Alma Lunatti es la hija de Cayetano Lunatti, un importante juez de Argentina. Por lo que siempre anda rodeada de guardias y lleva una vida bastante complicada desde que su mamá falleció.
Su padre desde ese entonces, la presiona con él colegio queri...
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Alma comenzó a despertarse de apoco, con un dolor de cabeza por todo el olor a alcohol que inhaló, y como tenía los ojos vendados, de todas maneras sintió las presencias de dos personas. Diosito la estaba esposando a la cama, y Barni la tenía de las piernas.
---- ¿Que hacen?. ---- levantó su cabeza sin poder ver nada. ---- ¿¡Quienes son!?. ¡Sueltenme! ¡Sueltenme! ---- comenzó a pedir desesperada.
Sus lágrimas se hicieron presentes de nuevo, mientras que forcejeaba para que ambos chicos la soltaran, pero ninguno tenía intenciones de hacerlo. Más encima que tenía una pollera, le daba miedo lo que podía hacerle, que entro en pánico.
---- ¡Ayuda! ¡Ayuda! ---- gritaba desesperada.
---- ¡Ponele la mordaza, boludo! ---- le gritó a Barney mientras termina de esposarla, ya que sus movimientos no ayudaban. ---- ¡Cállate! ---- le gritó cerca de su rostro. ---- ¡Quédate quieta!
Alma dejo de moverse, cerrando los ojos con fuerza por los gritos, y se cubrió su cara con sus brazos lo más que pudo, y soltó un sollozo. ---- Por favor... no me peguen. ---- musitó.
Está vez, había hablado la Alma de hace un año atrás, era como volver al pasado por esos gritos de enojo, y súplicas tapando su rostro. Se sintió chiquita de nuevo, sin fuerzas para hacer nada.
El mayor se abalanzó hacia ella, y le saco sus brazos de la cara para ponerle una mordaza, así gritaba todo lo que quería pero no podía ser escuchada.
---- Vamo' déjala ahí hasta que mi hermano diga que hacemo' con ella. ---- le dijo Diosito a Barni.
---- No, no, no me dejen acá. ---- balbuceaba por la morzada. ---- ¿Quienes son?. ¿Que quieren?.
Los dos hombres hicieron oídos sordos, y salieron de esa pieza improvisada que hicieron, de la carcel vieja para dejarla ahí sola, con la radio prendida y el volumen alto para que no escuchará nada más.
La mordaza iba a ser un problema para Alma, sus gritos, su voz se ahogaba por la misma, y le raspaba su boca lastimandola por lo fuerte que estaba atada.
Sus lágrimas habían comenzado a mojar la tela que tapaba sus ojos, y al estar encerrada con miedo, y sin distracciónes por unos minutos, su mente estaba comenzando a jugar en contra de ella.
Comenzó a sentirse como la Alma del año pasado, asustada en el suelo, tratando de cubrir su cara de los golpes de su papá, comparándolos con las manos que la sujetaban hace unos segundos para que no se moviera.
Era la misma sensación de sentirse atrapada, de no tener escapatoria por nada en el mundo. Y para hacerlo, solo contaba con Pedro.
Pero ahora, ¿Lo habían matado?. Se suponía que él debía seguir cuidandola como siempre lo hizo, pero ahora no sabía nada sobre él, si estaba vivo, o no.
---- Es mi culpa. ---- musitó. Otra vez ahogándose en la culpa, y en sus propias lágrimas por un sentimiento que pensaba que se había ido de ella. Pero está vez había vuelto de nuevo.