CAPITULO 36: ROSA.

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Aquel hospital se sentía una tortura con tanta gente y niños gritando, y las horas pasaban sumamente lento. Carmen estaba que se arrancaba cada pelo de su cabello. La desesperación la consumía por dentro y solo le quedaba tomar jugos cítricos para mantenerse fuerte.

Estaba tan normal hablando con Rosa cuando esta empezó a sudar y a temblar de una manera que realmente espanto a Carmen, llamo urgente a su marido para que la llevara al hospital con la sorpresa de que durante el camino Rosa empezó a sangrar por la nariz, cada minuto que pasaba Rosa se ponía peor hasta que no pudo más y finalmente se desmayó. Ahora estaba en emergencias, siendo atendida de manera urgente ya que las cosas no estaban muy bien.

Mangel llego unos minutos más tardes, acompañado de Rubén. Ambos corrieron rápidamente hasta recepción para saber sobre Rosa, pararon al ver que Carmen estaba a pocos metros de ellos. Mangel miro la preocupación de su madre y se acercó rápidamente a ella, con la esperanza de que todo estuviera bien. Pero, no fue así. Una vez cerca, lo abrazo tan fuerte y dejo caer un par de lágrimas, a pesar de que no sabía que pasaba, eso era lo que más le preocupaba.

A Mangel no le quedo más que otra que sentarse a esperar. Lo bueno era que tenía a Rubén apoyándolo en cada minuto que pasaba, sin despegarse de él y ofreciéndole sus buenos comentarios al respecto. No quedaba más que decir que había escogido a la persona correcta para estar con él.

Isabel se había quedado dormida en brazos de Rubén, Mangel estaba ya por el mismo camino, recostado del hombro de su novio y con los ojos cerrándose por si solos. Todo cambio justo cuando el doctor salió para dar noticias.

– ¿Cómo está ella?–pregunto Mangel con preocupación.

–Su situación ahora es un poco difícil. –Respondió. – La enfermedad de Rosa está muy avanzada y eso poco a poco ha deteriorado sus órganos, e incluso, su corazón. Los medicamentos que ha estado tomando solo la pusieron peor de lo que estaba.

– ¿Y qué hará al respecto?–interrumpió.

–Temo decir que la situación no me permite hacer algo. Estamos haciendo todo lo posible porque viva por unos instantes más pero, es algo difícil sabiendo que su corazón está débil.

–Tiene que hacer algo, usted es doctor y se encarga de salvar vidas ¿¡Por qué no puede salvar la de ella!?

Mangel ya estaba entrando en desesperación, cada vez que hablaba su voz se entrecortaba y sentía que en cualquier momento se tumbaba al piso a llorar. Rosa no podía morir, no ahora.

–Mangel...–Rubén lo llamo. – Primero debes escuchar lo que dice.

– ¿Cuánto tiempo le queda a Rosa?–pregunto Carmen.

–Depende de lo que ella quiera. Ella quiere hablar con Miguel antes.

Era solo esperar para que lo dijera cuando ya Mangel estaba camino a donde Rosa. La habían trasladado a una habitación en el primer piso, al abrir la puerta estaba ella mirando fijamente a la pared. El reflejo de la habitación blanca casi ciega a Mangel, pero esto no fue impedimento para que se acercara a ella y le dedicara su más sincera sonrisa.

–Estaba esperándote. –sonrió de igual manera. –Estas muy guapo hoy.

–Gracias... ¿cómo te sientes?

–La verdad es que no muy bien. Ya el doctor os debió informar sobre mí.

–Tiene que haber una manera de sacarte de esta, Rosa.

–No la hay, cariño. Ya es muy tarde y, creo que después de tantas charlas me toca decir la tuya.

–Podemos hacer muchas si solo lográramos sacarte de esta–su voz comenzaba a volveré más aguda y temblorosa–, ya vas a ver qué vas a salir.

More Than Words. (Rubelangel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora