20 de junio del 317
- Felicidades- me saluda Amanda mientras cepillo a Pandorm-. Creó que Alexander te busca para felicitarte los diecisiete...
- Pues dile que me voy con James.
Alexander es uno de los dos chicos que hay en el poblado. Es alto, guapo, ojos marrones, pelo negro, cazador, un engreído y estúpido. Ni me va, ni me viene.
Cuando me subo, oigo a mi hermano.
-¿ No me vas a esperar, rubia?- grita.
- No me llames asi- espeto, enfadada.
Desde que llegamos aquí, el pelo de Anna y el mío se han ido aclarando, haciendo que sea castaño claro, y lo odio.
Anna se sube a mi oso y me abraza.
Esta tan mayor, ya tiene doce años. Somos todos mayores. Hace seis años que vine aquí, y no me siento como en casa, pero la abuela dice que iremos pronto a casa, de visita.
Suena una campana, la alarma del poblado. Volvemos, y la abuela nos llama.
- Se aproxima un barco lleno de soldados de fuego, y no debéis estar aquí cuando vengan... Os matarán.
-¿ Por que?- pregunta Anna aterrorizada.
- Porque creen que uno de vosotros es el caballero o dama de los elementos- murmura-. Y me temo, Alice, que es verdad.
Me quedo con la boca abierta, alucinada.
-¿ Estas diciendo que yo soy la dama?- pregunto.
- Si, y si no te lo crees, cariño, he de decirte que el poder del agua no hace crecer flores.
Recuerdo cuando estaba jugando en la nieve un día, cuando estaba en palacio. Aparte la nieve y hice crecer una flor.
- No...- susurro.
- Os tenéis que ir, sin equipaje ni nada, llevaros comida y ya- dice la abuela.
Amanda me abraza, y luego veo a Alexander mirándome, esperando a que pase algo.
-¿ No te vas a despedir de mi?- pregunta.
- Emm... ¿ Como te llamabas?- respondo, fingiendo.
- Venga ya, preciosa- susurra acercándose.
- ¿Si me despido de ti, me dejarás en paz?
- Puede que cada uno tenga un concepto distinto de la palabra despedirse- le pongo la mano en el pecho.
- Sin duda, ahora, apartate de mi- le empujo.
YOU ARE READING
La dama de los elementos
FantasyAlice siempre se ha quejado de no tener acción en su vida. pero cuando ocurre lo esperado, no se siente preparada.