"Error de sistema: Evanette" ||Connor x Lectora|| DBH

posible interacción amistosa

Hank caminaba de un lado a otro en la sala de espera, mascando su angustia como si fuera tabaco viejo. Gavin se encontraba en una esquina, tenso, con los brazos cruzados y el ceño fruncido. Connor, de pie junto a la ventana, apenas se había movido desde que llegaron. Su mirada permanecía perdida en el recuerdo de Evanette sangrando entre sus brazos.

Finalmente, una enfermera se acercó.

—Buenas noticias —dijo con una sonrisa tranquila—. La señorita Evanette está fuera de peligro. El disparo no rompió ningún hueso, solo afectó tejido muscular. Recibió atención inmediata, por lo que no hay riesgo de infección. Saldrá en unas horas, aunque deberá guardar reposo por unos días.

Hank exhaló como si le hubieran quitado un yunque del pecho.

—Jodida niña terca... —murmuró.

[UNA SEMANA DESPUÉS – EXTERIOR DEL DEPARTAMENTO DE EVANETTE]

Hank esperaba frente a los edificios con su coche viejo y ruidoso. Cuando Evanette salió, con el brazo vendado y gafas oscuras, él soltó un suspiro.

—¿Lista para volver al infierno? —preguntó mientras ella se subía.

—Nunca me fui del todo —respondió, abrochándose el cinturón.

Durante un momento, solo se escuchó el motor.

—Sabes que lo que hiciste fue una completa locura, ¿verdad?

—Lo sé.

— Si no te novios bien te pido dar un disparo en la cabeza ese puto androide

—Pero no morí. Y no lo volveré a hacer, ¿vale? Ya no me jodas con eso.

Hank bufó, resignado, mientras daba vuelta hacia la comisaría.

—Eres igual a mí cuando era joven y eso me preocupa.

—Te preocupas demasiado.

—Y tú muy poco.

Ambos se quedaron en silencio el resto del camino.

Al llegar a la comisaría, lo primero que vieron fue a Connor, sentado en el borde del escritorio de Hank, impecable, como si nunca se hubiera ido.

—Buenos días, teniente y detective. Estoy listo para continuar con la investigación.

—Claro que lo estás... —murmuró Hank, ya de mal humor otra vez.

Pero antes de que pudieran contestar, la voz del jefe Jeffrey retumbó en toda la comisaría:

—¡Hank, Evanette! ¡A mi despacho, ya!

Ambos intercambiaron miradas y caminaron hacia la oficina. Connor los siguió sin decir palabra, cerrando la puerta detrás.

—Estoy recibiendo diez casos diarios sobre androides —empezó con tono grave—. Y no solo de ancianas que pierden su asistente para tejer. Hablo de agresiones. Asesinatos. Este ya no es solo un problema de CyberLife. Es una investigación criminal a gran escala. Y ustedes tres van a encargarse de ella.

Hank alzó una ceja con una mueca.

—¿Nosotros? ¿Y por qué demonios nosotros? ¡Somos los policías menos calificados para esta mierda! Yo no sé una mierda de androides, apenas si sé cambiarle los ajustes al móvil, y eso con ayuda de Evanette. ¡Y ella ni se diga! Ya tiene bastante con sus métodos de “investigación”... —dijo haciendo comillas con los dedos.

Evanette entrecerró los ojos.

—Mira quién habla.. Pero admito que... no somos los indicados. Esto nos queda grande y no somos expertos en inteligencia artificial.