Xie Lian tenía muchas esperanzas y metas en su vida, quería disfrutar de ella lo más que pudiese. Pero luego de dos años confinado en una cama de hospital, esos sueños y esperanzas se ven truncados... Esto hasta que el nuevo doctor asignado a su cas...
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En la tranquilidad de la oficina temporal que le habían asignado, Hua Cheng se sumergió en el historial médico de Xie Lian. Página tras página, leía sobre una miríada de síntomas confusos, diagnósticos descartados y tratamientos fallidos. Era un laberinto de jerga médica y desesperanza. La enfermedad era, en efecto, tan extraña y esquiva como se la habían descrito. Pero entre líneas, Hua Cheng comenzó a ver algo más que un simple caso clínico.
Movido por una curiosidad que no supo identificar del todo, desvió su investigación. Tecleó el nombre "Xie Lian" en el buscador interno del hospital, accediendo a la ficha de personal que indicaba su relación con el director. Luego, casi sin querer, sus dedos se movieron con agilidad por el teclado, buscando información más allá de los muros del hospital.
Al principio, la imagen que se formó en su mente fue la esperada: el hijo único y heredero del acaudalado director de un prestigioso hospital. Un niño mimado, probablemente acostumbrado a tenerlo todo, quizás incluso caprichoso y arrogante. Pero a medida que profundizaba, esa imagen preconcebida comenzó a resquebrajarse.
Descubrió que Xie Lian había estado cursando dos carreras universitarias simultáneamente: Literatura y Dirección de Empresas. Un alumno brillante, según los registros académicos. Pertenecía al club de esgrima, donde destacaba por su habilidad y dedicación. No había rastros de una vida social extravagante; no aparecía en fotos de fiestas ostentosas ni se le conocían escándalos. Sus redes sociales, si es que las tenía, eran privadas o inexistentes. No había menciones de parejas, ni siquiera de amistades particularmente numerosas más allá de los tres nombres que aparecían constantemente como visitantes autorizados: Feng Xin, Mu Qing y un tal Shi QingXuan.
Hua Cheng frunció el ceño. Esto no cuadraba con su suposición inicial. Un joven que se esforzaba en dos carreras exigentes, que practicaba un deporte de disciplina y que mantenía un perfil bajo... no parecía el típico hijo de papá consentido. Una extraña sensación, una mezcla de intriga y algo parecido a la compasión, comenzó a removerse en su interior. Quizás, solo quizás, se había equivocado con Xie Lian.
Decidió que era hora de conocer al paciente en persona.
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