La noche se convertía en un manto desolado que atravesaba la piel como cuchillas, una tormenta parecía acercarse mientras caminaba a paso lento hacia el hotel. Estaba triste, dolida, herida por las palabras de mi compañero. Llegué al hotel cuando el cielo fue tapado por densas nubes de lluvia. Observé momentáneamente la puerta al departamento de Dexter, los pasos finalizaron frente a ella, quería reclamarle, pero no tenía ánimos de gritar, de insultar. Bajé la mirada yendo a mi puerta. Entré sin hacer tanto escándalo al departamento, olvidé las llaves sobre una mesa cercana. Dejé caer mi cuerpo sobre la cama, estaba cansada y decepcionada. Solo traté de ser buena compañera y agradarle. Pero creo que fue en vano, tal vez solo tuvo un mal día, no lo sé. Quizá le incomodé y le hice pasar vergüenza. No lo sé. Capaz deba ser paciente, apenas nos conocimos ayer, tal vez por ello actuó de esa manera. O solo me estoy engañando a mí misma otra vez, me vuelvo a topar con la cara del rechazo, no estoy segura. Tal vez… cerrando mis parpados, lo sepa…
¡SLAMP!
Desperté asustada, ante un ruido desgarrador como de ensordecedor. —¿Qué fue eso? —Me pregunté en el instante que lo percibieron mis oídos. En desconfianza, agarré el paraguas que tenía en un cesto, cercano a la puerta, era mejor que nada. Mi corazón, agitado por el susto, aún persistía. Abrí la puerta con delicadeza, como si temiera a romperse, y en dicho momento, escuché cómo la puerta de al lado se abría simultáneamente mientras salía despavorido un lobo gris de cabellera azulada. Lo llamé, pero no parecía reaccionar, el sólo corría con fuerza. Preocupada de que algo haya pasado, lo seguí.
Subió por las escaleras deprisa, sin tropezar, mientras escuchaba un extraño jadeo que se hacía más lejano por la distancia que se agrandaba y yo intentaba seguir. Cada vez más grande entre ambos. Después de haber subido las escaleras, con el corazón retumbante y el pecho que bajaba y subía en descontrol, llegué a la parte más alta del edificio. Busqué entre la penumbra, la suciedad del suelo y la gelidez de la terraza, al lobo. Los refusilos alumbraban el cielo descargando la ira y la frustración de sus cúmulos. Finalmente, di con su paradero, dándome con un escenario espantoso. Estaba en la orilla, mi cuerpo reaccionó por instinto lo que me acercó a él; no podía creer que estaba por hacer una locura. Había extendido su pierna para dar un último paso, por suerte, lo agarré de la remera y lo tiré al suelo para evitar que cayera al vacío. Respiré agitada por la corrida y el susto. ¿Qué estaba pensando? ¿Quería suicidarse? Cuando lo vi con más detalle, me encontré con una faceta muy distinta de él. El pelaje de su rostro estaba humedecido, se intentaba cubrir y se abrazaba a sí mismo en posición fetal. Respiraba sin control y lloraba. Me encaminé a él, agachándome, y acomodé mi cabello para que no quedara colgante y molestara. Su expresión parecía aterrada, como quien no supiera donde estaba, perdido. Todo mi encono, mis reclamos, quedaron en silencio. Lo nombré, traté de tranquilizarlo, tiritaba y se cubría de miedo. Sus ojos de iris morados eran descontrolados, desbordaban lágrimas como un rio. Acomodé su cabeza en mi regazo mientras intentaba lo posible en tranquilizarlo. Lo acaricié sin cesar, tal vez mimándolo se calmaría. Poco a poco, su llanto fue cesando y su respiración retomaba la calma hasta quedar dormido.
Lo observé detenidamente, su expresión no mostraba rastro de esa amargura que se veía horas atrás, parecía haber vivido una pesadilla, o algo más. Lo miraba y distinguía el dolor en esa mirada apagada, sus orejas caídas retomaban su lugar. Dexter respiraba con la certeza de un sueño que lo apaciguara, pero que a la vez retuviera algo que intrigaba. No comprendía que le pasó. Mientras seguía acariciando su pelaje, algo llamó mi atención. Separé el pelo de su cuello, permitiéndose delimitar mejor una cicatriz, una muy horrible. Parecía que le hubieran arrancado la piel y la dejaran áspera, pudiéndose sentir el relieve de aquella marca. Esto hizo que me alarmara y sorprendiera, entonces, llegué a una conclusión: lo que vivió no fue una pesadilla, sino, algo peor, un trauma.
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Programmer Code by DefsonicWTP
RandomUn lobo, con una vida monótona y amargada, se verá involucrado en una misión para salvar el destino de su mundo. Sin otra opción, envuelto en conspiracion y misterio, mientras ese viaje lo hace revolver en su pasado, en los traumas de su niñez y el...
