gusta bailar conmigo.- Este hombre es definitivamente tonto.- ¿Puedo pasar?- Dijo mientras señalaba el sofá con los dedos.
- Sí, claro.- Comencé a "andar" de vuelta hacia el sofá.- Obviamente me gusta bailar contigo ¿De verdad piensas que me inventaría eso? Eres de mis mejores amigos con diferencia.

Nos sentamos en el sofá, bueno, Daniel se sentó en una esquina y yo me senté como encima suya, más bien, tenía la pierna mala y la buena sobre sus piernas, de lado al sofá, sentada. Una posición extraña pero cómoda.
Daniel se acercó para ver mi pie, lo levantó un poco y vio la ya cerrada herida.
- ¿Cómo te hiciste esto? Jade a penas me ha contado nada.
- Se me cayó un plato e iba descalza y...- Daniel puso cara de repelús.
- ¡No! ¡No me lo cuentes! ¡Ah!- Puso cara de dolor y no pude evitar soltar una carcajada.- ¿Qué tal andas aquí sola? Bueno, andar no, digo, que cómo te apañas, mejor párame antes de que siga metiendo la pata.- Me volví a reír.
- Digamos que... Voy bien y ando mal.- Nos volvimos a reír.- ¿Y tú ahí solito?
- Bueno... No tengo nada que hacer, Jesús tan sólo me enseña movimientos, pero no puedo preparar la coreografía porque...
- Lo siento...- Dije.- Ahora sólo tendremos una semana para hacer algo que tendría que durar por lo menos tres semanas de ensayo.
- Eh eh eh, tú no tienes la culpa Leo, aquí lo importante es que te pongas bien.- Me tumbé en el sofá quedando tumbada completamente sobre el sofá con mis piernas sobre las de Daniel. Él me dio tres palmaditas en la tripa, no sé por qué.
- ¿Te apetece ver la tele?- Dijo ¿Este tío no tendría que estar en la academia?
- ¿Tú no tienes que estar en la academia?- Dije.
- ¿En la academia? ¿Haciendo el qué? Sin ti no puedo ensayar.- Me miró a los ojos cuando dijo "sin ti", tiene unos ojos preciosos.
- Pues... Pues- Olvidé completamente lo que estuviese a punto de decir, me había quedado inmersa en sus ojos azules, hasta ahora no me había dado cuenta de lo guapo que era.- Tienes unos ojos muy bonitos.
Al decir esto Daniel se sonrojó, no sabía que era esa clase de chico, de repente sin que yo pudiese hacer nada, Daniel dio un giro, se puso encima de mí y me agarró del mentón mirándome fijamente a los ojos.
- Tú también tienes unos ojos muy bonitos.- Dijo, tras esto puso sus labios sobre los míos y su lengua trazó una línea sobre mi labio inferior para comenzar a besarme con...¿Pasión? No supe por qué pero le correspondí, quizás porque se sentía bien, quizás porque era guapo, quizás porque me había enamorado de su risa, sus bromas... Quién sabe. Hasta que me tuve que tirar es cubo de realidad encima para darme cuenta de a quién estaba besando, estaba besando nada más y nada menos que al novio de mi mejor amiga. Rápidamente me separé de Daniel y me levante como pude agarrando mis muletas. Daniel pareció comprender lo que ocurría y se levantó.

- Daniel, tienes que irte.- Dije señalando la puerta. Daniel no dijo nada, simplemente llegó hasta la puerta y se fue sin decir una sola palabra.
Me volvía a sentar en el sofá inmersa en mis pensamientos hasta que escuché a alguien abrir la puerta, era Mara.

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SALSEOOOOOOOOOOOO
WOWOWOWOOWOWOW
WOWOWOOWOWOW
WIWOWOOW
WOWOO
WOOW
WO
ya.
Soy Ana!! Y os traigo el capítulo ocho de QBO, espero que os guste!!
BESOS!! JA bai.

Quien baila, otorga.Where stories live. Discover now