✦✧ HERA DAMARA SALVATORE ✦✧
El sol del mediodía caía implacable sobre Mystic Falls, derramando su luz sobre los toldos blancos y las hileras de sillas perfectamente alineadas en el césped del instituto. Desde lejos, se escuchaba la voz del alcalde saludando a las familias y recordando la importancia de un día como aquel. Un día que, para muchos, significaba cierre... para mí, un eco de cosas que aún no cerraban.
Caminaba deprisa, los tacones resonando en el pavimento y el móvil en la otra. El vestido de graduación se movía con cada paso, ligero como el viento que me empujaba con apuro.
Había llamado a Klaus al menos cuatro veces esa mañana. Cuatro. Sin respuesta. Sin mensaje. Ni siquiera un maldito "no puedo hablar". Solo su voz grabada repitiendo en bucle que dejara un mensaje tras el tono. Me había prometido que vendría. Le había dado la invitación con mis propias manos. Él la guardó en el bolsillo interior de su chaqueta como si fuera una reliquia. Y ahora... ni siquiera una excusa.
Guardé el teléfono en el bolso justo cuando vi a mis amigos reunidos frente al escenario, buscando entre las filas con impaciencia.
—¿Dónde está Hera? No podemos empezar sin ella —dijo Bonnie, mordiéndose el labio con nerviosismo.
—Como no aparezca en los próximos diez segundos, juro que la mato —soltó Caroline, con ese tono dramático tan suyo.
—¡Ya llegué! —anuncié, alzando una mano mientras sonreía con descaro. Todos se giraron de golpe.
—Menos mal, porque Caroline estaba a punto de contratar a alguien para secuestrarte antes de que empezara la ceremonia —dijo Bonnie con media sonrisa.
—Lo siento, culpa de Damon —repliqué, arqueando una ceja—. Le pareció buena idea esconder mis zapatos.
—¡Es increíble! ¡Lo logramos! ¡Estamos todos! —gritó Caroline, al borde de una euforia contagiosa.
—Un momento... ¿Bonnie Bennett está llorando? —preguntó Elena con media sonrisa. Ya no era la misma Elena sin humanidad de semanas atrás. Su mirada se notaba más suave, más ella.
—Es que todos se van a ir a la universidad... —respondió Bonnie, limpiándose una lágrima traicionera.
—¡Iremos juntas! —le aseguró Caroline—. Lo prometimos.
—Yo ni siquiera envié mi solicitud —dijo Elena, encogiéndose de hombros—. Ya sabes, pequeña etapa sin emociones.
—Lo bueno de ser vampiras es que podemos apuntarnos cuando queramos. Y por supuesto: compañeras de cuarto —exclamó Caroline con entusiasmo renovado—. Cuatro camas, un solo baño. ¿Qué podría salir mal?
—Todo —dije sin pensar, con fingida desesperación.
Caroline me fulminó con la mirada antes de reír y arrastrarme hacia un abrazo. Su perfume a flores y su cabello perfectamente rizado me rozaron la mejilla.
—¡Abrazo de graduación! —exclamó ella, arrastrando a todos.
—Yo paso —gruñó Stefan.
—No seas tan Damon, por favor —le dije entre risas, y sin darle opción, lo empujé con una mano hacia el grupo.
Allí estábamos. Elena, Bonnie, Caroline, Matt, Stefan y yo. Seis nombres en un lugar que ya había visto demasiadas despedidas, demasiados duelos. Pero ese momento era nuestro. Y si bien algunos no estábamos tan seguros de a dónde íbamos después, al menos lo habíamos logrado. Y estábamos juntos.
Poco después, el bullicio se disolvió al sonar los primeros golpes de micrófono. El alcalde subió al escenario con esa voz tan ensayada que siempre parecía sacada de una grabación.
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𝑴𝒊𝒍 𝒂𝒏̃𝒐𝒔 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒆𝒏𝒄𝒐𝒏𝒕𝒓𝒂𝒓𝒕𝒆
FanfictionEn un mundo de alianzas rotas y juramentos manchados de sangre, Hera Damara Salvatore siempre fue el secreto mejor guardado de Mystic Falls: una bruja del aquelarre Géminis, hija de un monstruo y marcada por una magia prohibida. Criada por los herma...
