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Sunghoon:
La imagen de Mei sentada en el alféizar, con los brazos cruzados sobre el pecho y el entrecejo tenso, hacía juego con el torrencial visible a través del vitral de la ventana. Una escasa luz que se colaba por los fragmentos de cristal, dibujando figuras de flores naranja en el suelo, era lo más cercano a la calidez que podíamos tener en aquel momento.
Mi mirada defraudada la golpeó cuando buscó el contacto visual. No era para menos. El enojo, la preocupación y los celos, me arañaron por dentro, como si mis sentimientos fueran un rosal y hubiera caído directamente en sus espinas. Era doloroso porque estaba claro que Mei me ocultaba cosas importantes, como siempre. El tonto era yo, por pensar que esta vez sería diferente, cuando a conciencia sabía que era una imprudente.
-¿No tienes nada que decirme? -mi tono duro la hizo desviar la mirada mientras negaba con un gesto de la cabeza. Eso me daba a entender que no habría colaboración de su parte. -Muy bien. Perfecto, entonces empezaré con las preguntas.
-No es lo que piensas Sunghoon... -Mei apretó la mandíbula para acto seguido tragar con dificultad. El sentimiento de que otra mentira saldría de ella, se instaló como un nudo en mi garganta. Esta vez fui yo quien se cruzó de brazos. Los truenos resonaron en una manifestación de lo que llevaba por dentro.
-Será mejor que me digas la verdad Mei, porque si me entero de que es otra de tus patrañas... -hice una pausa porque me pareció captar un movimiento por el rabillo del ojo, así que revisé la penumbra en un breve vistazo y sin conseguir nada, volví a ella. -...Te mandaré directo a casa.
-¿Cuál es tu problema? -se puso de pie, aparentemente para igualar la altura, pero aún le quedaba demasiado alto -¿Con qué derecho me dices estas cosas? -quién debía estar molesto era yo y no ella. ¿Cómo se atrevía a pensar que tenía derecho a reclamarme justo en ese momento?
Un relámpago partió el cielo en dos seguido de un ruido estridente. Ella se pasó la mano por el rostro, irritada a más no poder, sin ceder ante la discusión. Pero normal en ella, sabia en su propia opinión.
-Baja la voz y ten cuidado con el tono que usas conmigo. -exigí el respeto que me merecía. Era su hermano, no un tío al azar. Mi gemela puso los ojos en el techo, en gesto exasperado antes de continuar.
-Mientras yo intento esforzarme, veo que no te interesa esto. ¿Olvidaste la razón por la que vinimos? -no podía creer lo que salía de su boca, puros dardos envenenados. -Da la impresión de que lo que le pasó a Bunny no te importa.
-¿Estás conciente de lo que acabas de decirme? -no era justo para mi, no me merecía esas palabras, en cambio mi hermana estaba falta de una buena reprimenda. -Mei, no eres el centro del mundo. A mi también me dolió mucho, ella era mi hermana también.
-No estamos avanzando Sunghoon. -eso no era cierto, pero no podía contarle porque estaba empeñado en protegerla, así que volví a ser duro.
-¿Por causa de quién? -recalqué con fastidio -Te puse en una posición privilegiada por esta misma razón y tampoco veo avance.
-¿Te estás quejado de mi desempeño ahora? -su burdo intento de virar la tortilla no funcionaría esta vez. Cerré mis manos en puños apretados a ambos lados de mi cuerpo.
-No es eso... -antepuse mi voz a la suya antes de que soltara otra tontería. Una suave vibración se escuchó en las ventanas, cuando el siguiente trueno intervino en enfrentamiento. -Lo que estoy diciendo, es que mientras tendrías que estar concentrada en cosas importantes, andas romanceando con Yang Jungwon en medio del comedor.
-¿Entonces se trata de eso? ¿Qué problema tienes con Jungwon? Él solamente estaba siendo amable. -su inocencia ante Jungwon me provocó ganas de arrastrarla a una torre y dejarla encerrada.
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Posdata
FanfictionUn retrato y unos nombres, son los únicos indicios con los que cuentan los gemelos para desentrañar el misterio que mora detrás el portón negro...
