El Encuentro

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El vuelo había sido largo, pero para Abraham se sintió todavía más largo por los nervios. Cada vez que el avión se sacudía un poco, él no pensaba en turbulencias: pensaba en Betillo, en Hollman, en Mono, en Mich Taquito esperándolo del otro lado del océano.
Esa idea lo tenía tan inquieto que no logró dormir ni diez minutos seguidos. Su mente repetía la misma escena una y otra vez: el momento en que los vería por primera vez en persona.

Mich Taquito, sentada en el asiento a su lado, le daba golpecitos suaves con el codo cada vez que lo veía demasiado tenso.

—Relájate, Abraham —le dijo por tercera vez—. Te van a querer más de lo que ya te quieren en llamada, ya verás.

Abraham solo sonrió bajito, porque no sabía cómo explicar lo que sentía.
Era emoción, sí.
Era miedo también.
Y era ese sentimiento raro que él no se permitía nombrar todavía, porque pensaba que sonaba demasiado grande para decirlo en voz alta.

Cuando anunciaron que estaban por aterrizar, Abraham sintió que se le iba a salir el corazón. Miró por la ventanilla: la ciudad era inmensa, miles de luces formando un mar brillante.

Era México.
Y ahí, en algún punto entre todas esas calles, estaban ellos.

El aeropuerto era gigante. Gente por todos lados, maletas chocando, voces por todos lados , anuncios sonando cada dos minutos. Pero Abraham solo escuchaba el eco de su propio pulso. Mich caminaba rápido, guiándolo entre la multitud como si lo hubiera hecho mil veces.

—Ya casi… ya casi —decía ella, con una emoción que se le escapaba por la voz.

Abraham tragó saliva, ajustó la correa de su mochila y miró hacia la salida de llegadas. No sabía exactamente dónde iban a estar esperándolo. Solo sabía que estaban ahí. Y eso ya lo tenía temblando.

Cuando cruzaron la puerta, Mich levantó la mano para saludar a alguien.

—¡Ahí están!

Abraham siguió la dirección de su brazo… y los vio.

Betillo.
Hollman.
Mono.

Los tres parados juntos, mirando hacia la puerta con la misma mezcla de nervios, emoción y sorpresa que él sentía.
La imagen era tan irreal que Abraham paró de caminar sin darse cuenta. Era como si su cuerpo necesitara un segundo para procesar que esa gente que él había visto por pantalla, en videollamadas de madrugada, en streams y tonterías, ahora estaba ahí, tamaño real.

Betillo lo vio primero.

Fue un instante —menos de un segundo—, pero su expresión cambió de una forma tan pura que Abraham casi se quebró.
Los ojos de Betillo se agrandaron, la boca se le abrió apenas, como si el cerebro todavía no hubiera mandado la orden de “sonríe”.

Hollman tardó un poquito más en reaccionar, pero cuando lo hizo, puso esa cara suya que mezcla sorpresa con ternura y que a Abraham siempre lo desarma.
Y Monoo… bueno, Mono fue Mono.

—¡BROOOOOOOO! —gritó con tanta fuerza que varias personas saltaron del susto. (Na mentira nadie les puso atención)

Abraham sintió que se le aflojaban las piernas. Mich lo empujó un poquito hacia adelante.

—Anda, Te están esperando.

El primer paso lo dio temblando.
El segundo con el corazón a tope.
Para el tercero ya no sentía el piso.

Y entonces pasó.
El momento que había soñado desde hacía semanas .

Betillo avanzó hacia él. No corrió, pero tampoco caminó lento: se movió como alguien que lleva demasiado tiempo queriendo hacerlo. Cuando quedó frente a él, lo miró como si necesitara confirmar que en serio era él, que no era un sueño raro del cansancio.

Y sin decir nada… lo abrazó.

Un abrazo completo, real, tibio, fuerte pero suave al mismo tiempo.
Un abrazo que decía “te conozco desde hace rato” y “por fin estás aquí”.

Abraham tardó un segundo en reaccionar porque la emoción lo golpeó tan de frente que casi se le fueron las lágrimas. Luego lo abrazó también, apoyando la frente en su hombro.

No necesitaban hablar.
Ese abrazo decía todo.

Hollman se acercó enseguida, con una sonrisa que era imposible ver por cámara.
Una sonrisa que le arrugaba los ojos de una manera graciosa.
Le tocó el brazo con cuidado.

—Te lo juro… casi lloro, bro —dijo, y lo abrazó también, rodeándolo por la espalda.

Ahora era Betillo por un lado, Hollman por el otro.
Abraham quedó en medio, acorralado en cariño.
Sintió que algo en su pecho se abría, como si hubiera estado contenido demasiado tiempo.

Mono llegó y los abrazó a todos en un grupo torpe que chocaba mochilas y maletas.
Pero fue el abrazo más feliz del aeropuerto entierro.

La gente alrededor miraba con sorpresa, como si presenciara una escena de película.
Y lo era.
Al menos para Abraham, definitivamente lo era.

Cuando por fin se separaron un poco, Betillo se pasó la mano por la cara para disimular que se estaba limpiando los ojos.

—No manches… eres más alto en persona —dijo tratando de bromear, pero la voz le temblaba.

Hollman soltó una risita nerviosa.

—Y más tierno, ya valió…

Abraham rió bajito, con esa risa suya que siempre escondía cuando se ponía tímido. Mich Taquito, atrás, grabó un videíto cortísimo porque la escena era demasiado tierna para no guardarla.

Hollman le tomó la mochila sin pedir permiso.

—Dámela, bro, yo la llevo.

—No, no hace falta… —intentó decir Abraham.

—Ya cállate y dame la mochila —rió Hollman, y Abraham no tuvo más opción que soltarla.

Betillo se acercó un poquito más, como si quisiera asegurarse de que lo estaba viendo bien.

—Neta… qué loco que estés aquí. O sea… aquí.

Abraham sintió un vuelco en el estómago.

—Gracias por venir —dijo bajito, sincero hasta los huesos.

—Obvio veníamos —respondió Betillo—. No te íbamos a dejar llegar solo a un país nuevo.

Hollman asintió, mirándolo con una expresión suave, una que jamás habría mostrado frente a miles de espectadores en un stream.

—Te estábamos esperando.

Esa frase.
Esa frase se le quedó clavada.

Mientras caminaban juntos hacia la salida, empujándose de broma, riéndose por tonterías, grabando cosas para recordar después, Abraham sintió que su mundo cambiaba.

No era el final de nada.
Era el principio de algo enorme.
Algo que el lector sentiría en el pecho como un golpe suave, pero fuerte.

Una historia que apenas estaba empesando







-----🫶🏼

¿Chixos que quieren que pase? Estoy pensando en cambiar algunas cosas de más adelante

offline con ustedes(⁠/⁠^⁠-⁠^⁠(⁠^⁠ ⁠^⁠*⁠)/ ( abrahaham x betillo x hollman)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora