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Chapter-7 [Escape]

—De hecho, tienes razón, he estado utilizando el GPS para buscar lo más cercano en nuestra ruta y en la próxima salida hay un pueblo. —Explicaba acercando su móvil a mí. Denoté que dentro de poco llegaríamos a una pequeña ciudad. —Solo espero llegar… —Comentaba mordiéndose el labio inferior mientras agitaba sus piernas.

Diez minutos después, ya estábamos en el pueblo. Comenzamos a recorrer sus calles. Lo primero que llamó nuestra atención era, ciertamente, la soledad. El silencio en el ambiente que emanaba tranquilidad, pero a la misma vez incertidumbre. Parecía como si el tiempo se detuviera, entrando en una especie de burbuja que ralentizaba todo nuestro entorno. Una ciudad sin sus almas, ni el sonido de las aves se percibían en ese desolado desierto de casas y edificios. No obstante, Kira solo se concentró en buscar un lugar que le saciara sus necesidades. 

Encontraríamos, luego de un tiempo, un autoservicio. Daba la impresión de estar abandonado por la suciedad que teñía el suelo en manchas negras, marrones y grises. La felina estacionó el Cadillac cerca de una de las bombas de nafta. Posteriormente, bajó del vehículo cerrando la puerta del conductor, yendo con una caminata apresurada a la cabina del personal encargado del lugar. Una charla después, Kira obtuvo el permiso a los baños del local. 

Habíamos quedado en que yo me quedaría en el auto por si algo sucediera. Mientras ella hacía lo suyo, decidí analizar el interior del auto prestado. Sabía perfectamente que los vehículos del gobierno deben tener compartimientos con algún arma, para la seguridad del personal o de algún alto mando. Revolviendo entre los compartimientos y los cojines, logré encontrar debajo de mi asiento un revolver y varios cargadores. Recargué el revolver resguardándolo en el cinturón de mi pantalón y ocultándolo con el sobrante del buzo. No puedo mentir, la sensación de tener otra vez un arma de fuego me estremecía.

Esperé paciente unos cuantos minutos más, sin embargo, la gata no volvía. Me estaba impacientando; miraba a través del vidrio polarizado, pude denotar que el guardia del lugar ya no se encontraba en aquel gabinete. Estaba consciente de que algo malo sucedía.

Desconfiando ya del momento, me decidí en bajar y dejar el Cadillac. Dirigí mi andar hasta la cabina, observando en el transcurso los alrededores; el cosquilleo de la leve brisa que revoloteaba mi pelaje. Avisté a través del cristal el interior. No presencié nada fuera de lo normal, entre los papeles y algún que otro producto consumible. Me olvidé de la cabina y continué mi caminata hasta los baños. Todo parecía peor mantenido, había montones de basura, papeles y restos de protección intima. Frente a la puerta del baño de damas, posé una de mis orejas en ella tratando de ser lo más silencioso posible, mientras preparaba mi mano izquierda para agarrar el arma si presentía que algo estaba pasando. Me mantuve quieto en esa posición, detrás de la puerta de madera solo se podía percibir un murmullo incomprensible. Decidí llamarla, necesitaba comprobar algo.

—Kira, ¿estás bien? —Pregunté con una voz más normal, lo mejor era no aparentar sospecha.

Se oía silencio, pero con un murmullo más intensificado, sin embargo, seguían siendo inentendibles. Finalmente, escuché su voz.

—Sí, estoy bien, solo tuve un inconveniente... —Su voz sonaba distinta, parecía que le forzaran a hablar. —Pero estoy bien... —No convencía, estaba claro que algo ocurría dentro.

—Bueno, te espero en el auto. —Contesté siguiendo el tono convincente sin mostrar temblor.

Seguidamente, sostuve el arma agarrándola con ambas manos. Los pasos me alejaron de la puerta unos centímetros. Con fuerza, impacté mi pierna en su punto débil, logré partirla. Los restos de la puerta cayeron en pedazos grandes al suelo ajedrezado del baño.