El Karma contraataca [XII]

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#Marina


Cuando piensas en momentos vergonzosos, una serie de ideas se disparan en tu mente; una más irónica que la anterior. Pero perder un boleto es lo último de la lista.

Y como excepción a la regla, aquí estoy yo; sin boleto y sin cabina.

Ahora estoy segura que quizá la opción de desearle el mal a otros, tiene un botón oculto en algún sitio; siempre preparado para activar su misión en reversa.

No te pongas nerviosa, pienso.

Como quiera, yo siempre me he considerado una mujer organizada, con todo lo que esa idea conlleva; así que cuando desperté está mañana, todo parecía ir bastante normal. Pero hoy no contaba con que el Karma contraatacaría.

Así que indudablemente, todo se había ido al traste.

Y mi yo del pasado no lo puede creer.

—¿En qué cabina se aloja, si no es mucha molestia? —Al fin dice el señor que pide los boletos con una cara de pocos amigos.

Y mi mente divaga, pero lo escucho fuerte y claro.

Y yo sé que no soy lo que se dice una delatora confirmada, sin embargo tengo toda la intención de echar de cabeza a aquel sujeto. Pero en el momento recuerdo que él tampoco tiene un boleto (porque en ningún momento lo tuvo), y mi idea sale volando mucho más rápido de lo que tardó en instalarse en mi cabeza.

—¿Mi cabina? ¿Por qué? —Simplemente digo como un mero mecanismo de defensa. Perder tiempo es primordial.

¿Seguirá ese hombre aún en la cabina?




Todo comenzó en un trenWhere stories live. Discover now