Alex se inclinó para poner la radio mientras Chase conducía. Me destrozaron los tímpanos cuando los tres exclamaron por una canción. Yo sabía que cual era. Black Dog de Led Zeppelin, a papá le gustaba y antes la había escuchaba en ocasiones. Todo lo que antes tuve la dicha de haber escuchado con papá estaba guardado en mi celular y ahí tenía esa. 

Los tres empezaron a cantarla con mucha emoción y el envolvente volumen alto. Escuché a Max cantar también. En un algún momento de la canción cada uno tenía su estrofa para cantar de solo. Se me bajaron un poco los nervios. Hasta me reí del espectáculo que se venía haciendo en el auto. Chase comenzó a pitar al ritmo de la canción, otros conductores le protestaron molestos, pero para ellos eso no importaba.

—¡Maldición! Amo esa canción —dijo Alex al término de ella. Yo asentí de respuesta, todavía quedaba esa energía eléctrica que había dejado.

—¿Has escuchado One way or another de Blondie? —susurró Allen en mi oido tomandome desprevenida. Asentí con los nervios renovados—. Una parte es para ti.

Mi cuerpo entero se tenso y me atreví a mirarlo, pero él solo me sonrió complacido de la reacción que había causado y desvío la mirada por la ventana. No recordaba en ese momento la letra, no entendí el porque, pero en cuanto llegará a casa la escucharía de inmediato.

Me percaté poco después que ibamos en una dirección errónea, hasta que Chase dirigió el coche en un auto-servicio de McDonald's. No tenía la menor idea del por que nos dirigíamos ahí.

—¿Que quieren? —preguntó Chase apresurado.

Todos se pusieron a decir cosas pero solo una me llamo la atención, observé al chico de brillantes ojos azules pedir algo que jamás había pensando que pediría el día que nos conocimos.

—¡Cajita feliz!

—Ya se Allen. Faltas tu Mia ¿Mia?

Max me dio un empujón para reaccionar.

—Nada.

—Te compraré también una Cajita Feliz —inquire él. Luego ordenó todo lo dicho.

Me quede atareada sin entender nada, nada de esta noche. Todo era tan extraño, todo era confuso, era tan fuera de sí. Me molestaba sentirme así, era fastidioso que tuviera estos problemas existenciales en ese momento por un simple acto que había arrebatado demasiada atención. Sentí una furia, así que golpeé a Allen en el muslo para desquitarme.

—Auch —artículo mirándome—. ¿Eso por que?

—Por que me confundes. Tonto infantil —gruñí.

—¿Eso es que quieres otro beso?

Le pegué nuevamente de manera inútil. Porque no tenía tanta fuerza y sus piernas eran fuertes. Resistentes a mis torpes golpes. Jamás mis golpes causarían daño y era mucho más irritante.

Por el resto de caminó razoné sobre un tema en especial. Contenía solo la mirada perdida y los pensamientos extraviados. ¿Quien era Allen? Una caja de sopresas, con personalidades cambiantes, un candidato a infantil muy problable o exesivo. Era lo fallido a un serio chico malo. Podía ser grosero y tierno. Tenía más problemas existenciales que una mujer. Un estómago enorme. Era valiente, severo y molesto. Era extraño, diferente, poco común. Él era Allen.

En cuanto llegamos a casa, subí a mi habitación y tomé mis auriculares buscando la canción que había dicho Allen. La escuche con cuidado, prestando atención a cada una de sus palabras, a su significado. Abrí de poco a poco los ojos con sorpresa y desconcierto. Lo que decía era una locura proviniente de Allen. Fue escalofriante. No logré conciliar el sueño esa noche debido a lo que había pasado y a la letra de aquella canción rodando por mi cabeza. Intentaba decifrar cual era la parte exacta dirigida hacía mí.

Black AngelsWhere stories live. Discover now