꧁ Demon • Haobin ꧂

꧁ 07 ꧂

Presionaba suavemente la planta de sus pies, de la misma forma en la que los sirvientes se lo hacían cuando aún vivía con su padre y demás demonios. Sabía que tratarlo de esa manera tan atenta haría que desarrolle emociones por él.

—Mgh... —soltó un gemido cuando el pelinegro le hizo cosquillas —lo siento

—Creo que fue mala idea hacerte masajes en los pies, eres muy sensible en esta zona

—Y-yo... —sonrió tímidamente —de todas formas me gusta... tú sigue...

Le siguió echando más aceite sobre los pies y los acariciaba con suavidad sin poder evitar ponerse caliente con los gemidos que Hao dejaba salir de él sin querer.

Qué humano tan sexy...

—¿No quieres que te ponga aceita también en la espalda?

—Eh... —dudó un poco

—Acuéstate boca abajo

Hao se giró y se apoyó en la almohada que tenía bajo su cabeza, cerró los ojos y dejó que el mayor desnude su torso para untar aquel líquido encima. Frotó su espalda y apretaba los músculos de esta junto a sus hombres y cuello.

La sensación le dio sueño en un inicio, pero a veces sus manos bajaban tanto a su espalda baja a la altura de sus nalgas que se ponía expectante a sus próximos movimientos.

—Mgh... —gimió

Sintió el peso de Hanbin sobre sus nalgas cuando este intentó ponerse encima para hacerle mejor los masajes. Sin querer, su miembro estaba frotando su trasero cada vez que inclinaba su cuerpo y manos hacia su cuello.

—Mgh...

El calor lo invadió y lo único que recordó fue que la última vez en la que su ex novio le hizo masajes de esta manera terminó en ejercicios sexuales.

No se había dado cuenta de lo necesitado que estaba hasta que aquel chico con tan sólo hacerle un par de masajes lo excitaba demasiado.

Levantaba su trasero por inercia para sentirlo más, tratando de mandarle señales para que lo siga tocando, pero ahora de otra manera.

Las manos de Hanbin lograban tocar sus nalgas y poco a poco fue quitando su pantalón con lentitud. Apretó la piel desnuda y Hao soltó un gemido otra vez.

—¿Quieres que siga? —le susurró al oído

—Sí, por favor...

Aplicó el aceite en esa zona también y fingió masajearlo hasta logra dejarlo desnudo.

Es mi momento, no tengo que desperdiciarlo por nada del mundo. Voy a hacer mío a este humano. Lo mataré y volveré a casa.

Introdujo su dedo lleno de aceite en su agujero. Hao apretó la almohada mientras jadeaba y temblaba, dejándose llevar por el deseo que lo estaba consumiendo.

Los movimientos circulares que golpeaban sus paredes y la tensión que iba creciendo entre ellos hizo que su vientre cosquilleara.

—Ha... Ha... Hanbin... Hanbin espera —se dio la vuelta rápidamente dejando a la vista pene erecto —si sigues tocando en ese lugar... me voy a correr y no quiero ensuciar la cama...

—¿Así que ese era el problema?, creí que no te gustaba como lo hacía

—Si me gusta... —dijo sonrojado —pero no quiero ensuciar...

—Shhh... —le puso el dedo en la boca y lo calló —no digas nada, chiquito. Yo haré que te corras sin ensuciar nada

—¿Cómo...?