—Mami —Llamó el niño teniendo la atención de la madre.
—¿Sí? ¿Qué pasa?
—¿Qué son los puntitos blancos? —Preguntaba inocente hacia al cielo, mientras apuntaba con sus dedos pequeños.
—Son estrellas, todas ellas.
—Hay muchas… —Decía con asombro.
—¡Sí! ¡Son muchas!
—¿Se podrán tocar? —Preguntaba curioso con ojos llenos de brillo.
—No, te podrías hacer pupa. —Ríe levemente mientras acariciaba las orejitas del lobezno.
—Oh…
La Madre se acercó al pequeño lobo.
—¿Sabes? Mi madre, tu abuela, solía decirme algo sobre las estrellas.
—¿Qué cosa?
—Decía que las personas se convertían en estrellas.
—¿En serio? —Cuestionó fascinado, inocente con sed de saber.
—Sí… cuando una persona se vaya, una nueva estrella brillará, su luz será radiante como las demás.
—Oh… —Soltó el niño algo decaído, lo que aseguró la atención de la joven madre.
—¿Qué pasa hijo? ¿Estás bien? —Preguntaba con cariño materno de toda madre que le preocupara a su hijo, acariciando su cabellera.
—Mami, tu no me dejarás solo ¿no?
—Hijo… —Dijo sorprendida y entristecida.
—Tengo miedo de que me dejes, como papá.
—Mi lobito —Abrazó al niño con preocupación. —Tu padre nunca nos abandonó… él solo está… ocupado. — Contestó la madre, con un dejo de inseguridad e incomodidad, tampoco sabía la verdad en esa respuesta.
Besó la frente del pequeño, con cariño y con una voz más dulce lo calmó.
—Siempre estaré contigo, nunca te dejaré solo. Mirá al cielo. Cada vez que la luna salga, yo estaré contigo, acompañándote para ver el cielo.
—¿Cómo ahora?
—¡Sí! Siempre veremos el cielo, juntos.
El joven se acurrucó entre los brazos de la madre, mientras ella le daba el cariño y amor que conciliaba y cuidaba del miedo.
—Te quiero Mami…
El pequeño niño se aferró a su madre, Sintiendo el calor y el cariño de ella, el canto tranquilo, el amor. Las voces se distorsionaban, alejándose del recuerdo en forma de eco que se replicaba a la distancia, en la oscuridad, viendo aquello nublarse, sus manos temblaban y el frio de la ausencia lo acechaba.
—Mami…
Nuevamente se escuchaba esa voz joven y asustada, sintiendo preocupación y dolor.
—Mami despierta…
Decía en suplicas escuchándose en eco con más intensidad.
—Despierta… Por favor…
El sollozo de la voz se intensificaba, mientras intentaba hacer algo, no quería aceptarlo, se negaba que fuera real.
—Mamá… Por favor… No duermas. —Lloraba desconsoladamente. —No me dejes solo…
Un grito ahogado inundó la habitación del lobo, respiraba descontroladamente, se ahogaba, estaba asustado, lloraba. Salió del departamento haciendo escándalo en el momento, sollozaba con una respiración errática y la vista nublada. Corrió sin mirar atrás, subió las escaleras del hotel más allá de las puertas y de los departamentos. Llegó a la azotea del hotel. Quería olvidar todo, quería no volver a recordar, quería estar en paz, quería acabar con el sufrimiento, el dolor que sentía ya no lo dejaba ser, lo atormentaba y lo acompañaba, aunque intentara evitarlo. Pero ya estaba cansado, se detuvo en el límite del techo del edificio, era la salida más rápida. ¿Por qué seguir sufriendo? ¿Por qué seguir viviendo? Miró la gran caída libre frente a él, ya no habría vuelta atrás. Dio un pequeño paso asustadizo acercándose cada vez más a la orilla quedándose sin camino, respiraba agitado, lloraba desconsoladamente. Cerró sus ojos con fuerza, respiró más en intensidad extendiendo su pierna derecha al aire libre. Sin más, dejó que la gravedad hiciera lo suyo.
El día terminaba, la noche se alzaba clamando su lugar, las luces de las farolas de las calles iluminaban los tramos para la vista afinar ante la inocua penumbra. Una vez más, volvía al pentágono. Había que continuar con la reunión dejada a medio camino por mis propias ideas. En tanto ajetreo y vueltas, consideraba que era innecesario todo esto, simplemente nos podrían enviar un mensaje y así realizar el trabajo o lo que sea que tuviéramos que hacer. Observé, por última vez, la hora en mi teléfono: marcaban las ocho de la noche. Me sorprende que sigan trabajando a estas horas, bueno, en realidad no. Suelo desvelarme hasta las tres de la mañana cuando me pedían un trabajo para el día siguiente, el tiempo me jugaba en contra, supongo que, tal vez, sea una analogía no tan exacta con un departamento del gobierno. Digo, ellos también juegan con el tiempo en contra.
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Programmer Code by DefsonicWTP
De TodoUn lobo, con una vida monótona y amargada, se verá involucrado en una misión para salvar el destino de su mundo. Sin otra opción, envuelto en conspiracion y misterio, mientras ese viaje lo hace revolver en su pasado, en los traumas de su niñez y el...
Chapter-4 [Voice]
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