Mi padre respiro y salimos de la casa para dirigirnos al restaurante.

Entramos y nos acercamos al señor que estaba en la entrada verificando las reservaciones.

–Hola, tenemos una reservación a nombre de Antonio Bonet.

–Sí, pasen por aquí.

Él señor nos guió a una mesa de dos personas, con velas, mi padre nos miró confundido.

–Hijos, aquí solo hay dos sillas.

–Sí, porque no cenarás con nosotros. –Dijo Cris.

Nosotros nos sonreímos y esperamos a que llegara Abby, Amy y Anelisse.

Cuando llegaron, Anelisse se quedó igual de confundida que mi papá, pero les dijimos que cenarían solos, nosotros nos fuimos a otra mesa donde no los viéramos, además de que estaríamos los cuatro juntos.

Platicamos, vimos que nuestros padres se fueron, no quisimos molestarlos, así que nos fuimos a la casa de Abby, donde nos quedamos hasta tarde viendo películas.

Al siguiente día fuimos a la cocina donde tuve que cocinar para mis hermanos, comimos viendo Los padrinos mágicos.

Tocaron la puerta y eran nuestros papás.

–Hola como durmieron... –Dijo papá.

–Bien. – Dijo Cris.

– ¿Quería que nos reconciliáramos?

–No, mágicamente aparecieron ellas. –Dije con sarcasmo.

Todos reímos.

–Pues funcionó, estuvimos hablando, moviendo contactos y decidimos que la boda será en una semana.

–¡FELICIDADES!

Todos abrazamos a los prometidos.

–Pero eso significa, que tenemos que ir a conseguir, el vestido, música y comida, lo demás lo pudimos volver a contratar.

–Entonces vamos.

Los chicos (Papá y mi hermano), fueron por el traje y haber la música, nosotros por los vestidos y por la comida.

Fuimos a varias tiendas, para buscar vestidos, Abby encontró una azul marino, le quedaba perfecto.

Caminamos hasta que encontramos una tienda de vestidos, donde ella se probó varios, hasta que salió con un vestido, era blanco, liso y largo.

Abby y yo levantamos los pulgares en señal de aprobación, ella le dijo que quería el vestido para el sábado, la pobre señora asintió y le hizo medidas en todo el cuerpo, después le dijo cuándo lo recogería.

Salimos de esa tienda en busca de un vestido para mí, hasta que vi adentro de la tienda, un vestido azul marino, era perfecto (Las damas irán de azul marino), me lo medí y no tuve otra opción que comprarlo ya que era perfecto.



Ha pasado una semana, hoy se casa mi padre con Anelisse, estamos ayudando a vestirla, cuando estuvo lista la miramos, estaba hermosa, Abby se quedó a hablar con su madre ya que ella ya estaba lista, mientras yo aún seguía en pijama.

Corrí hacía la cuarto, pero me detuve al ver a mi padre y a mi hermano tratándose de ponerse un corbata.

Me acerqué, abrí la puerta y pase.

– ¿Necesitan ayuda?.

–Sí, somos un desastre con esto. –Admitió.

–Creo que ser un desastre es de familia.

El desastre de mi vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora