Los dos salieron de allí y volvieron a ciudad fabula, una vez allí buscaron a goldie que si no se equivocaban estaba en se oficina.
Y así era, el oso se encontraba allí sentado en su silla de ruedas frente al escritorio en el que estaba escribiendo en un papel con una pluma y tinta color azul. A su derecha se alzaba una montaña de libros y a su izquierda una columna de papeles, en general parecía ocupado.
- hola goldie... ¿ocupado?
- sí, estoy arreglando el papeleo de las fabulas liberadas.
- ¿y tienes tiempo para relajarte con un cuento?
- sí... Me vendría bien un poco de... -mira a foxy- ¿el viene?
- sí.
- ...
- servirá para que os conozcais.
- ya lo he conocido.
- no lo suficiente.
- vale -suspira- pero me toca a mi elegir.
- contaba con eso.
Los 3 se fueron de allí hasta la biblioteca, al libro gigante central y Goldie lo abrió para luego pronunciar las palabras mágicas.
Los 3 aparecieron a las afueras de una pequeña casa, era de noche y el jardin exterior solo estaba iluminado por la luz del interior.
3 mujeres salieron de la casa bastante elegantes con sus vestidos y ni si quiera advirtieron de la presencia de los animales. Se subieron a un carruaje y se marcharon de allí dejando la casa atrás.
- ¿que cuento es? -preguntó foxy-.
- deberías saberlo si hicieras bien tu trabajo.
- yo... Hago lo que puedo.
- La cenicienta -dijo bonnie- no te preocupes, tan solo lee el libro -dijo dándole una copia del libro a foxy-
- ¿aqui viene todo lo que va a ocurrir?
- lo que debería ocurrir -dijo goldie- es nuestro trabajo asegurar que todo salga bien.
- ¿por donde empezamos?
- tan solo entremos, el hada madrina debe estar a punto de llegar.
- sí.
Dentro se encontraba cenicienta, sentada en una silla de madera tomandose un té caliente. Vestía ropas harapientas y se notaba el cansancio en ella, algunos animales estaban allí sirviendole té o animandola un poco.
Los 3 entraron en la casa con su forma humana porque aunque bonnie era un animal inofensivo, goldie y foxy seguían siendo animales temibles y lo unico que harían sería asustar a la chica.
- hola -dijo goldie-.
- ¿quienes son ustedes?
- venimos a ayudar -continuó-.
- ¿ayudar? ¿ayudarme a que?
- a ir a ese baile -dijo foxy sorprendiendo a goldie-.
- ¿en serio?
- sí -siguió goldie- pronto vendrá el hada madrina a ayudarte.
- ¿alguien me ha llamado? -dijo el hada apareciendo ante todos-.
- hola hada madrina -dijo bonnie- .
- ¡chicos! ¡cuanto tiempo! Aunque debí suponer que estarían aquí.
- sí, venimos a ayudar.
- ya lo veo ¿como esta pinocho?
- bastante bien, ha encontrado un trabajo en un taller.
- me alegro mucho por el -sonrió-.
- ¿de quien hablan? -dijo la chica-.
- no te preocupes querida, estamos aqui para ayudarte.
- ¿entonces les conoces?
- claro que sí, hemos coincidido mucho. No te preocupes, son buena gente.
- ¿y porque estais todos aqui?
- para llevarte al baile de tus sueños.
- yo... No puedo ir...
- por eso estamos aqui, nos encargaremos de que luzcas genial, la mas guapa de la fiesta.
- ... ¿podeis hacerlo?
- sí, podemos, pero recuerda una cosa, el hechizo se acaba a media noche.
- entiendo.
Dicho esto todos salieron al jardín. Allí el hada madrina pronunció unas palabras magicas y tansformó el vestido de cenicienta en un precioso vestido, sus zapatos se transformaron en tacones de cristal y su pelo se volvió limpio y brillante. Finalmente el hada le dió un toque mágico a una calabaza del jardín transformándola en una carroza.
- aqui tienes preciosa.
- gra-gracias... No se que decir.
- tan solo diviertete.
- pero... El carruaje no tiene caballos.
- sí, de eso se encargaran bonnie y sus amigos.
- ¿que? Eso no es lo que pasa en este cuento.
- seguro que sabeis solucionarlo.
Dicho esto el hada madrina desapareció dejandolos a todos en silencio. Despues de mucho pensar bonnie tuvo una idea.
- goldie y foxy.
- ¿eh?
- sois animales grandes ¿no? Podeis empujar el carruaje.
- no somos mulos de carga.
- no debeis cargar sino empujar.
- ...
- aprovechad para haceros amigos.
- ¿que haras tu?
- subir al carromato para añadir peso.
- te odio.
- -sonríe- vamos, rápido.
