La partida empezó.
Gritos. Risas. Mich Taquito burlándose de todos.
Monoaxaco cayéndose cada tres pasos.
Betillo pegado a Abraham como si de verdad quisiera “cuidarlo”.
Y Hollman haciéndole bromas cada vez que lo veía.

Pero en medio de todo eso, Abraham solo pensaba:

¿Por qué me pasa esto con ellos dos?
¿Por qué siento tanto… y ellos un poquito?
¿Y si ese poquito algún día crece?

Justo entonces, Betillo dijo bajito, casi como si fuera solo para él

—Abraham… si pierdo, canto contigo.

Y del otro lado, Hollman agregó

—Si gana Mich, cantamos los tres. Y sí quiero que tú estés en medio.

Abraham se quedó sin palabras.
La partida seguía.
La llamada también.
Pero su corazón…

Su corazón ya había perdido.










O ganado.
No estaba seguro

La partida inicio

pero él tenía la cabeza en cualquier otra parte menos en el juego.

Betillo se mantenía cerca, siguiéndolo como si fuera un guardaespaldas.

—Abraham, no te me separes —le decía—. Me da cosa que te maten.

Y del otro lado, Hollman lo picaba con bromas:

—A ver, corazón, ¿vas a jugar o solo vas a caminar como modelo por el mapa?

“Corazón”.
Le dijo “corazón”.
Y lo peor es que Hollman lo dijo riéndose, pero sonó sincero, como si le saliera natural.

Abraham no sabía si correr, llorar, abrazarlos o desconectarse.

Minutos después, Mich Taquito cantó victoria:

—Gané, losers! Les toca cantar. A todos. Ya vayan calentando la garganta.

Monoaxaco protestó como siempre.

Betillo soltó un suspiro dramático.

Hollman dijo que estaba listo, pero que solo si Abraham cantaba primero.

Y Abraham… bueno, él casi deja de respirar cuando escuchó a Betillo decir:

—Si te da vergüenza… yo canto contigo.

Y después Hollman:

—Y si no, cantamos los tres. Me gusta cuando estamos los tres juntos.

Hubo un silencio raro.
No incómodo.
Pero sí… cargado.
Como si los tres estuvieran sintiendo algo que no se atrevían a nombrar.

Abraham tragó saliva.

—Podemos cantar los tres —dijo finalmente, con la voz más bajita que nunca.

—Va —respondió Betillo, sonriendo en su tono—. Los tres.

—Eso, eso —siguió Hollman—. Juntos suena mejor.

Cantaron.
Desafinaron.
No devoraron.
Se rieron.

Pero entre nota y nota, Abraham veía sus nombres en la pantalla y sentía que lo estaban halando hacia un lugar del que no sabía cómo salir.

Un lugar que no sabía si estaba permitido.
Un lugar donde quería quedarse más tiempo.

Al final de la canción, Betillo habló bajito.

—Abraham… en serio cantas muy bonito.

—Sí —agregó Hollman—. Y cuando cantas con nosotros… no sé, se siente diferente.

Abraham sintió que el corazón le latía tan fuerte que podía escucharlo por los audífonos.

Pero no dijo nada.
No podía.
No estaba listo.

Mich Taquito intervino justo a tiempo:

—Bueno, ya, dejen de ponerse cursis. Siguiente partida, rápido que quiero ganar otra vez.

Y así, como si nada hubiera pasado, siguieron jugando.

Aunque nada estaba igual.
Porque Abraham sabía que algo estaba ahí.
Moviéndose.
Creciendo despacito.

Un sentimiento que él tenía muy grande…
y ellos quizá, solo quizá…

Un poquito tambien.









-----🫶🏼

Holis, son las 8 de la mañana y amanecí creativa JJAJAJA, bueno he decidido que voy a hacer caps como un día si y una día no ¿okis? Bueno bye los amo❤️

Holis, son las 8 de la mañana y amanecí creativa JJAJAJA, bueno he decidido que voy a hacer caps como un día si y una día no ¿okis? Bueno bye los amo❤️

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offline con ustedes(⁠/⁠^⁠-⁠^⁠(⁠^⁠ ⁠^⁠*⁠)/ ( abrahaham x betillo x hollman)Where stories live. Discover now