El color rojo de la pantalla se intensificaba junto al símbolo enmarcado en negro. Esperé atento a lo que fuese a suceder y, de pronto, una confusa banda sonora resonó en toda la habitación; asemejaba bastante a la de una marcha militar. Mi pelaje se erizó y mis orejas se agacharon en desagrado, disminuí el volumen del aparato ante el ensordecedor estruendo que hacía retumbar de manera irritable mis tímpanos. La imagen en pantalla cambiaría instantáneamente mostrando a una persona, aquella silueta no mostraba su rostro, ocultando su identidad detrás de una máscara circular con el mismo símbolo negro. Su mirada parecía estar clavada fijamente al centro de la pantalla; quedé expectante sin expresión ante lo que fuera a presenciar. Aquel sujeto comenzó su habla con un tono ronco y distorsionado.
—Buenas noches, occidente. Buenos días, oriente. —Saludaba sin moverse, al mismo tiempo que aparecían subtítulos en diferentes idiomas. —No intente cambiar de canal, interferimos en todas las ondas de transmisión existentes. Desde hoy, comienza la transición de un cambio global; nosotros somos una organización de la rebelión, y tenemos un comunicado que deberán escuchar. —Mis cejas se arqueaban de incomprensión. —La guerra se desatará en unos días y el mar se tornará rojo por la sangre derramada por sus ideales. Ahora, controlamos las armas más poderosas creadas por los seres de la especie humana y antropomorfa existente de este mundo. Y cuando finalmente llegue el día, nosotros controlaremos este planeta. Mas, no se alteren aún, hay solución a todo esto con un costo a vivir, renuncien a honrar su patria y sean parte de este nuevo orden mundial. —Aparentaba tranquilidad y amenaza mientras retomaba aire para continuar, sin despistar la vista. —El reloj ha comenzado a correr. —De un momento a otro, la programación de esa noche volvió a la normalidad.
Mi vista expectante en el televisor aún persistía, sacudí suavemente mi cabeza volviendo a reaccionar. Apagué el televisor seguido de un bostezo, dejé reposar el control sobre el sofá cercano al mueble. Observé la hora en mi teléfono, la una de la mañana marcaba. Sin más, recorrí con cautela la oscuridad de la noche, dejándome caer sobre la cama y logrando el deseo del sueño, durmiendo plácidamente en la comodidad de las sábanas.
La mañana se haría presente, acompañado del espantoso grito del despertador que me taladraba la cabeza a no más poder. Con ira y fatiga, levanté mi brazo manoteando a ciegas el reloj, logrando apaciguarlo. Partiendo de ello, le siguieron intensas batallas para disponerme a salir de la calidez de mi almohada. Caminé tranquilamente por la recámara en dirección al baño con intenciones de asearme. Al salir, me vestiría con mi atuendo habitual de todos los días: un buzo negro con dobladillos azules y jeans del mismo tono oscuro. Ya vestido, abandoné mi cuarto en búsqueda de algo para desayunar, mi cuerpo flaqueaba desganado como para continuar mi rutina matutina, por ende, lo omitiría por esa mañana.
En la cocina, preparé el filtro del café y posteriormente encendí la cafetera, busqué en uno de los estantes algo que me sirviera de alimento, entre lo que tenía me decidí por unas tostadas. Caminé hasta mi librería ubicada al lado de una ventana, que daba una visión a la calle que atravesaba la avenida. Seguí con la mirada los nombres de cada libro hasta encontrar el que me faltaba por concluir, había quedado en el último capítulo de aquella novela fantástica, a lo que consideré el tiempo y deduje que lograría terminarlo antes del tiempo límite.
Regresé a la cocina, donde el café ya había sido preparado, serví un poco en una taza y, con el libro en mano, me encaminé a la mesada del escritorio. Agarré una tostada después de dejar la taza humeante a un lado del gabinete de la computadora. Tomaba el desayuno y retomé la historia del libro desde el último inciso, hojeando cada página sumergiéndome una vez más en la trama. Cada acción, cada momento me deleitaba y alimentaba las ganas de querer seguir, pero de un momento a otro el final se hizo presente con una trágica muerte. Cerré la tapa de la novela. Había terminado ya de tomar el café y devoré inconscientemente todas las tostadas del plato. Miré la hora, aún estaba a tiempo. Entonces recogí todo y guardé el libro donde pertenecía. Tomé la netbook, el móvil y mis audífonos, también las llaves del apartamento en el que vivo. Eché un último vistazo al interior antes de salir, asegurándome de haber dejado todo en orden. Despreocupado, despojé mi presencia del hogar, volteando y cerrando la puerta.
En el momento me encontré con mi vecina, una anciana algo mayor para su andar, su movimiento casi errático de sus brazos indicaba haberse despertado a pocas horas, pero rápidamente actué como si no le hubiera puesto atención, no me complace hablar sobre temas insignificantes. Cada vez que salía a realizar algún trámite, o algo, ella aparecía de la nada fuera de su cubículo, y únicamente para gastar mi tiempo en conversaciones exentas de interés. Pienso que lo hace por no tener nada más que hacer, ¿acaso sabe que hay más personas para joder? Digo, no soy el único que se hospedaba en el edificio.
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Programmer Code by DefsonicWTP
De TodoUn lobo, con una vida monótona y amargada, se verá involucrado en una misión para salvar el destino de su mundo. Sin otra opción, envuelto en conspiracion y misterio, mientras ese viaje lo hace revolver en su pasado, en los traumas de su niñez y el...
Chapter-1 [Kidnapping]
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