Cap 4

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Suga se apoyó sobre sus propias manos para poder levantarse. Pero enseguida cayó en un ridículo intento, Chloe sintió lástima, al ver su espalda mugrienta y rajada en cortes, la piel estaba abierta dejando a ver la carne suelta y todo carmín. Un escalofrío le recorrió el cuerpo, se dirigió hacia donde Markobss estaba y lo tomó de los cabellos para apoyarlo sobre la pared.
Su cuerpo estaba completamente inerte sobre el pedestal, y a Chloe milagrosamente no le causó repudio.
Le quitó la musculosa blanca que llevaba de un tirón, y cortó con sus manos las partes manchadas con sangre. Miró hacia todas partes y trató de buscar algún desinfectante líquido, pero nada se encontraba más que algunos trapos viejos y baldes de pintura secos.
Resignada se hincó frente a él.
-Lo lamento cariño, te dolerá sólo un poco. -admitió mordiéndose el labio inferior con nerviosismo.
-Vale, no importa. Puedo soportarlo.
Pero cuando siquiera Chloe le colocó un dedo sobre su espalda chilló.
-Infiernos, lo tienes re cagado. -cerró sus ojos arqueando el labio superior hacia arriba en muestra de desagrado-. Te trataré de poner de píe, nos iremos hacia afuera y pararemos un auto cualquiera. Pero debes poner tu esfuerzo.
-Vale, sólo marchémonos. En cualquier instante pueden venir los otros hijos de puta. -gruñó, Chloe lo tomó de sus abdominales y Suga se apoyó sobre sus manos tirándose hacia arriba. Estuvo de píe y se tambaleaba, pareciera que acabara de sacarlo de un bar totalmente lleno de alcohol-. Manténme bien demonios.

-Ay perdón, no soy Jill Mills. -comentó sarcástica, pero enseguida se retractó por hacer comentarios fueras de lugar en un momento tan denso-. Lo lamento, es inevitable no usar el sarcasmo.
Suga gemía a cada paso, pero finalmente gracias a la ayuda de ambos lograron caminar hacia fuera de la cabaña donde un viento glacial y gélido los consumía.
Suga gritó con todas sus fuerzas cuando el viento helado se coló sobre sus heridas abiertas.
Chloe lo tapó con el trapo de la camiseta las heridas lo más que pudo, y casualmente hundió su dedo dentro de la cicatriz. Él gritó todavía más, tenía los dientes apretados en un gesto de tratar
de calmar su dolor y se le notaba las venas de su cuello y frente monumentales.
Un auto pasó, y cuando Chloe lo iba a hacer parar siguió de largo en un largo recorrido.
-¿Puedes mantenerte de píe unos segundos Suga ? -lo tomó de la mejilla para mirarlo directamente a los ojos.
-Si tu pudiste matar a alguien, seguro que puedo hacerlo. -chistó quitando su brazo de los hombros de Chloe. Se osciló, pero trató de mantenerse de píe.
Se colocó encima de la carretera que estaba oscura y con algunos focos encendidos. Parecía una típica película de acción. Esperaba a que el conductor no fuera un violador o algo por el estilo.
No quería tener que utilizar nuevamente el arma. No quería que se le hiciera una costumbre.
Dos focos de luces se dejaron ver en la oscura carretera, Chloe alzó los brazos como si estuviese tratando de alcanzar una estrella.
-¡He! ¡Deténgase! ¡Ayudadnos! -chilló, cuando por su mente cruzó la posibilidad de que se había marchado. La conductora detuvo su coche haciendo que las ruedas sonasen con estrépito. Abrió la puerta de su chatarra y vio a una jovencita con el rostro cortado y sucio.
Se acercó hacia ella, pero Chloe técnicamente corrió frente a ella.
-¡Oh señora! ¡Muchas gracias por detenerse! Esto ha ocurrido, nos han mantenido secuestrados a mí y a mi... novio en esa cabaña que está justo ahí, nos hemos logrado escapar con ayuda mía. Necesitamos viajar a la ciudad de Arlington, porque por lo que parece la ciudad está a millones de kilómetros.
La señora regordeta, que no parecía más de treinta, le miró con el ceño fruncido. Habría pensado que la muchacha era una desquiciada, traía una rebeca color carmesí sobre sus hombros y unos vaqueros elegantes. Pareciera que fuera a una inauguración de algún restaurante prejuicioso y elegante.
-¿Dónde está el chico? -preguntó, Chloe apuntó detrás de ella donde Suga se retorcía del dolor-. ¡Por dios! ¡Pero qué coño le ha pasado! -exclamó boquiabierta-. Suban al auto ahora mismo.
Chloe asintió frenéticamente tomando a Suga de los hombros.
-¿Podría ayudarme? -le preguntó a la señora.
-No. Loe, no seas estúpida. Yo puedo hacerlo por mí mismo. -habló enfadado alejándose de ella. Caminó con pasos gelatinosos hacia la puerta del auto para montarse dentro. Suspiró resignada metiéndose junto a él y cerró la puerta.
-Vamos a un hotel... Legrann's, creo.
-Tenía la fiesta anual de mi empresa de comercios, pero parece que a ustedes les va peor que yo.
Chloe asintió con la cabeza recostando a Suga , el rostro de él quedó sobre su regazo con la nariz entumecida entre sus muslos. Ella le acarició el cabello con sutileza.
-Demasiado.
-Antes de partir llamaré a la policía, por si encuentran ese cuerpo muerto allí. -sacó su teléfono, y Suga alzó la cabeza inmediatamente mirándole a Chloe sorprendido. Ella le guiñó un ojo con una sonrisa y le siguió acariciando sus cabellos dorados para relajarlo.
-Muchas gracias por su gentileza señorita. Es usted muy amable.
-No me lo agradezcas jovencita. Haría esto por cualquiera. -sonrió de lado marcando al 911. Le comunicó sobre la tragedia, y una ambulancia dijo que vendría en camino al igual que el FBI. Chloe rogó para que todo estuviese bien.
Pero, inesperadamente se dio cuenta de una cosa.
La policía de Texas era unida, como si fuese una clase de clips metálicos ¿Qué si alguno de los policías le conocía?
Se mordió el labio inferior con delicadeza, no podía permitir que su padre la viniese a buscar.
No si quería seguir logrando su propósito. Que era ayudar a esa catastrófica familia, miró a Suga que se había quedado dormido sobre sus muslos, ya que respiraba con parsimonia.
¿Él sabría que su pequeña hermana habría muerto?
Por un demonio... sería tan arduo asimilar todo esto.
Le besó una mejilla y nuevamente miró su espalda. Y entonces recordó todos los episodios vividos de esta noche de locos. Se parecía a esa historias de Halloween que usualmente daban en el Cinecanal cuando el mes de octubre llegaba.
Nunca se imaginó que se podría convertirse en una asesina. Pero dentro de sí misma no había ningún cargo de pesadumbre. Sabía que lo que había hecho estaba correcto. Recordó entonces las palabras que Jannet le había revelado.
»Si ellos no morían, entonces nosotros lo hacíamos«.
Entonces recordó a Jannet Sleivhor, tendida sobre el colchón con la desesperación y el vacío sintiendo entremedio de su pecho.
Culpándose a sí misma por haber perdido a Chloe de sus manos, pensado que quizá Suga la asesinaría.
Pensando en el bienestar de su hijo, rezándole al cielo para el bien de él.
Pidiendo a Dios que cuidara de sus dos hijos fallecidos.
También pensó en su madre, con la angustia sobresaliendo por cada fibra de su ser. Los sollozos, la preocupación de Sammy, preguntando con inocencia dónde estaba. Su padre con problemas respiratorios, enviando a cada uno de sus séquitos enviando a buscar siquiera un rastro de su pequeña hija...
Se imaginó en los archienemigos de Suga planeando las venganzas más mórbidas y truculentas pasando por su mente... de sus bocas saliendo cada uno de los nombres de la familia Min, hasta de ella misma.
Anotando en su lista grisácea con una pluma de tinta renegrida sus nombres.
Entonces las sirenas de la ambulancia se dejaron a escuchar y los chillidos, mientras que un montón de personas se bajaban del camión posterior con camillas.
La señora se bajó para alzar sus manos en señal de que se encontraban allí.
Los enfermeros abrieron las puertas y Chloe sacudió a Suga por un hombro, y cuando él abrió sus ojos, dijo.
-Te levantarán.
Él ni si quiera objetó, estaba tan extenuado que si quiera podía replicar.
Se dejó levantar nuevamente siendo apoyado sobre una
cómoda y estrecha cama.
Suspiró y sintió como lo metían dentro de una cabina. Se dedicó a cerrar sus ojos, y volvió a dormir. Estaba tan cansadísimo.
-Súbase señorita... -le dijo un señor de edad alta. Con su traje blanco y con un estetoscopio rodeando su cuello. Las luces pálidas que alumbraban el lugar le hacían ver con mejor claridad las cosas a Chloe.

Dark innocence | Min YoongiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora