Capitulo VI: Cicatrices

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¿¡Qué demonios me habia echo!?

Después de parar y tirar la navaja mire mi brazo, veia múltiples cortadas atravesando de el en ese momento pensé que debería sentir dolor, pero la adrenalina y mi impresión me impedía conectar a mi cerebro lo que estaba pasando.

Después de unos instantes, me eche a llorar, y me di cuenta que por mucho tiempo sentí presión que ocultaba con una sonrisa y que... Habia tocado fondo.

Desperté por el sonido del despertador, en éstá ocasión no me sentía aturdida, por que ya sabía lo que me esperaba, mire mi brazo y encontré varias cicatrices las cuales se caracterizaban por estar enrojecidas (en las más profundas ésto era más notable) y por que varias ya tenían costra, para ocultarlas me puse un suéter bastante largo de color azúl marino y con eso quedaron ocultas.

Después de terminar de "arreglarme" baje rápidamente suplicando que mi madre no estuviera esperándome abajo para hablar de lo que habia pasado, y para mi suerte no estaba ahí, así que me presione en desayunar lo más rápido para no encontrarme con ella.

Cuando me tuve que ir como costumbre me detuve y grite.

-¡¡Ya me voy!!- y como siempre, no me detuve a escuchar

Mientras caminaba, cada vez que iba acercandome, mi cuerpo se tensaba, mis brazos temblaban y una presión en mi pecho que me obligaba a respirar por la boca.

Cuando estuve enfrente del portón café, recordé lo que habia pasado hace exactamente un día, lo que me me habia echo...

En ese momento no pude soportarlo, tenía que alejarme, despejar mi mente para tratar de aclarar esto que me habia estado pasando. Como ya habia pasado otras veces, me déje llevar por mis pies, sin un rumbo fijo y dejando que mi cuerpo me llevará a donde lo necesitará.

En cuanto me di cuenta estaba en el panteón municipal.

En cuanto estuve frente de su tumba, no pude evitar sonreír.

-Me hace falta verte-susurre- han pasado muchas cosas desde que te obligo a irte.

Gran parte de la mañana me la pase hablando con el, reviviendo momentos y por que negarlo me partía de risa al recordar varias de estas cosas, aunque en el fondo sabía que no podía escucharme, pero en esos momentos me sentí como si estuviera conmigo, como si ya no estuviera sola.

Cuando volví a mi casa, mi madre aún no habia vuelto, me serví de cenar ( ya era de noche) y los martes mi mamá tomaba el turno nocturno, así que tendría la noche libre para mi.

Tomé un largo baño, cené lo primero que encontré en la alacena, subí a mi cuarto y escuche musica hasta quedarme dormida.

Hoy habia sido uno de los mejores dias

La Vida de una Chica FracasadaWhere stories live. Discover now