Parte 7. Siempre habrá sitio para ti.

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Narra Jade

La escena era realmente estúpida. Leo con puntos en el pie, yo sentada a su lado y Aarón en la puerta mirándonos.

-¿Qué se supone que estas haciendo aquí?- Dije aquello con mi mejor voz de desprecio, aunque no pareció importarle lo más mínimo.

-¿Se supone que ahora tengo que darte explicaciones de lo que hago o dejo de hacer?- Vaya tío idiota.

-¿Qué pasa que nos has seguido?- Ni si quiera creía que lo hubiera echo, sonaba bastante ridículo pero aún así lo dije.

-Seguirte yo a ¿¡ti?!- Soltó una carcajada irónica- ¿No te das cuenta de que no me importas ni lo mas mínimo?

-Vaya, eso no decías el otro día, cuando me abrazaste.

-Y tu no eras tan valiente el otro día cuando estuviste a punto de llorar.

Toda la seguridad que pudiera sentir ese momento se desvaneció por completo, y de nuevo esas malditas ganas de llorar. Pero no iba a dejar que notara que me había echo daño, claro que no, era demasiado orgullosa como para que me viera dolida por segunda vez. Leo permanecía callada mientras contemplaba la escena, tumbada en la cama. Aarón y yo seguíamos con la mirada clavada en los ojos del otro. De repente entró el médico.

-¿Qué esta pasando aquí? Escuché gritos y me preocupé ¿estáis bien no?

-Perfectamente papá, Jade y yo solo conversábamos.- No apartó la mirada de mi mientras decía esto, pero, acababa de llamar al médico Papá... ¿¡Papá?! El médico era su padre, por eso estaba allí. Salí de la habitación, me sentía estúpida.

Aarón había salido detrás de mi, pero no quería discutir más, estaba a punto de llorar, ni si quiera sabía por que, solo quería hacerlo. Me di cuenta de que el chico todavía me seguía así que empecé a correr. Salí del hospital y fue en ese momento en el que ya no pude contener más las lágrimas. El aire frío de la calle de Madrid fue como una fuerte bofetada. Sentí como una mano cálida se posaba en mi hombro. Estaba segura de que era Aarón. Ni si quiera me atrevía a girarme.

-Estás temblando d...- Interrumpió el silencio. No sabía cuando había empezado a temblar, aunque no era algo raro, hacía un frío espantoso y yo iba con una camiseta de manga corta.

-Suéltame.- Le interrumpí, de verdad que lo único que quería ahora era llevarme a casa a Leo y llamar a Daniel.

Sentí como de repente algo me cubría. Se había quitado la chaqueta y me la había puesto a mi. Ni si quiera pude quejarme. Me quedaba enorme, pero me ayudó a entrar en calor rápidamente.

-Gracias.- A penas pude susurrar, con un fino hilo de voz. El frío hacía que me doliera la garganta.- No se donde he dejado mi chaqueta...

-La tengo yo.

-¿Cómo?

-Te la dejaste hace unos días en el aula de Contemporáneo, cuando discutimos.- Sí, lo recuerdo. Olvidé mi chaqueta y se me olvidó volver a por ella.

-Vale, te devolveré la tuya mañana en el ensaño.

Me di la vuelta y volví a entrar en el hospital, tenía que recoger a Leo para marcharnos lo antes posible.

Una vez en casa la dejé en la cama y se quedó dormida casi al instante, estaba muy cansada. Me quedé un rato mirándola, a ella y a su alborotado pelo moreno. Éramos realmente diferentes. Ella tenía el pelo corto, oscuro y rizado y el mío sin embargo era color castaño claro, casi miel, muy liso y mucho más largo. Además su piel era muy pálida, y la mía mantenía un color caramelo todo el año. Y además de en lo físico, eramos muy diferentes en nuestras maneras de pensar. Nuestro único parecido, seguramente fuera que ambas teníamos mucho carácter y mucho orgullo.

De repente sonó mi teléfono. Pensaba que sería Daniel, que siempre me llamaba a esta hora, a sí que descolgué sin mirar.

-¿Cariño?

-Uy, ¿como así me llamas "cariño"?- No podía creerlo, era Mara.

-¡MARA! Perdona, prensaba que eras otra persona

-¿Otra persona? ¿¡Pero esto que es!? Os vais las dos dejándome tirada en un pueblucho ¿y ni si quiera me informáis del salseo? Me estáis hiriendo fuertemente.- Había dicho dos frases y ya había conseguido que me riera.

-JAJAJA, bueno, ¿Por qué llamabas?

-¡Ah sí! Me han dado una beca, voy a ir a Madrid a Estudiar, en un par de horas llego.

-¿¡QUÉ!? ¡MARA ESO ES INCREÍBLE! ¡Las supernenas juntas de nuevo!.- Estaba realmente emocionada.

-¿Hay un sitio para mí en Madrid?

-Siempre habrá un sitio para ti.

Y así estuvieron hablando, poniéndose al día de todo. Y en un abrir y cerrar de ojos, pasaron un par de horas.

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HOOOLA, Soy Cris.

Me a costado mucho escribir este capítulo, porque ha habido salseo personal y porque quería que quedara perfecto.

No tiene demasiado salseo, pero ya sabéis, lo bueno, se da en pequeñas dosis

Espero que os haya gustado mucho

No sé cuando subirá Ana el siguiente cap, igual mañana.

Dadle fav pequeñas calabacitas <3

Besos <3333

Quien baila, otorga.Onde histórias criam vida. Descubra agora