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Mi casa, aquella que en su tiempo fue increíblemente acogedora junto a Soobin y que, después de todos los sucesos, no era mas que unos cuartos fríos y sin vida... ahora se sentía diferente.      

Lo que antes era un refugio vacío, solo cálido cuando Taki y Nicholas estaban, hoy volvía a brillar con una intensidad distinta. Por fin sentía que ese calor era real, constante Sabia que ellos no se irían de mi lado.

Sus presencias llenaban cada rincón esa noche. Incluso en el silencio, los sentía cerca. Me observaban con cuidado, como si aun tuviera ese miedo de que, al pestañar, yo desapareciera.

Estábamos rodeados de un aura extraña. Como si el mundo se hubiera puesto en pausa para permitirnos reencontrarnos.

—¿Por que me dejaron alli...sola? —pregunté sin poder evitarlo, rompiendo la quietud.

Todos me miraron tristes, se que debían de tener sus razones después de todo si me buscaron para estar aquí juntos de nuevo.

Fue Heeseung quien habló primero.

Heeseung asintió.

—Yo no dormía. Desde que escapamos de K... no lograba cerrar los ojos. Pero desde que nos separamos no te dejamos de pensar, creímos, bueno creí que si te dejábamos allí podrías comenzar de nuevo con K lejos de ti, pero claro que eso no paso ni pasara, nuestro destino esta atado, y no podremos nunca soltarnos. Perdóname Sumin, pero volvimos por ti, volvimos y ahora hagamos las cosas bien, pero juntos.

—Yo te soñé  —susurró Sunoo—. Pero en mi sueño estabas cubierta de sangre, y aún así... sonreías. Tenia mucho miedo...

—A veces siento que cuando respiro, es porque tú lo haces —añadió Jake, con una dulzura que me erizó la piel.

Jungwon, siempre tan firme, bajó la mirada.

— En un pasado K intentó borrar lo que sentíamos. Manipuló nuestras mentes. Nos decía que el amor era debilidad. Pero contigo... incluso el infierno se sintió como hogar.

—Yo te elegí —dijo Ni-ki, como si recitara un juramento—. En cada vida, en cada repetición... siempre termino eligiéndote. Aunque me cueste la eternidad.

Sus palabras me envolvieron como un hechizo. Y aunque las lágrimas no me caían, mi alma lloraba de amor contenido.

Fue entonces cuando sentí el temblor en la tierra.

Todos nos tensamos. Ellos también lo sintieron. Se pusieron de pie al mismo tiempo, casi como si compartieran un solo corazón. Afuera... algo se acercaba.

¡Sumin! gritó Taki, irrumpiendo en la habitación, jadeando. —Nos encontraron, Vienen los de K No son humanos, No son... normales.

El aire se volvió denso. Y afuera, tres figuras se materializaron entre la niebla del bosque en el que antes estábamos. Eran criaturas híbridas, deformes, con ojos que brillaban en tonos violetas. Guerreros moldeados por el maldito de K.

—Quería tiempo... —murmuré.

—Entonces tomémoslo por la fuerza —dijo Jay, con una media sonrisa oscura—. Por ti, quemaría mil veces este bosque.

Salimos.

El primero en atacar fue Sunghoon, moviéndose como una sombra afilada. Su fuerza había cambiado. Era más ágil, más letal. Pero no era solo su cuerpo: sus ojos ardían con la misma energía que brillaba en mí.

Jake saltó sobre una de las criaturas, levantando su mano de donde llamas salían sin control. Ni-ki, con movimientos sombrios, destrozaba el suelo a cada paso, haciendo que el enemigo perdiera el equilibrio.

—¡Sumin! —gritó Jungwon—. Canaliza lo que sientes. ¡Hazlo ahora!

Las emociones se arremolinaban en mi pecho como fuego líquido. Cerré los ojos, escuchando el eco de sus confesiones. El amor eterno, el deseo reprimido, la promesa de protegerme aunque les costara su alma. Mis venas ardieron.

Abrí los ojos.

Y la luz dorada emergió de mí como una llamarada viva. Se conectó con los chicos. Como hilos invisibles que unían nuestras esencias. Y al hacerlo... ellos se transformaron.

Los ojos de Heeseung se volvieron completamente dorados. Sunoo voló por el aire con alas negras formadas de energía. Sunghoon absorbió fuego del entorno, y lo lanzó como cuchillas de ira.

Yo estiré la mano. Y sin pensarlo, la criatura más grande estalló en partículas de sombra cuando mi luz la tocó.

—¿Viste eso? —jadeó Taki desde la entrada—. Sumin... ¿qué eres?

—Soy lo que él temió y Amo. Lo que ellos amaron. Y lo que lo destruirá.— En mi cabeza yo, Shujua y Sarah decíamos todo esto al mismo tiempo.

Los cuerpos de los enemigos se disolvieron entre cenizas. El bosque quedó en calma.

Me giré hacia los chicos. Estaban heridos, pero no arrodillados. Estaban agotados, pero no derrotados.

—K sabe que estoy lista. Y sé que vendrá por mí.

Sunoo se acercó. Me miró como si viera por fin el sol tras mil años de oscuridad.

—Que venga. Porque ahora estamos contigo.

Y lo supe: lo que nos unía no era la sangre, ni el pasado. Era algo más fuerte que el tiempo. Más profundo que el dolor.

Era amor.

Eterno. Oscuro. Brillante. Real.

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⏰ Last updated: Jun 18 ⏰

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