Vanessa no sabe quien es, no sabe qué es, ni sabe nada de su niñez.
Tiene conciencia desde los 12 años, pero antes de eso no se acuerda nada. Lo que si sabe es que posee unos increíbles poderes, que en la historia de lo sobrenatural nunca ha pasado...
Estaba en frente de la casa de Liam, era linda, grande. Revisé mi maquillaje en el espejo de mi bebé y cuando vi que estaba todo en orden, me bajé a tocar su timbre.
Probablemente él hubiera querido que le mande un mensaje pero quería ver el interior de su casa, mi curiosidad tenia que ser saciada.
Llegué a la puerta marró y toqué timbre. Me abrió, él, al instante. parece que alguien estaba esperando detrás de la puerta. Le di una sonrisa grande y escuché su corazón latir con fuerza y rápidamente.
- ¡Hey! ¿Estas listo? Deje mi camioneta encendida. - Le dije, al chico le costó responder.
- Eh... sí, vamos.
- Liam, ¿no nos vas a presentar? - Salió por una puerta un hombre de color junto con una muy bonita mujer.
El hombre era el doctor del hospital, la mujer era calcada a Liam.
Su madre y su padrastro.
Liam se tensó un poco y dándose vuelta le dio una mirada fulminante a ambos, pensando que no lo vi. No entendía el problema la verdad, los padres me adoran. Ambos tenían una mirada de diversión al incomodar a Liam.
- Buenas noches señores Dunbar, me llamo Vanessa, un placer. - Me acerqué a darles la mano a ambos.
- Si chicos ella es Vanessa, y ella dejó la camioneta encendida así que mejor nos vamos. - Liam habló tan rápido que no le entendí bien, pero me jaló de la muñeca hacia mi bebé.
Yo solo saludé con la mano a ambos padres que se quedaron riendo y viendo a su hijo en la puerta. Estaba yendo al asiento de piloto cuando Liam se me adelantó y me abrió la puerta, le di una sonrisa sorprendida y un gracias con dulzura. Cuando cerré la puerta vi que me seguía mirando embobado, incluso aunque no me viera por el vidrio.
Tardó unos minutos a ver que seguía esperando a que reaccione para poder irnos a ''la fiesta''.
El viaje fue silencioso excepto por la música del estéreo. A la mitad del camino Liam empezó a comportarse raro.
La luna estaba visible en el cielo y Liam la pudo sentir con fuerza. Yo también pero me controlaba. Intenté hacer conversación para que no piense en ello.
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- La fiesta es en la casa del lago de Lydia. - Le dije al ver que se empezaba a retorcer en el asiento.- En realidad es en la antigua casa de su abuela. Pero ella esta muerta así que esta bien... - ¡¿Que carajos acabo de decir?! - Digo... no está bien, para nada. A menos que sufriera... - Mierda. - Digo... - ¡Cierra la boca!
- ¡¿Puedes bajar la música?! - Gritó como si tuviera parlantes a tope en sus oídos. Esta empezando a cambiar.
Eso me dio una idea, si se concentra en eso no debería cambiar tan rápido, debería tardar un poco más. Así que haciéndome la tonta, le subí al volumen.
