offline con ustedes(⁠/⁠^⁠-⁠^⁠(⁠^⁠ ⁠^⁠*⁠)/ ( abrahaham x betillo x hollman)

La Noticia?

-drama no- dijo Abraham
-tranquilo-dijo hollman -no va a ver drama
-si solo queremos estar contigo -añadio betillo
Abraham se quedó paralizado y mudo

-osea,jugar contigo -corrigio hollman

-aja eso dice betillo un poquito nervioso pero lo disimula.

Y la llamada finalizó..

Horas después

Abraham llevaba todo el día nervioso.
No por el juego.
No por la tarea.
No por nada normal.

Sino por eso.
Por la noticia que había estado guardando durante una semana completa.
Una noticia que lo tenía con mariposas en el pecho y miedo en las manos. (Chicos no sabía que poner)

Ese día también jugarían.
Y él tenía que contarlo.

A las 7:00 en punto, Mich Taquito lo llamó por privado:

Mich:
Abraham, ya. Hoy sí lo dices. Te juro que si no lo dices yo lo grito.

Abraham:
Sí, sí… pero me da cosa.

Mich:
Tú dilo. Estoy contigo.

Respiró profundo y se metió a la llamada.

—HOLAAA —gritó Mich apenas entró—. Aquí por quien lloraban.

—¿Qué? —preguntó Betillo riendo.

— ¿Qué pasó ahora? -dice hollman

Abraham tragó saliva.
Demasiado tarde para escapar.

—Hola… —dijo él bajito.

El simple “hola” hizo que todo el mundo se callara.

—¿Abraham? —preguntó Betillo, con una voz más suave de lo normal—. ¿Estás bien?

—Sí… sí, solo que tengo algo que decir.

—Uy —dijo Monooaxaco—. Se viene chisme.

—SILENCIO —ordenó Mich—. Lo va a decir.

Todos esperaron.
Todos.
Y Abraham sintió sus corazones sobre él, esperando, respirando, atentos.

—Voy a viajar a México dónde ustedes… —soltó por fin.

Se escuchó un click, como si alguien hubiera dejado de moverse.
Luego el silencio más profundo que habían tenido en meses.

—¿Cómo que a México? —preguntó Hollman.

—¿A México México? —añadió Betillo.

—¿Qué otro México existe, tontos? —dijo Mich.

Abraham se aclaró la garganta.

—Sí… a México. Con Mich. Vamos juntos. Vamos a ir… pues… a conocerlos.

—¿A… conocernos? —repitió Hollman, como si intentara procesarlo.

—Sí —dijo Abraham, ahora más bajito—. Voy a conocerlos a ustedes.

Se hizo un silencio que duró exactamente cinco segundos.
Luego Betillo habló:

—¿Cuándo?

—En dos semanas.

Hollman entró de golpe:

—¿Dos semanas? ¿Y apenas nos dices?

—Es que… me daba pena —respondió Abraham.

—¿Pena de qué? —preguntó Betillo, genuinamente confundido—. ¿De que vas a venir? ¡Es lo mejor que me has dicho en meses!

Abraham sintió que se mareaba.

—¿En serio? —susurró.

—Claro que sí —dijo Betillo, firme.

Y luego Hollman:

—Bro… va a ser increíble. No sé qué estamos haciendo, pero… quiero verte. En persona.

La voz le tembló un poquito.
Solo un poquito.
Pero Abraham lo notó.

Mich Taquito carraspeó fuerte, como mamá que quiere ordenar la fila.

—Ok, ok, cálmense, que falta explicarles todo —dijo ella—. Abraham va conmigo, ya tenemos el hospedaje, y vamos a estar varios días allá. Y sí, ustedes dos están incluidos.

—¿Podemos verlos todos los días? —preguntó Hollman rápido.

—Dependiendo —respondió Mich—… de cómo se porten.

Betillo soltó una risa suave.

—Yo me porto bien si es para ver a Abraham.

Hollman no se quedó atrás:

—Pues yo también. Y lo digo sin pena.

Abraham tuvo que apagar el micrófono un segundo para respirar.

¿Por qué hablan así?
¿Por qué le dicen esas cosas?
¿Por qué se siente tan… intenso?

—Abraham —dijo Betillo de repente—. ¿Estás nervioso?

—Mucho — lo admitio

—Yo también —respondió él.

Hollman lo interrumpió:

—Yo no estoy nervioso.

—¿No? —preguntó Abraham.

—Estoy peor —respondió Hollman—. Estoy emocionado.

Y ahí sí, todos se rieron, incluso Abraham.

Pero en el fondo…
Se sentía diferente.
Más real.
Más serio.
Más peligroso.

Porque ahora no solo eran palabras por llamada.

Ahora iba a verlos.
A los dos.
Juntos.
Frente a frente.

Y no sabía qué iba a pasar.
Ni qué iba a sentir.
Ni qué iban a sentir ellos.

Pero una cosa sí tenía clara:

Ese viaje iba a cambiarlo todo.

Y ninguno estaba listo.

----🫶🏼

Chicos están listos para que se conozcan en la vida REALLL????

Ya tengo todo escrito pero voy de a poquito