Vanessa no sabe quien es, no sabe qué es, ni sabe nada de su niñez.
Tiene conciencia desde los 12 años, pero antes de eso no se acuerda nada. Lo que si sabe es que posee unos increíbles poderes, que en la historia de lo sobrenatural nunca ha pasado...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
- Siempre tan humilde y valiente Kate, enfrentarte a mi después de que tus perros me vencieran. No puedes pelear conmigo en un estado normal... - le dije con dificultad por el dolor.
- ¿Para que? Para eso están mis perros, como tan... hermosamente los llamaste. - Decía mientras se acercaba y se agachaba a mi lado.
Estiró su mano para colocarme un mechón de mi pelo rubio rojizo manchado en sangre fuera de mi rostro, pero cuando sentí sus garras en mi piel retiré la cabeza con brusquedad.
- Has crecido bastante. Te desarrollaste muy bien, diría yo. Y sigues teniendo esa mirada de desconfianza y frialdad de siempre... ¿has estado sola desde ese día verdad? No buscaste una manada, ni un alfa... y sabes que un omega es un individuo débil. Empiezo a creer que los años te sacaron la inteligencia que tenías... - Se burló.
- No necesitaba una manada para vencerte, y estuve ocupada buscándote, maldita.
- Bueno querida, tenías que aprender la lección que te di, un omega no sobrevive solo, incluso aunque sea una rareza de la naturaleza y una asesina a sangre fría como tú.
- Pero incluso así, me tienes miedo, intentas ocultarlo pero yo se tu verdad Kate. Tienes miedo a lo que soy y tienes miedo a lo que te va a pasar en luna llena. No sabes como controlarte y el no tener tus cosas en orden te desespera... - Hablé con una sonrisa de burla y mirada despectiva.
Ella solo me gruñó, levantó una de sus manos y me pegó en la parte posterior de la cabeza, haciéndome desmayar en el proceso.
Desperté helada y con el cuerpo adolorido.
Mis heridas estaban totalmente curadas e incluso así, me costó un momento levantarme y ubicarme. Estaba en una celda hecha de piedra con barrotes, entraba un poco de luz del amanecer desde la pequeña ventana en una de las paredes de mi celda.
Me acerqué a los barrotes lentamente, tambaleándome. No veía casi nada, mis ojos de mujer lobo me permitieron ver con más claridad. Estaba en la caverna, eso seguro.
Bien, por lo menos parte de mi plan se cumplió bien. Entrar.
No era como esperaba, pero algo es algo.
Intenté doblar los barrotes de la celda pero no podía, usé tanta fuerza y solo conseguí que se doblara unos milímetros. Cansada, suspiré y me eché en una roca mientras pensaba en lo mierda de la situación.
¿Que puedo hacer?
Estuve toda una tarde allí esperando, hasta que al fin la mas perra de los Argent apareció.
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
