MARY
Unos días después, en una tarde tranquila decidí ir a la librería que tanto me gustaba. Necesitaba desconectarme de todo lo que había sucedido últimamente. Pensé que pasar un rato entre los estantes llenos de libros sería el remedio perfecto para mi mente inquieta. Stefi, como siempre, insistió en acompañarme. Pero, por alguna razón, hoy me sentía diferente. Sentía una extraña calma en el aire, como si algo estuviera por suceder.
—¿Segura que no quieres que te espere afuera? —me preguntó Stefi, dándome su típico tono de preocupación, mientras entrábamos juntas.
—No, Stefi. Yo quiero ir sola, tranquila. Tú ve a mirar tus cosas.
Ella hizo un puchero, pero aceptó ir a ver los libros que le interesaban, dejándome a solas con las estanterías llenas de historias. Me dirigí a la sección de ficción, donde sabía que encontraría algo que me atrajera. Estaba buscando un libro en particular cuando, sin darme cuenta, me acerqué a la estantería más alta. Estiré la mano para alcanzar un libro titulado Alas de hierro, de Rebecca Yarros, un libro que había visto recomendando a varios de mis amigos en línea. Sin embargo, no lo había podido comprar antes porque me quedé sin dinero. Pero algo en su portada me había llamado la atención, y ahora que tenía la oportunidad de comprarlo, no podía dejarlo pasar.
Justo cuando estaba a punto de rendirme, sentí una presencia a mi lado. Miré hacia arriba, y allí estaba:
Jake.
—Parece que estás luchando con la estantería —comentó, con una sonrisa que ya conocía.
Un nudo se formó en mi garganta. No podía creer que fuera él, aquí, en esta librería, en el mismo lugar que yo. ¿Qué probabilidades había de que nos encontráramos nuevamente?
—No puedo alcanzar ese libro —respondí, sorprendida por mi tranquilidad, a pesar de todo lo que había estado sintiendo últimamente.
Jake, con su típica amabilidad, extendió la mano y, sin esfuerzo, sacó el libro que yo no había podido alcanzar. Me lo tendió con sus dedos rozando brevemente los míos.
— Que Casualidad —dijo, mirándome fijamente con esos ojos que me desconcertaban cada vez más—. Estaba a punto de comprar el mismo libro.
Me reí suavemente, sorprendida por lo que acababa de decir.
—¿De verdad? ¿Te gusta Rebecca Yarros? —pregunté, intrigada.
Jake asintió, tomando el libro con interés.
—Sí, aunque no lo creas. Este es uno de esos libros que no se me escapan. Me gustan las historias con un poco de dolor y superación. ¿A ti te gusta leer este tipo de libros?
—¡Totalmente! —respondí, emocionada—. Me acabo de comprar Alas de sangre de la misma autora, y lo devoré en dos días. ¡Es increíble! Ahora tengo que leer Alas de hierro, aunque ya me lo habían recomendado varias veces. Estoy segura de que me va a encantar, sobre todo porque me gustan las historias que mezclan romance con superación personal.
Jake levantó una ceja, sorprendido por nuestra coincidencia.
—Wow, ¿te gustó Alas de sangre, tanto? ¿No te desgarró el corazón? —preguntó, sonriendo de manera divertida—. A mí también me gustan esas historias que no te dejan indiferente.
Ambos empezamos a hablar sobre los giros inesperados de Alas de sangre, sobre los personajes que te atrapan y te duelen al mismo tiempo. Hablamos de cómo los libros pueden cambiar tu perspectiva de la vida y de lo que nos conecta con las historias que elegimos leer. Para mí, era increíble que alguien tan famoso como Jake tuviera el mismo gusto literario que yo. No solo compartíamos una pasión por la música, sino también por los libros. La conversación fluía naturalmente, y por un momento sentí que estábamos completamente desconectados del mundo exterior.
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💜 Conectar con una mirada 💜
Teen Fictionsinopsis Mary jamás imaginó que un simple fan meeting cambiaría su vida para siempre. Con el corazón lleno de sueños rotos y cicatrices invisibles, conocer a Jake Sanders, el ídolo de su hermanita pequeña stefi, parecía solo un momento fugaz. Pero l...
