CAPITULO 2: FRIEND

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Rubén se sentía enojado al ver su casa vuelta una mierda, literal. Además de un horrible dolor de cabeza que se apodero de él.

La noche anterior había preparado una mega fiesta, no podía quejarse sabiendo lo bien que la había pasado. Pero aun así, el castaño se quejaba de cuanta basura había en el piso y lo desordenado que estaba su habitación. Tenía que arreglarla lo antes posible antes de que llegara su madre. Sabía lo jodida que era y el drama que le iba a armar si viera el estado que se encuentra su casa.

Rubén aprovechaba lo tarde que trabajaba su madre para armar de vez en cuando alguna fiesta. Su madre no estaba de acuerdo pero aun así le dejaba con la condición de dejar la casa en buen estado. Rubén era muy querido por sus "amigos" por la misma razón, aunque lo trataban por interés a este le valía mierda ya sea por pasarla bien.

Sin más quejas ni remordimientos, tuvo que recoger toda la basura que se encontraba en el lugar, comenzando con encontrar cigarrillos debajo de los muebles hasta encontrar un sujetador debajo de su cama. Madre mía, de quien seria.

Observó la sala, y se dio cuenta que faltaba un jarrón. Se maldijo y comenzó a buscarlo desesperadamente. Si su madre se enterara de la perdida de ese jarrón mínimo le daba la hostia de su vida. Ese jarrón había sido importante para la familia. Siempre se preguntaba que le veían de importante a ese jarrón, y ahora que no lo consigue sabe muy bien el porqué.

No tuvo más de otra que dirigirse al centro comercial a comprar uno nuevo, nadie notaria que es un diferente jarrón, al menos por un tiempo. Tomo su BMW y condujo hacia el centro.

Rubén era un chico muy consentido por sus padres, era el único hijo que tenían hasta ahora y están agradecido de ello. Esperaba que su madre no le diera la mala noticia de que esperara un niño, llevaba ese miedo desde que le dijo a su padrastro que quería otro bebe. Rubén no estaba de acuerdo en absoluto. Mientras, disfrutaba libremente de los gastos que hacían con él.

Corrió con la brillante suerte de encontrar un jarrón igual al de su casa. Sonrió al verlo y rápidamente lo compro. Lo llevaba con muchísimo cuidado para evitar cagarla de nuevo.

-Hombre...-escucho una voz detrás de él. Una voz muy conocida, claro que la conocía. Era Alex.

Alex y Rubén eran mejores amigos. Compartían desde los peores momentos hasta los inolvidables. Eran prácticamente hermanos ya. Alex era la persona quien Rubén se confiaba ciegamente, sin importa qué. Lo mismo pasaba con Alex, confiaba en Rubén plenamente. 

-Qué sorpresa.-sonrió.

-Lo mismo digo.-soltó una pequeña risita.- Justamente iré a comer. ¿Quieres venir?

-No podría negarme a esa petición.

-Entonces, vamos rápido que tengo mucha hambre.

Rubén rio ante la acción repentina de Alex, halándolo rápidamente hasta la feria de comida. La verdad Rubén tenía igual de hambre como un león, y el olor de cada comida se hacía sentir en el lugar, mareando completamente a ambos chicos ansiando comer algo rápido.

Pidieron un par de hamburguesas y papas. Algo poco sano pero para lo que le importaba a ellos, era muy nulo. Morirían gordos, pero felices.  

-Iré al baño.-pidió el castaño. Alex asintió mientras veía el lugar de helados. Pensó en comprar uno en cuanto regresara, también le dieron unas ganas horribles de probar algo dulce.

Una vez en el baño se arregló un poco, parecía la típica tía cuando iba a ocupar el servicio. A Rubén le encantaba verse bien, pareciera una mariconería pero no podía evitarlo.

More Than Words. (Rubelangel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora