La dama de los elementos

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-¡ Esto no tiene nada que ver con los elementos!- grito antes de apartarme del lobo de las cenizas.

Los lobos de las cenizas, son bastante curiosos, ya que es de pelaje blanco cubierto por una capa de cenizas. Por eso se les llama así.

Cuando era pequeña se contaban millones de historias de miedo de esas criaturas. Todas contaban que se metían en tu cabeza y te volvían loco, pero a los del elemento de aire no, ya que es su animal.

El animal me mira con sus ojos negros, enseña todos y cada uno de sus dientes y se acerca amenazador a mi.

Intento tranquilizarse un poco, los voladores son amables, cariñosos... Levanto la mano hacia su rostro y cierro los ojos.

Siento su aliento en la palma de mi mano, y luego su lengua chuparme. Abro los ojos y le veo con las orejas para atrás y mirando hacia el suelo.

- Esta arrepentido- murmuro levantándome.

El lobo asiente, y se acerca a mi. Me dan miendo los lobos, todas esas historias...

<<Tienes miedo, aún cuando te has afrontado a mi intentando ser cariñosa. No me importa, debes seguir en adelante dama de los elementos>>. Resuena su voz en mi cabeza.

Asiento, y voy a la puerta que hay al otro lado de la sala. Esta vez entró con cuidado, para no caerme por la falta de luz.

Cuando se enciende la luz ahogo un grito. Estoy en el borde de un precipicio, que no tiene fondo. Al otro lado esta la puerta.

La sala es muy, muy grande. Más de lo que es el edificio.

Miro al suelo. Hay una losa pequeña en la que caben mis pies. Pero... Esa prueba fue la que me hizo explotar.

Suspiro y empiezo ha hacer los movimientos para elevar la losa. Cierro los ojos, al notar que estoy pasando. Un sólo movimiento en falso y moriré.

Una gota de sudor me recorre la frente. Voy a salir de aquí, se lo prometi a James cuando salí de palacio.

Cuando me quiero dar cuenta ya estoy en otra sala. Dejo la losa caer y observo.