Gatita

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Cogí todo el equipo fotográfico y cual mula de carga me puse a andar hacia casa de mi nuevo modelo.
Por comodidad haríamos las fotos en mi casa, para no tener que estar cargando con el equipo a cada casa, pero las escenas se me agotaron hace meses y repetir me parecía como quitarle importancia a ambas sesiones...
Llegué, toqué el timbre, un "¿Quién es?" contestó a mi llamada, y un "Mara, la fotógrafa" salió de mi boca como respuesta.
Subí esos tres interminables pisos y una puerta abierta me animó a entrar. Cerré la puerta tras de mí y seguí la voz que me dijo "Por aquí, estoy al fondo, sólo hay una puerta abierta".
Me encontré a un chico robusto, sólo le había visto en fotos, sus ojos eran grandes, me había empezado a quitar de encima todas las mochilas, se secó la cara y pelo con una toalla, le pedí que se duchase antes de ir yo para asegurarme de que el maquillaje iba a tapar todo lo que yo gustase en ese momento, se puso una camiseta, aún iba mojado, saqué los trípodes de los flash y éstos y los coloqué, todo era silencio, él me miraba desde la silla en la que se había sentado y yo le miraba de vez en cuando para ver sus facciones, su mirada era profunda, saqué los maquillajes, los dejé en una mesita alta que había a su vera, cogí una brocha fina, la hunté en sombra negra y le miré a los ojos. Con la mano libre le levanté la cabeza alzándola desde la barbilla y luego le cerré los ojos pasando la mano de arriba a abajo de tales.
Comencé a maquillar sus ojos de colores, de formas raras, con y sin brillos y a él se le iba bajando la cabeza.
Yo estaba tan cerca de él que notaba su respiración; sus labios, pecas y piel porcelanosa me llamaban.
Cuando cambié de color y volví a su cara no pude resistirme:
-¡No agaches la cabeza!
+¡Huy! ¡La mandona que quiere hacer experimentos conmigo...!
-Si quisiese yo experimentar...
+Es lo que quieres, no mientas.
-¿A qué te refieres? No sea que cada uno estemos pensando en una cosa...
+¡A las fotos eh! -Ríe- Siempre pensando mal...
-¡Mal pensado tú!
+¿Yo?
-Sí.
+Si soy muy inocente...
-Tú tienes de inocente lo que yo... "Ná y menos".
+Pues yo te veo carita de buena, pero con un toque pícaro...
-Soy muy pícara -Dije igual de sería que el resto del tiempo.
+Eso dices, hay que comprobarlo...
-¿Y tú qué sabrás...?
+Te lo noto.
-¿Cómo que lo notas?
+Esas cosas se notan.
-¿Cómo?
+Se te nota en el lenguaje corporal.
-¿Sabes de lenguaje corporal?
+Verlo en los demás, sí.
-¿Y si te hago esto?
Dejo la brocha en la mesita, me acerco de nuevo a su cara, le miro a los ojos, clavando todo el deseo hacia él en sus pupilas, me paso la lengua por los labios para humedecerlos y me muerdo la mitad del labio inferior. Vuelvo a elevarme y cojo la brocha.
+Claramente, nada bueno...
-Y ese nada bueno, ¿qué es?
+Seducción, para que te lleve a la cama-suelto una carcajada ante la respuesta.
-Sólo pensaba en besarte suavemente, pero me puedo dejar llevar dentro de unos límites... -dejando caer esto último...
+Podemos besarnos suavemente sentados en una cama.
-¿Y después?
+Nos iremos calentando poco a poco.
-¿Cómo?
+Al besarnos y rozarnos, empezaremos a tener mucho calor y nos pesará la ropa...
-¿Y qué haremos?- Yo me hacia un poco la despistada pero a cada palabra que me decía le maquillaba más despacio e iba imaginando lo que me decía.
+¡Huy! Pues quitárnosla para estar más fresquitos, pero eso nos calentará más aún...
-¿Pero nos la quitaríamos toda?
+Hasta donde nos deje el calor...
-¿Y si sólo nos quitamos un calcetín? -Se ríe.
+Vale, pero eso no nos refrescaría mucho...
-¿Y cómo nos refrescaríamos? -Ya había terminado el maquillaje, su contestación dependía de si hacíamos las fotos o acabábamos haciéndolo...
+Voy a por algo, espera un momento.
Esa respuesta me dio un tanto de miedo, lo que hice es poner los flash en su sitio, montar los focos y sacar la cámara y ponerme a configurar ésta en cuanto al blanco del edredón. Hago un par de fotos para ver qué tal y le oigo entrar a la habitación y colocarse tras de mí. Noto como sube mi camisa por detrás despacito y de repente un frío terrible se apodera de mi musculatura y hace que se contraiga haciéndome soltar un gemido. Acerca su cuerpo al mío y aprieta su entrepierna contra mi culo y moviendo el cubito de hielo por la espalda me quito la cámara del cuello y la dejo en la cama, hacia el centro, para que no se caiga y me doy la vuelta. Él saca el cubito de hielo de mi espalda y tirándome a la cama lo comienza a pasar por mi ombligo haciéndome soltar otro gemido.
El cubito de hielo era pequeño y se deshizo en mi vientre y él comenzó a lamer el agua que quedó en mi cuerpo y volviendo a la realidad le dije:
-Trae los cojines blancos que te dije.
Él, obediente, fue a por ellos y yo cogí de nuevo la cámara y me levanté de la cama.
-Ponlos haciendo como una manta por la almohada y cabecero y túmbate en ella. -Le dije acercando un foco hacia donde iba a estar él; había cambiado de estrategia en mis fotos.
Acerqué el otro foco, me descalcé y acerqué las toallitas a una de las mesillas que limitaban aquella gran cama de matrimonio.
El calor de los focos me pegaba en la espalda, cuando iban 50 fotos me sentía derretir, él sudaba y el maquillaje iba fluctuando y me gustaba, pero hacía muchísimo calor.
+¿Páramos?- Me dijo.
-Espera, voy a acercar más los focos y te voy a hacer algunas de detalles. -Resopló.
Una vez colocados los focos no me quedó otra que sentarme encima suya, para poder estar más cerca de su cara, con la puntería de sentarme justo su entrepierna rozando la mía y su cara de placer inmediata fue captada por la cámara.
+Hace mucho calor...
-¿Y?
+Que te estoy viendo sudada, sentada encima de mí y... No sé qué voy a hacer...
No presté atención al comentario y seguí haciendo fotos. Me movía encima de él y sentía como la cosa se animaba y yo con el roce también me calentaba.
Cuando no pude más me senté tranquilamente encima de su erección a ver las fotos.
+Tendríamos que quitarnos algo de ropa- Dijo tirando de mi camisa - O vamos a hacer de esta habitación una piscina...
-¿Y qué solucionaríamos quitándonos la ropa?
+No sé... -Movió las caderas y noté todo su miembro.
Me levanté de él, guardé la cámara y volví a mi sitio. Cogí una toallita:
-Inorpórate un poco que te pueda quitar esto.
Lo hizo y yo me puse igual que estaba antes pero esta vez despegada mi cadera de la suya, ya que tenía el culo levantado. Mis senos se quedaron a la altura de su cara y le agaché la cabeza para empezar a quitarle el maquillaje por la frente. Me desabrochó el primer botón de la camisa.
+Me vuelves loco Mara.
-¿Y qué vas a hacer al respecto?
+Quitarte la ropa mientras te beso sin parar
-¿Y después?
+Me la quito yo, y te iría acariciando por el ombligo, para despues ir bajando poco a poco... -Esto último lo hizo de verdad.
Le levanté la cabeza para terminar y él me desabotonó un par más y tras mi camisa se comenzaban a ver mis pechos.
-¿Y una vez abajo?- Le pregunté curiosa y excitada.
+Comenzaría a mover mis dedos en circulos, ya sabes por donde...
-Especifica- Se ríe, pero no suelta mi camisa.
+Quieres oirlo ¡eh! Yo quiero que me pidas que lo diga...
-Dilo -Me acerco a su oreja aplastando mis pechos en él- Por favor.
+Empezaría a pasarte los dedos de arriba a abajo, -Simuló por encima de mis mayas- estaría muy mojadito...
-Tienes que hacerme previamente lubricar... -Dije algo pícara y ansiosa -O lubricarlo tú... Con saliva, por ejemplo... -A esto le llamo yo sutileza de jefa caliente.
+Tranquila, si no está bien mojadito, mi lengua se ocuparía...
-¿Y cuando ya esté bien lubricada?
+Primero meto los deditos un poco, para que esté bien abierto, lentamente... -Con una mano aprieta mi sexo y con otra me desabotona uno más.
-Sigue. -Le digo casi suplicando.
+Luego tendría que metértela muy despacito, para que me pidas más, la puntita sólo primero...
-Sigue. -Ya había terminado de quitar el maquillaje, pero no quería romper la escena tan caliente y húmeda que estábamos teniendo. Le cerré los ojos y le soplé por la cara para que se le secase.
+Te la dejaría de meter unos segundos, -me termina de desabotonar la camisa- porque me encanta que supliques que siga...
-No pares por favor- Le dije estampando mis pechos contra su cara.
+Te la iría metiendo cada vez más rápido, mientras te acaricio todo el cuerpo. -Dijo agarrándome del culo y tirándome a la cama.
+Y te lamo los pezones, -me levanta el sujetador y me hace ésto- te hago circulos con la lengua alrededor de los pezones...
-Más -Noté que se quedaba quieto si no le pedía más, noté que era esclavo de mis palabras.
Se desabrochó el pantalón y dejó el bulto al descubierto, lo apretó contra mí y gemí. Me quitó las mayas, la camisa y el sujetados en un mar de besos y caricias, haciendo sentir el roce de su piel con la mía, placer contra placer, sentir que nos uníamos... Le quité la camiseta, él se terminó de quitar los pantalones y se apretó contra mí gimiendo de placer ambos. Le agarré del culo, se apretó más a mí, noté que yo ya estaba algo mojada y su erección contra mí eran unas ganas imposibles de sentirla dentro de mí.
+¿Te gusta gemir? -Bajó su cara hasta mis pechos y me mordió los pezones sin a penas gemir.
-Sí, me gusta, pero me tienes que hacer gemir si te gusta escucharme...
Subió su cabeza hacia la mía, me besó fuertemente mientras que adentraba su mano en mis bragas y movía sus dedos contra mi clítoris, me quitó las bragas en una caricia, se quitó los calzoncillos y una vez ambos libres de impedimentos, con precaución, nos unimos lentamente en un doble gemido, abrazados, le mordí la oreja para aguantarme un poco, intentando no correrme pero mi cuerpo no se aguantó a semejante roce, tan dulce, tan placentero.
Íbamos realmente despacio, pero el roce de su piel contra la mía me hacía estremecer, le acaricié lentamente la espalda susurrándole al oído: "Más, quiero más de ti", y volvió a entrar en mí, suave y dulcemente, haciéndome gemir, con mis dientes en su oreja, con mis manos arañando su espalda y su gemido, tan fuerte e intenso como el acto que estábamos teniendo, me ensordeció...
+Te has portado mal, -dice- me has arañado...
Me quedo un tanto confusa, pensé que le había gustado el que le arañe, así que le dije:
-¿Me dejarías ser tu gatita? -sonrió.
+Cuántas veces quieras -dijo y me besó.
Me acerqué a su oreja y le susurré:
-Ahora, hazme tuya, seamos uno, seamos libres y démonos placer hasta desgastar nuestros cuerpos contra las sábanas sudadas y en un mar de besos quedar ciegos de la luz, no de los focos, sino, de dos cristales como nosotros fusionándose en uno...

Y fui suya y fue mío, y fuimos fogosos y salvajes, y uno y sudor, y piel con piel y gemidos, y besos y azotes, y caricias y arañazos, y libres y atados, y orgasmos y maullidos, y mordiscos y leche, y las fotos... Las fotos quedaron atrás después de un placer carnal tan lento, dulce, apasionado y lleno de juegos, caricias, besos y abrazos. Me proclamé campeona de sus sabanas y ganadora y merecedora de todos los orgasmos que nuestros cuerpos aguantaron...

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