Capítulo 31

718 50 8
                                    

¡Al fin! Aquí está, disculpen la tardanza, quería aclarar que este no es el último capítulo. Gracias por la espera, ¡los amo!

Capítulo 31

Mi cama rechinaba bajo nuestro peso.

—Joder, pero como suena esta cama. —Dijo Jake respirando agitadamente.

—Si no te movieras tan rápido tal vez, no rechinara tanto. —Respondí jadeando.

Jake alzó una ceja. —¿Quieres que me mueva mas lento?

Sonreí. —Sólo sigamos en lo nuestro.

Jake sonrió perversamente, intentó golpearme con la almohada, pero fui más rápida y le di justo en la cara.

Él cayó sobre la cama, abatido. —Me rindo mujer, eres muy buena en esto de la guerra de almohadas. —Dijo jadeando.

Me tumbé en la cama junto a el, agotada. —Lo sé.

Jake me miró y esbozó una sonrisa de superioridad. —Así que ¿me amas eh?

Estampe la almohada en su cara.

—Así que, ¿Mía esperando un hijo tuyo eh?

Arrugó la cara mientras sonreía. Eso lo hacia más tierno. —Luego de la paliza que le diste, niña salvaje, Mía cayó en una especie de desesperación sincera. —Arrugó la cara de nuevo. —Mi supuesto hijo es en realidad, hijo de mi compañero de cuarto. Ella no sabia que hacer y por eso recurrió a mi. Yo me sentía tan frustrado, sabia que tu no me creerías.

Bajé la mirada a mis manos. —Uhm.

Puso los ojos en blanco. —¿Sigues sin creerme?

Mantuve los ojos en mis manos. —Es que no suena muy creíble eso de que no tuviste, bueno, eso, con ella.

Él tomó mi barbilla y me obligó a mirarlo, tenia una enorme sonrisa plasmada en su cara. —No puedes decir la palabra con S.

Lo miré irritada. —¿Qué?

Soltó una risita. —Eres tan inocente.

Lo fulmine con la mirada. —Estas cambiando el tema.

Alzó una ceja. —Lo estas haciendo tú.

Crucé los brazos bajo mi pecho, mostré mi mejor cara de malcriada y me acosté sobre mi espalda ignorando la sonrisa de Jake. —Idiota.

Él seguía riendo. —¡Vamos! Es sólo una palabra.

Resoplé molesta. —Claro que puedo decir palabras con S. Sapo, serpiente, sopa. ¿Lo ves?

Me observó divertido. —Deletrea conmigo. S.

Rodé los ojos. —Basta Jake.

Soltó una risita. —E.

Lo miré irritada. —Para.

—X.

Intenté cubrir su boca y el muy salvaje me mordió. —¡Jacob!

Él estalló en risas. —O. Ahora, todo junto ¡Sexo! —Esto último lo dijo pegando un salto infaltil.

Arrugue la nariz. —Acabo de comprobar mi teoría titulada "una lombriz de tierra es mucho más lista que Jacob M."

Jake abrió sus brazos con una sonrisa de suficiencia. —Ta-daan.

Le lancé una mirada asesina. Y juro que pestañeó pareciendo una prostituta.

—Eres bastante espeluznante, como un duende que perdió sus monedas de oro. —Juntó sus cejas, intentando parecer muy inocente.

DepresiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora