𝗫𝗜:𝗘𝗹 𝗕𝗮𝗹𝗰𝗼́𝗻 𝗱𝗲 𝗡𝗶𝗰𝗼 𝗥𝗼𝗯𝗶𝗻

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Eran las seis y cuarenta de la mañana, el sol apenas había salido y la temperatura era perfecta, no hacía frío abrumador ni un calor asfixiante.
Robin se sorprendió al ver a los mismos jóvenes de ayer pasar frente a ella nuevamente, el moreno iba notablemente cansado y muriendo de sueño, murmurando cosas que seguramente eran quejas sobre tener que levantarse temprano para ir al colegio, mientras el rubio a su lado intentaba despabilarlo.

Así comenzó una rutina de todos los días con la que Nico Robin estaba encantada. Todas las mañanas a las seis y cuarenta, y todas las tardes a las seis y cuarto veía a ese par adolescente ir y venir de la escuela, todos los días sin falta.

Al principio asumió que solo se trataba de un par de amigos, pero con el paso del tiempo pudo notar actitudes de parte de ambos que delataba sus sentimientos.

Cómo el rubio se reía por las tonterías que hacía el monito (como había bautizado al moreno), y como este ponía una sonrisa triunfante cuando lograba hacer sonreír al patito (apodo que le puso al rubio). A veces el más bajo le sacaba la mochila al rubio para cargarla él, aunque el otro le reclamara diciendo que podía llevarla por si solo.

Todos los días pasaba algo particular, el monito se quedaba fuera de la casa del rubio cuando él entraba con una sonrisa tonta, a veces recostaba la cabeza en la puerta, esto duraba unos pequeños segundos hasta que se iba, pero siempre mantenía esa cara de bobo enamorado.

Y otros tantos factores que lograron que Robin notara el amor entre esos dos. Para ella era como ver una película muda que sin diálogos entendía a la perfección.

...

Una tarde en particular, un poco más tarde que el horario habitual, la arqueóloga se sorprendió al ver que una chica de cabellos anaranjados como una mandarina caminaba junto a ellos, asumió que debían hacer algún proyecto grupal al ver las cartulinas que llevaban.

El patito caminaba junto a la chica llevando su mochila y hablando feliz con ella, mientras el monito caminaba detrás de ellos con una cara amargada, obviamente se veía celoso de que la peli naranja tenga la atención del rubio, esto le generó risa y ternura a Robin.

El monito caminaba con el ceño fruncido pateando piedritas que se atravesaban en su camino. Cuando el rubio notó su actitud se acercó a él, intecambiaron un par de palabras y vió como el patito sonreía divertido y acariciaba los cabello negros del más bajo, tomándolo de la mano para llevarlo adelante con la chica; todo esto provocó un adorable sonrojo en el mono.

...

Cierta vez, volvían del colegio como de costumbre. En un momento el rubio sacó su celular para escribir algo, mientras tanto, el monito se detuvo al ver unos tulipanes amarillos en una maseta afuera de una casa, miró a todos lados y arrancó una de las flores para correr hasta el patito que no detuvo nunca su andar.

Robin los miró con más atención.

Cuando llegó hasta el rubio, tocó su hombro para llamar su atención, una vez el otro volteó le extendió el tulipan con una sonrisa de oreja a oreja. El rubio lo miró sorprendido con un enorme sonrojo.

Al principio aceptó la flor avergonzado, hasta que se dió cuenta de dónde lo había sacado y comenzó a regañar al más bajito, con una expresión algo molesta y señalandolo acusatoriamente con el dedo, mientras el contrario fingía que no le importaba su sermón.

Al final, el patito se quedó con el tulipan haciendo sentir triunfante al monito.

...

Los días fríos parecían ser los favoritos de aquel par, pues aparentemente usaban las bajas temperaturas como una simple excusa para caminar más juntos, y hasta abrazados "por el frío que hacía"

♡•P͜͡e͜͡q͜͡u͜͡e͜͡ñ͜͡o͜͡s͜͡ M͜͡o͜͡m͜͡e͜͡n͜͡t͜͡o͜͡s͜͡ D͜͡e͜͡ A͜͡m͜͡o͜͡r͜͡•♡Where stories live. Discover now