"Me amas" #28

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Lo primero que capté fue que la luna del parabrisas tení­a una enorme rajadura en el centro. Me acerqué un poco más empujando a las personas que se habían reunido en medio de este. Un señor de avanzada edad se encontraba llamando a la ambulancia. No dudé en seguir avanzando y cuando por fin estuve cerca la imagen era desgarradora.

Landon tenía la frente ensangrentada y se encontraba inconsciente.

Mi corazón palpitó tan fuerte que mi pecho empezó a doler. Tuve inmensas ganas de abrazarlo y hacer que despertara pero la puerta que se encontraba entre nosotros me lo impedía. Intenté abrirla con mis pequeñas fuerzas, incluso le pegue unos cuantos golpes en un intento desesperado pero sin éxito alguno.

¡Ábrete estúpida puerta! grité.

¡Tranquila señorita estamos llamando a una ambulancia! oí­ decir a un hombre.

Pero eso en definitiva no era suficiente para mí­. Landon seguía sin despertar y eso era algo que me estaba torturando lentamente. Cada segundo que pasaba sin ver sus ojos avellana abiertos y mirándome me hací­an caer en una profunda angustia.

-¡¿A qué hora llega la ambulancia?! ¡Están tardando mucho! -vociferé.

Probablemente todos me creían una loca, pero en estos momentos eso no importaba.

Apoyé mis manos sobre el cristal de la ventana, como si el solo hecho de colocarlas ahí me transportaran cerca de él.

"Despierta por favor", susurré.

No lo hizo.

Las primeras lagrimas cayeron; espesas, tibias y dispersándose hasta mi mentón. De repente, sentí rabia porque él no tení­a derecho a dejarme de esta forma y definitivamente yo no lo permitirí­a

"¡Despierta idiota!", grité mientras forcejeaba la manija de la puerta.

Sintiéndome realmente tonta porque Landon no abrí­a los ojos, apoyé mi frente sobre la ventana y solté un fuerte sollozo. Me mantuve en esa posición por unos segundos hasta que detecté que él empezaba a parpadear. Juro que fue uno de los momentos más emocionantes de mi vida. Pronto Landon tenía los ojos abiertos aunque un poco desorientados, pero al fin y al cabo estaba consciente de nuevo. Mis lágrimas fueron reemplazadas por una enorme sonrisa, en cambio él tenía un rostro de dolor.

-¡Landon!¿Estás bien?! -preguntó desesperada.

Me dirigí una mirada llena de confusión para que luego con movimientos lentos abriera la puerta.

Al instante en que lo tuve cerca, no dudé en lanzarme hacia él y envolver mis brazos alrededor de su torso. Mi cabeza descansó sobre su hombro y se sintió bastante bien saber que no me había dejado, pero entonces la imagen de su camiseta ensangrentada me hizo recordar que necesitaba ayuda médica.

-¿Qué pasó? -preguntó, tomando su frente.

Apartó su mano de la zona provocando que me mirara con un gesto de confusión. No tardó mucho tiempo en darse cuenta que esta estaba manchada de sangre.

-Tranquilo, estoy aquí­ contigo -dije, tratando de calmarlo.

-¿Por qué estoy sangrando? No entiendo nada, me duele mucho la cabeza -volvió a decir.

-La ambulancia llegará en cualquier momento. Cálmate Landon, es normal que te sientas así -tomé su mano y le indiqué que debíamos salir del auto. Su estado era tan frágil y vulnerable que me provocaba ternura.

Un señor me ayudó a levantarlo del asiento. Ambos nos colocamos debajo de cada brazo mientras sosteníamos su peso. Con cuidado, lo llevamos hacia la ambulancia que milagrosamente había llegado.

WHEN SHE WAS A VIRGINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora