✦✧ HERA DAMARA SALVATORE ✦✧
El día después del ritual olía a tierra mojada y flores marchitas.
Mystic Falls tenía esa calma engañosa, esa apariencia de pueblo pequeño donde nada ocurre... pero tras la noche anterior, cada rincón parecía cubierto por una sombra invisible.
El cementerio estaba lleno de rostros conocidos. Todos vestidos de negro. Todos con esa expresión perdida de quienes saben que el mundo sigue girando aunque uno no quiera. Elena, Jeremy y Alaric estaban en el centro de todo. Tres figuras rotas que intentaban sostenerse entre sí como podían.
El funeral de Jenna y John Gilbert había congregado a todo el pueblo. Una multitud vestida de negro que parecía moverse en cámara lenta, como si cada paso pesara más que el anterior. Elena, con Jeremy a su lado, caminaba hasta la lápida de su tía y de su padre biológico. Sus manos temblaban alrededor de dos rosas. Jeremy se mantenía erguido, demasiado rígido para alguien tan joven, como si sostener a su hermana fuera más importante que llorar por sí mismo.
Alaric fue el último en acercarse. Su rostro era una máscara de piedra, pero sus manos lo traicionaban, temblorosas, cuando dejó su rosa sobre la lápida de Jenna. Su gesto hacia los hermanos Gilbert fue una sonrisa rota, la de alguien que ha perdido demasiado en tan poco tiempo.
Yo me quedé junto a Jeremy, con su brazo entrelazado al mío. Mi mejor amigo. Lo había acompañado en la pérdida de sus padres, en el duelo imposible de aquellos años, y ahora, otra vez, lo haría. Porque en momentos así no se dice nada. Solo se está.
Cuando el funeral terminó, Jeremy soltó un suspiro contenido y se fue hacia Elena. Lo dejé ir. Mis pasos me llevaron hacia el extremo del cementerio, donde sabía que encontraría a mis hermanos.
Damon y Stefan. No se habían unido al resto. Estaban frente a una tumba cualquiera, dos figuras oscuras contra la piedra clara. Damon, con las manos en los bolsillos, su postura desgarbada, como si nada pudiera afectarlo. Stefan, rígido, la mandíbula tensa, los ojos fijos en su hermano mayor.
Me detuve junto a Stefan, buscando la calma en su presencia, aunque sabía que su silencio era tan frágil como el mío. El aire del cementerio seguía impregnado de flores marchitas, incienso y tierra removida. Había un peso que oprimía cada respiración, como si hasta la brisa respetara el duelo.
Pero mis ojos, inevitablemente, se desviaron a Damon.
Él estaba de pie, inmóvil, con los hombros rígidos, como si la entereza fuese la única armadura que le quedaba. Y entonces habló.
—Bueno... —se encogió de hombros, su voz impregnada de esa ironía amarga que usaba como escudo— supongo que ya es hora de mostrarles mi pequeño souvenir de anoche.
Con un gesto lento, casi teatral, se subió la manga del traje.
Lo que vi me cortó la respiración.
La marca era inconfundible: los colmillos de un hombre lobo hundidos en la piel, y de la herida se extendían venas negras, ramificándose como raíces podridas bajo su carne. Cada trazo oscuro era la firma de la muerte, avanzando sin prisa, cruel, como un veneno que no admitía cura. Una sentencia lenta. Dolorosa. Irremediable.
—No... —mi voz salió en un hilo ahogado, pero Stefan la escuchó. Se tensó a mi lado, sus ojos se ensancharon y se giró hacia Damon con el rostro desencajado.—
—Dime que no... —pronunció, como si negarse a aceptarlo pudiera reescribir la realidad.—
Damon esbozó una sonrisa torcida, de esas que nunca llegaban a sus ojos.
—Vaya... ¿no es precioso? —ironizó, bajándose la manga con indiferencia fingida—. Una obra de arte letal, cortesía de Tyler Lockwood. Klaus planeaba usarlo a él y a Barbie vampira para su circo de sacrificios, y yo, siendo el héroe de pacotilla que sabéis que soy, decidí arruinarle la función. Los solté. Y como recompensa, Tyler decidió hincarme el diente.
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𝑴𝒊𝒍 𝒂𝒏̃𝒐𝒔 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒆𝒏𝒄𝒐𝒏𝒕𝒓𝒂𝒓𝒕𝒆
FanfictionEn un mundo de alianzas rotas y juramentos manchados de sangre, Hera Damara Salvatore siempre fue el secreto mejor guardado de Mystic Falls: una bruja del aquelarre Géminis, hija de un monstruo y marcada por una magia prohibida. Criada por los herma...
