Todo comenzó en un tren

En espera de una tregua [VI]

#Tristan

El plan original era mantenerme dormido, pero mentir demasiado tiempo es un reto que ni el más aplicado llega a realizar. Así que sin ningún tipo de filtro en mi boca, hago mi escena.

¿Y el resultado? Bueno, ese no es nada bonito...

Pasados unos dos minutos aproximadamente, la miro de reojo, y tengo claro que tiene ganas de gritar. Los ojos y los labios medio torcidos son un buen indicador.

—Quiero pedirte un favor —digo, pese a mi horrible posición.

Ella ladea la cabeza y toma un mechón de su cabello castaño y lo acomoda detrás de su oreja derecha.

— ¿Qué tipo de favor?

¿Será posible un tipo de tregua entre nosotros?

Sé que esto es pasarse de la raya, pero en tales circunstancias, la humanidad en general debe dejar a un lado cualquier tipo de prejuicio. Los ciudadanos cuando no cuentan con el efectivo necesario, —acomoden mi nombre donde gusten— suelen remediar su mal aplicando la misma técnica. Salvo que hoy a mi suerte le tocó un raro camino que recorrer.

¿Cuánto tiempo tendré que caminar a pie para llegar al fin a mi destino, si es que esto no resulta?

Solo queda cruzar mis dedos.