Capitulo III: Un día común

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Ya habían pasado varias semanas tras la muerte de mi padre, al principio mi madre había tratado de ocultar su cadáver, pero la culpa la consumía viva, entonces fue cuando llamó a la policía y confesó el asesinato

Esa fue una semana difícil, policías, forenses, abogados entraban y salían de la casa, se llevaron a mí madre unos días, pero le retiraron los cargos, nunca supe exactamente el porqué, mi madre siempre trató de mantenerme alejada de eso y de que no terminara en un orfanato.

Llevaba una horas sola en mi casa y había estado preparando las cosas para el inicio de clases, aún faltaban dos semanas pero tenía que mantenerme ocupada, ya que tenía algunos "ataques" como yo los llamaba, que consistían en un escalofrío en la espalda y varios recuerdos volvían a mi mente y una gran sensación de soledad me inundaba y me enfriaba el cuerpo.

Mientras más ocupada me mantenía con menos frecuencia pasaban estos "ataques".

Tras elegir cuidadosamente la bolsa y los cuadernos que iba a usar, me acerque a mi closet y trate de buscar algo decente que pudiera usar, tras desechar varios jeans holgados y suéteres llenos de pelusas, me encontré con un sencillo vestido rosado pastel, de manga corta y por encima de la rodilla unido a un cinturón de cadena dorado que me había regalado mi abuela por mi cumpleaños, unos días antes de ser internada en el hospital.

Al probármelo me di cuenta que no me veía tan mal como recordaba y no era tan ajustado como los pocos que tenía, al final lo elegí, como mi madre aún no había llegado, me decidí a salir un rato, me puse mis jeans oscuros y mi suéter favorito.

Al salir por la puerta, sentí una brisa de aire fresco que me rodeaba, y empecé a caminar por las calles hasta que encontré un parque. Al cual solían llevarme hace bastante tiempo, me acerqué a una de las bancas que estaban en el parque, que estaba tal y como lo recordaba ,saque un libro que me habían regalado hace poco tiempo y me sumergí a lectura del libro, hasta que sentí un golpe en mi cabeza.

Caí directamente al suelo y escuche el bote de un balón contra el suelo, trate de levantarme pero encontré a un chico ofreciéndome su mano para levantarme, tarde unos momentos en reaccionar por el golpe, pero la acepte y me levante sacudiendo mis rodillas.

-Oye... Mmmmm, lo siento es que estábamos jugando, y pues... No nos fijamos- dijo el chico sonriendo nerviosamente.

Lo mire con los ojos muy abiertos, era muy guapo con pelo castaño y unos hermosos ojos verdes.

-Claro no te preocupes- dije sonriendo y tratando de que no me temblara la voz

-Bueno... Soy Dylan- dijo sonrojándose un poco.

-Elizabeth- dije, mientras sentía que mis piernas temblaban como gelatina.


La Vida de una Chica FracasadaWhere stories live. Discover now