-¿De que iba todo eso? -le preguntó Taehyun mientras se dirigían al exterior.
-¿Todo el qué? -dijo Yeonjun.
-Que te niegues a dejar que Beomgyu venga a la ceremonia de esta noche.
-Quería ir, se le notaba en la cara.
-Lo saqué del lado de un acantilado el otro día. Prefiero que no se muera de frío o que se pierda en la oscuridad.
Taehyun levantó una ceja.
-Hermano, no eres un mentiroso tan convincente. Se trata de todo el asunto de los cambiaformas, ¿no?
Yeonjun no quería meterse con su hermano, aunque Taehyun tenía razón, como siempre.
-No he tenido la oportunidad de hablar con él al respecto. Las cosas entre nosotros ya están bastante tensas. Él…
-Él sabe que eres un cambiaformas, Yeonjun. Eres un alfa, ¿qué otra cosa podrías ser?
-Saberlo y verlo son dos cosas diferentes.
-Sí, bueno, será mejor que se acostumbre pronto. Tengo ganas de ir a correr por los pasillos del castillo en cuatro patas un día de estos. No quiero que se desmaye cuando me vea. Además,¿realmente crees que es tan frágil como para ponerse de rodillas al ver a un cambiaformas? Debe tener una piel muy gruesa para haber sobrevivido un mes en este lugar.
- Taehyun tiene razón -dijo Soobin-. Andar de puntillas a su alrededor no te hace ningún favor. Sobre todo si quieres dejar atrás lo de desterrarlo al ala norte.
-Yo no lo he desterrado a ningún sitio -replicó Yeonjun acaloradamente, echándose la capucha por encima de la cabeza mientras la lluvia caía sobre ellos.
-Sí, sigue diciéndote eso -dijo Soobin con un bufido.
***
El desayuno de la mañana siguiente fue algo tenso, Beomgyu hablando poco y Yeonjun preocupado por llegar tarde al comienzo del festival. Todavía estaba cansado después de cambiar la noche anterior y dolorido de una manera que no debería haberlo estado. Había dormido muy poco y había pasado demasiado tiempo corriendo detrás de los piratas.
-¿Qué quiso decir tu hermano anoche?
-¿Hmm? -Levantó la vista de su desayuno para encontrar a Beomgyu
Observándolo pensativamente.
-Anoche. Cuando dijiste que no había dudas sobre mi estado, Taehyun dijo ‘ya no’. ¿Qué quiso decir con eso?
Yeonjun quiso gemir. Podría haber matado a su hermano.
-No quiso decir nada.
-¿Entonces por qué lo dijo?
El tono de Beomgyu era cortante. No iba a dejar pasar esto. Yeonjun buscó una forma de explicarlo que no pareciera insultante o paranoico.
-Cuando llegaste, no estábamos seguros de que fueras quien decías ser. Nos preocupaba que tus intenciones no fueran honestas.
-¿No era quien yo…? ¿Quién creíais que era? ¿Qué “intenciones” creíais que tenía?
Beomgyu agitaba la cuchara animadamente, con aspecto de enfado e insulto. A Yeonjun le gustaba el fuego de sus ojos aunque preferiría que no fuera dirigido hacia él.
-Míralo desde nuestra perspectiva. En los años transcurridos desde que mis hermanos y yo alcanzamos la mayoría de edad, ningún omega ha bajado de la aeronave para participar en nuestro festival de cortejo. Las relaciones entre Stormshield y la alianza real han sido tensas últimamente. Pensamos que su presencia podría ser una especie de truco o un intento de espiarnos.
Beomgyu dejó su cuchara en el plato y lo miró fijamente, incrédulo.
-¿Creíais que era un espía enviado por la alianza real?
Hubo una pausa, y Yeonjun abrió la boca para negarlo, sólo para que Beomgyu escondiera la cara entre las manos, apretadas contra la mesa.
-En realidad no pensamos eso -dijo Yeonjun-. Sólo pensamos que debíamos hacer nuestra debida diligencia y confirmar tu identidad. Que un príncipe de Ludinia aceptara casarse conmigo parecía descabellado…
Los hombros de Beomgyu temblaban, y Yeonjun no sabía qué decir para consolar a la omega, para mejorar las cosas.
-Estoy tan…
Pero Beomgyu no estaba llorando. Estaba…
-¿Te estás riendo?
El omega se incorporó y se limpió los ojos, escapándosele otra carcajada.
―¿Yo? ¿Un espía? -Volvió a disolverse en risas.
-Eh… ¿entonces no estás enfadado? – Yeonjun había esperado enfado o dolor, no una franca diversión.
-No sé si sentirme insultado o tomarme como un cumplido que me hayas considerado capaz de semejante subterfugio -admitió Beomgyu entre risas, poniéndose sobrio lentamente.
Yeonjun recordó de repente la hora.
-Será mejor que comamos o llegaremos tarde.
-¿Seguro que debo ir? -Todo rastro de diversión había desaparecido del
Rostro de Beomgyu.
-¿Por qué no deberías?
-Anoche no me querías allí.
-Eso era diferente. Estaba lloviendo y hacía frío. No quería que… -Se interrumpió.
El rostro de Beomgyu estaba impasible, pero Yeonjun pudo ver que no se creía la excusa.
-No tienes que venir -dijo en su lugar-. Pero me gustaría que estuvieras a mi lado. Por favor. Y que estuvieras en mi lugar en caso de que me llamaran para enfrentarnos a los piratas.
Eso era lo que hacían los cónyuges, ¿no? ¿Se ocupaban de las responsabilidades del otro cuando no podían hacerlo?
-Bueno, si estás seguro de que soy bienvenido.
-Estoy seguro.
Acompañó a Beomgyu a sus habitaciones para coger su capa y luego los dos se dirigieron al exterior. Un cielo ominosamente gris los recibió y se escuchó un lejano trueno.
No empezó a llover hasta que estuvieron casi al final del baile ceremonial. La mayor parte de la atención de Yeonjun se centró en Beomgyu, que observaba la danza con gran fascinación. Ni siquiera la lluvia parecía apagar su interés. Por otro lado, Yeonjun se sintió aliviado cuando la ceremonia llegó a su fin y pudieron
Regresar al castillo.
El suelo estaba empapado y embarrado, y se pegó a Beomgyu. Consiguió mantenerlos a ambos erguidos durante la mayor parte del trayecto de vuelta, pero
Un fuerte trueno sobresaltó a Beomgyu, su pie se atascó en el barro y se inclinó hacia el suelo, con los brazos dando vueltas. Yeonjun no pudo detener su caída, pero consiguió suavizar el aterrizaje, consiguiendo que ambos se pusieran de nuevo en pie, llenos de barro y empapados.
-Muy majestuoso -dijo uno de sus primos omega.
-Oh, sí -añadió otro-. Tan digno.
Los insultos no iban dirigidos a él, sino a Beomgyu, cuyas mejillas se sonrojaron incluso cuando su expresión se convirtió en la impasibilidad que Yeonjun empezaba a odiar.
Puso un brazo alrededor de los hombros de Beomgyu.
-Prefiero estar embarrado que ser un palo en el barro, ¿tú no?
Eso obtuvo una sonrisa del omega.
-Cualquier día.
-Oye, oye -dijo Taehyun, dando una palmada en el hombro a Yeonjun-. ¿A
Quién no le gusta una buena pelea en el barro?
Sus primos parecían convenientemente enfadados, sobre todo cuando Taehyun se puso al otro lado de Beomgyu, amortiguando al omega mientras seguían caminando.
Cuando llegaron a la puerta del castillo, Taehyun se adelantó mientras él y Beomgyu dudaban.
-¿Supongo que te veré esta noche? -dijo el omega.
-¿Esta noche? Vamos a almorzar y luego vamos a visitar los jardines. Por decreto del rey.
Beomgyu se sonrojó.
-Oh. Lo había olvidado.
-Vamos. Es raro que tenga toda una tarde libre por orden del rey. Será
Mejor que la aproveche.
Se dirigió al interior, hacia el ala que compartía con sus hermanos. A mitad
De camino, Beomgyu se detuvo.
-Este no es el camino hacia el ala norte. Necesito cambiarme si vamos a salir de nuevo.
-Mis habitaciones están más cerca.
-Pero…
-Podemos almorzar allí. Ahorraremos tiempo. -Enlazó su brazo con el de Beomgyu y lo condujo a lo largo del pasillo.
-¿No debería ir a asearme?
-No hace falta -dijo Yeonjun-. Puedes asearte en mi baño.
Llevaba demasiado tiempo manteniendo al omega a distancia. Si no empezaba a dejar entrar a Beomgyu, a abrirse de verdad a él, nunca iban a llegar a ninguna parte. Pero al mirar al omega mientras reanudaban la marcha, tuvo que preguntarse si la verdad los acercaría o los alejaría.
