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Algo que a Sanji le resultaba muy gracioso, pero al mismo tiempo ligeramente espeluznante, era el pequeño transtorno que tenía su lindo novio.
Aquello lo descubrió la primera vez que durmieron juntos, llevaban casi un año siendo pareja formalmente y el rubio aprovechó la ausencia de su padre para invitar al Monkey a pasar la noche en su casa, el cual muy emocionado aceptó.
Lo que Sanji jamás esperó sería despertar a las dos de la madrugada y encontrar a Luffy sentado en la orilla de la cama.
—¿Qué pasa Lu? ¿Tienes hambre?—Preguntó esforzándose por mantener los ojos abiertos.
El menor simplemente se levantó sin decir nada y salió de la habitación. El rubio, completamente extrañado se levantó para seguirlo, llamándole la atención pero sin obtener respuesta. Finalmente, llegados al piso de abajo, el moreno se paró frente a la puerta e intentó abrirla inútilmente.
Sanji lo tomó del hombro, su confusión mezclándose con algo de enojo, volviendo a preguntarle que mierda estaba haciendo.
—Sanji me pidió que le traiga helado...de menta granizada—Murmuró Luffy antes de bostezar.
El mayor ladeó la cabeza y frunció el ceño con suma confusión, sin tener idea de que hacer. Se paró delante de Luffy, notando que tenía los ojos cerrados.
Lo único que se le ocurrió en medio de esa situación, era llamar a los hermanos de su novio.
—Lamento despertarlos Sabo, pero realmente necesito ayuda con Luffy—Habló el rubio en la llamada.
—No te preocupes Sanji, enseguida vamos para allá. Pero ¿Qué es lo que sucedió exactamente?—
Sanji frunció los labios, intentando formular una explicación, volteando a ver a su novio al cual tuvo que amarrar a una silla para evitar que siguiera intentando salir de la casa.
—Creo que es más fácil de entender si lo ven con sus propios ojos—
Y la conversación se cortó luego de que Sabo hiciera un murmuro de aceptación, escuchándose las quejas de Ace desde el fondo. Una vez los mayores llegaron, finalmente Sanji obtuvo respuestas.
Su amado novio era sonámbulo, un dato que nunca se molestó en avisarle.
A la mañana siguiente el monito explicó que no recordaba nada de lo sucedido en la noche, y simplemente río cuándo el más alto le reclamó por no haberle informado de su problema.
Aún así, su relación siguió sin ningún problema, Sanji aceptó el transtorno de su pareja, e incluso se informó sobre el tema y le pidió consejos a sus cuñados para saber cómo debía actuar la próxima vez.